El fabricante ferroviario Talgo presentará este martes sus resultados semestrales, aplazados desde la junta del 1 de agosto, sin haber logrado todavía un acuerdo con la banca para su refinanciación y con el plan de rescate en el alambre.
La última junta sirvió para certificar las cuentas de 2024 y realizar una auditoría externa que corroborase la situación financiera de la empresa en el primer semestre de este año, de cara a la reestructuración de su capital.
El resultado de esa auditoría y la evolución de la actividad de la compañía son claves tanto para pactar con la banca la renovación de los 403 millones de deuda que acumula, como para que entren los nuevos inversores, salga el fondo Trilantic y se pueda cerrar sin crisis.
La empresa cerró el primer trimestre del año con unas pérdidas de 7,1 millones de euros, producidas por una caída de ingresos del 7,9% (154 millones). La compañía (cotizada) dejó entonces de enviar previsiones al mercado, pendiente del cambio accionarial y la renovación de su estructura financiera.
La causa de esa caída de ingresos se justificó con el menor ritmo en la fabricación y en las actividades de mantenimiento subcontratadas con Renfe. También sufría por la falta de circulante, mayores costes de producción y la elevación de los gastos financieros.
Esa complicada situación hasta marzo, el enfrentamiento con Renfe por la multa de 116 millones por el retraso en la entrega de los trenes Avril y los nuevos fallos que han surgido en los bogies de ese modelo han complicado aún más la situación.
Renfe ha llegado a retirar los cinco trenes de ese tipo de la línea Madrid-Barcelona, lo que ha supuesto la retirada del servicio de su low cost, Avlo, en ese trayecto.
Frente a esas complicaciones en España, Talgo se prepara para iniciar las entregas de la serie de trenes 230 a la alemana Deutsche Bahn (DB) este mes de octubre, tras lograr la homologación técnica del modelo por parte de la Agencia Federal Ferroviaria de Alemania y de la UE.
Serán los primeros cuatro trenes del pedido de 23 que se hizo en 2019, por 550 millones de euros. Una vez homologados, se seguirá con más rapidez en la producción de los siguientes 56 trenes de ese modelo, que se firmaron en 2023, por otros 1.400 millones, en lo que era el mayor pedido de la historia de la compañía.
El desarrollo de esa línea de trenes para la alemana DB y la danesa Danske Statsbaner (DSB) va a coincidir con el proceso de reestructuración en marcha.
Fuentes del mercado aseguran que servirá de bolsa de oxígeno para su deteriorada situación financiera y de impulso a la actividad comercial en el resto de Europa.
Otra gran operadora europea de movilidad, Flix, que actúa también en centroeuropa, pretende hacerse con otros 65 trenes de alta velocidad de la serie 230, por hasta 2.400 millones de euros. El pedido inicial es de 30 unidades, por unos 1.060 millones.
A falta de conocer las cifras del semestre, desde la empresa esperan una aceleración de su actividad en los próximos dos a cinco años, con una cartera de pedidos de 4.170 millones de euros y un mercado potencial que puede llegar a los 10.000 millones.
Desconfianza y retraso
Pero para llegar a esas cifras, hay que alcanzar el acuerdo con los bancos. Ese pacto abrirá la puerta a que el industrial vasco José Antonio Jainaga, junto al fondo público Finkatuz y las fundaciones BBK y Vital, por un lado, y la SEPI, por otro lado, acudan al rescate de la empresa.
La auditoría de las cuentas era imprescindible tanto para la banca como para los nuevos socios de la empresa, que sustituirán el control que ahora tiene el fondo Trilantic, al que el industrial vasco comprará su 29,7% de la empresa por 155 millones.
Han pasado ya dos meses desde que los gobiernos central y vasco desbloquearon las negociaciones para refinanciar la compañía y evitar que caiga en manos de los inversores internacionales que la detentaban.
La tecnología única que maneja en sus bogies de ancho variable y su potencial comercial a nivel internacional contrastan con el enfrentamiento en España con Renfe y la desconfianza de sus accionistas antiguos y nuevos.
Desde la entidad aseguran que el proceso avanza. Una vez que se logre cerrar el acuerdo, será necesario convocar una nueva junta general que ratifique los acuerdos y la salida de Trilantic, con lo que el fin de toda la operación se puede alargar todavía más.
