
Rafael Villaseca, presidente de Celsa.
La ruptura del acuerdo con Criteria deja a Celsa con 1.600 millones de deuda a los pies de CL Group, Megasa y Sidenor
A la compañía vasca le pilla a contrapié por estar cerrando la compra de Talgo, mientras que CL Group mantiene su apuesta por ser el nuevo socio industrial.
Más información: La salida de Simón recorta las opciones para que Criteria entre en el capital de Celsa.
La ruptura del principio de acuerdo para que CriteriaCaixa se quedara con el 20% de Celsa deja al grupo siderúrgico con una deuda cercana a los 1.600 millones de euros y abocada a buscar un nuevo socio o, lo más probable, vender sus activos por partes.
En ese proceso, los catalanes de CL Group, la gallega Megasa y, en menor medida, los vascos de Sidenor son las tres opciones que siempre han estado en la baraja para entrar en una operación en la que no se descarta que haya una segregación por unidades de producción.
Los fondos de inversión que se hicieron cargo de la compañía por una sentencia judicial que apartaba a los propietarios históricos -la familia Rubiralta- se comprometieron a dar entrada a un socio industrial que liderase la estrategia de un conglomerado, que ha llegado a tener 10.000 trabajadores en toda Europa y factura más de 4.700 millones.
El principio de acuerdo alcanzado con Criteria cuando estaba Ángel Simón de CEO, a través de la intermediación de Citigroup, se centraba en una ampliación de capital por unos 250 millones de euros. Sin embargo, estaba condicionado a una due diligence en marcha y al análisis final del consejo de administración del consorcio controlado por la Fundación 'La Caixa'.
La salida de Simón y la toma de control por Francisco Reynés de la corporación catalana ya había puesto en duda la viabilidad de esa operación, toda vez que se hacía sin contar con un socio industrial previo y una base financiera que garantizase el cobro de dividendos.
CriteriaCaixa está revisando en este momento el plan industrial que presentó hace justo un año el equipo anterior, en el que ahora no parece encajar una operación como la de Celsa.
Incluso desde la Fundación 'La Caixa' se avaló el nombramiento del presidente de Celsa, Rafael Villaseca, como nuevo presidente no ejecutivo de Veolia, en la que Criteria acababa de entrar con un 5% del capital. Un acercamiento que, a pesar de todo, no auguraba nada bueno para Celsa.
Además de las razones financieras, fuentes conocedoras de la situación han advertido que el freno en el negocio siderúrgico en Europa y a nivel global, marcado por los costes energéticos, no aconsejan ahora entrar en una operación tan arriesgada.
Celsa Group cerró hace apenas dos meses la venta de sus dos filiales en Reino Unido y Noruega, dos de las más rentables del grupo, una operación que permitió reducir la deuda total en 600 millones de euros, pero que hizo menos atractivo el proyecto global para un posible socio industrial.
Una vez descontado ese montante, las cifras apuntan a una deuda casi similar, de más de 500 millones de euros con el 'pool' de bancos acreedores, junto con otros 1.000 millones que se deben a los fondos que tomaron el control.
Fuentes financieras conocedoras de los datos aseguran que la carga financiera que lleva soportar esa deuda es lo que más echa para atrás a posibles socios, que deben empezar pagando intereses que ahora se cobran directamente de la caja que va entrando.
Tres opciones
A pesar de ello, empresas como la catalana CL Group (Cristian Lay) mantienen su oferta previa al pacto con Criteria de ser el socio industrial y coger un 20% del capital con el que gestionar o controlar todo el grupo.
No obstante, desde el mercado aseguran que si esa opción no saliera adelante, no descartarían entrar también en una puja por partes en la que la planta central de Barcelona sería la de mayor atractivo para sus intereses.
Los gallegos de Megasa también han estado interesados en Celsa, siempre que se haga una valoración real de sus activos en el entorno europeo y se busque una solución al pago de intereses que cobran los fondos.
Por último, el grupo vasco Sidenor, que en principio era el más idóneo para entrar en una transacción de este tipo, está ahora en un mal momento, inmerso en la compra de Talgo. Una operación a más de tres bandas que está siendo muy difícil de sacar adelante, pero que debe estar resuelta en una semana.
En el sector siempre se ha especulado con la opción de los vascos para hacerse con la planta de cables de alta calidad para automoción de Santander, que es una de las más rentables y avanzadas de Celsa.
De una forma o de otra, los fondos que se hicieron con el control de Celsa deberán tomar una decisión para cumplir con las condiciones que les impuso la sentencia que les dio el control del grupo, además de mantener su fin último, que es sacar beneficio a su participación.