Bahía de Palma, la mayor planta desalinizadora que gestiona Veolia en España.

Bahía de Palma, la mayor planta desalinizadora que gestiona Veolia en España.

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Desalinización, una alternativa a la escasez hídrica

Diversificar la disponibilidad de los recursos hídricos es clave para hacer frente no solo a las necesidades de la población, sino como respuesta ante episodios de escasez o el aumento estacional de la demanda.

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Lluvias torrenciales y en épocas inesperadas, olas de calor intenso, sequías… que la climatología constituye un factor clave e impredecible en el mundo actual es una circunstancia que está poniendo a prueba la resiliencia de las comunidades ante estos fenómenos sobrevenidos. La innovación y la tecnología intentan dar respuesta a estas situaciones cada vez más frecuentes a causa del cambio climático, diseñando soluciones que mitiguen estos desequilibrios que afectan drásticamente a la gestión y disponibilidad de los recursos naturales, especialmente del agua.

Por eso, la desalinización se ha consolidado como una fórmula alternativa para que los recursos hídricos puedan reducir su dependencia de fuentes relacionadas con las lluvias. En este caso, tratar el agua del mar permite hacer frente a estos episodios meteorológicos impredecibles, pero también responder a otros retos igualmente importantes en este contexto, como el incremento de la población, que eleva las necesidades de agua notoriamente. El desarrollo del turismo también incide directamente en zonas concretas donde la afluencia estacional de personas eleva la demanda.

España, una potencia en desalinización

Estos factores configuran un contexto que describe de una manera bastante aproximada la situación que vive España en relación al agua. En nuestro país, la desalinización es una opción a la que la necesidad le ha concedido un rol importante desde hace décadas. De hecho, la primera planta desaladora data de 1964. Aquella instalación construida en Lanzarote también constituyó un referente en el ámbito europeo.

Hoy, con nueva tecnología, con otro tipo de circunstancias, pero con una utilidad similar, España es capaz de generar aproximadamente 5.000.000 de m³/día de agua para abastecimiento, riego y uso industrial. Esta cifra nos sitúa entre los países del mundo que más apuestan por esta tecnología, equiparándonos con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos y siendo, de largo, la mayor potencia europea en este ámbito, ya que concentra más del 50% de la capacidad instalada en el continente.

En este contexto Veolia, como referente mundial de la transformación ecológica, ejerce un papel clave en la gestión del ciclo del agua, residuos y energía, algo que también alcanza a la optimización y mejora de los procesos de desalinización del agua del mar o salobre. De hecho, la compañía ha situado esta alternativa para la obtención de agua como un pilar de su plan estratégico 2024-2027.

Interior de la planta desalinizadora Bahía de Palma, de Veolia.

Interior de la planta desalinizadora Bahía de Palma, de Veolia.

Durante este período, Veolia tiene el objetivo de consolidar su presencia en el mercado e incluso incrementar su capacidad operativa. Actualmente, el 18% de las plantas desalinizadoras del mundo ya aprovechan tanto las tecnologías como la experiencia de Veolia, lo que se traduce en una producción de 1,4 millones de metros cúbicos diarios, una cantidad que se pretende duplicar en un horizonte ubicado en 2030. Es un objetivo ambicioso pero que pone en valor la continua búsqueda de la eficiencia energética y de los costes que lleva a cabo la compañía, un 85% y un 90% menores ahora que hace 25 años, respectivamente. Este salto de calidad en cuanto a economía y escalabilidad durante los últimos años también marcan un antes y después ante los nuevos retos que han surgido en el planeta en relación a la escasez hídrica.

Ante estos nuevos desafíos derivados del incremento poblacional o del cambio climático, el uso de agua del mar o salobre resulta una solución lógica. Sin embargo, el proceso de desalinización es complejo y exige una tecnología avanzada para garantizar un suministro constante y sostenible. Por eso, la gestión de Veolia es clave, ya que diseña, construye y gestiona el agua en estas plantas en las que por evaporación o por filtración (o incluso combinando ambas técnicas), se obtiene un agua válida para los usos más habituales.

¿Cómo es el proceso de la desalinización?

Hay dos posibilidades tecnológicas para la desalinización del agua recogida del mar, pero en ambos casos, el primer paso es filtrar. A partir de ahí:

- Desalinización térmica. El agua se somete a varios procesos de evaporación para separar la sal.

- Desalinización por membrana. En este caso se utilizan sistemas de filtración que hacen uso de la ósmosis inversa. El agua se empuja a alta presión contra unas membranas capaces de retener hasta el 99% de las sales disueltas en ella.

El último paso del proceso consiste en una fase de postratamiento en la que el agua se remineraliza y se desinfecta.

El mapa de las desalinizadoras que gestiona Veolia en España incluye ocho plantas: dos en Baleares y seis en Canarias. Si las de Baleares, especialmente la de Bahía de Palma, son la principal fuente de suministro de agua potable en Mallorca, en Canarias se pone de manifiesto algunas de las complejidades inherentes a este tipo de instalaciones. Allí, la geología tan particular limita la disponibilidad de los caudales, si bien se estudian constantemente soluciones para ampliar estas cifras.

Planta desalinizadora Salinetas II, en Telde, Gran Canaria.

Planta desalinizadora Salinetas II, en Telde, Gran Canaria.

Al margen de estas plantas, Veolia también opera otras 13 que están especializadas en el agua salobre, aquella que tiene menos sal que el agua marina pero mayor que el agua dulce. La desalobradora más grande se ubica en Sant Joan Despí (Barcelona), que regenera un volumen de agua de 206.000 m³ al día.

Algunas situaciones como emergencias o caídas en la calidad del agua también abren la puerta a otra de las soluciones que Veolia pone sobre la mesa para garantizar y reforzar el suministro: las plantas modulares desalinizadoras. La compañía tiene seis unidades de este tipo (4 en Canarias, 1 en Almería y otra en Alicante) para responder a todo tipo de eventualidades de una manera rápida, sencilla y flexible, ofreciendo continuidad en el suministro y mejora en la calidad del agua.

Una opción de futuro

Planta Morro Jable, en Fuerteventura.

Planta Morro Jable, en Fuerteventura.

La importancia que Veolia concede al desarrollo tecnológico le permite mirar al futuro con ambición, atendiendo a las oportunidades que ofrece la desalinización de agua. Algunas de ellas pasan por expandir, renovar o mejorar las plantas actuales, pero también se abre la puerta a nuevas vías como la integración de parques fotovoltáicos para el suministro de energía a las plantas de ósmosis inversa de agua de mar, por ejemplo.

Para hacer frente al gran desafío de la escasez hídrica en nuestro país, otra de las apuestas clave de Veolia es la regeneración y reutilización posterior de aguas residuales. Se trata de otra vía para asegurar la disponibilidad de agua en el futuro que ya se lleva a cabo hoy: la compañía reutiliza aproximadamente el 15% de las aguas residuales tratadas para usos urbanos, agricultura o industria, si bien toda el agua tratada que no se destina a estos usos es devuelta en condiciones óptimas al medio natural.