José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB).

José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB).

Empresas BANCA

La banca tira de la oreja a sus críticos: somos la segunda más barata de Europa

Este miércoles comienza la presentación de resultados del primer semestre del año. 

25 julio, 2018 02:53

Los bancos han decidido pasar a la ofensiva frente a quienes critican que los costes financieros se están incrementando. Así que las patronales del sector, CECA y AEB, han sacado la calculadora para hacer números y sus cifras dicen que en España tenemos la segunda banca más barata de Europa.

Según los cálculos que han hecho, el coste medio de los servicios es de 38 euros al año, teniendo sólo por detrás al Reino Unido con algo más de 20 euros. En la parte alta de la tabla estarían Alemania, con 181 euros, y Francia con 135. Unas cifras que, bien es cierto, están un pelín distorsionadas dado que el modelo bancario en España es relacional, en el Reino Unido es banca libre y en el resto de Europa es de bundling (es decir, paquetización de servicios lo que -según el estudio presentado- encarece la venta).

Estas cifras se recogen en un estudio elaborado por Deloitte, titulado Estudio sobre los servicios bancarios en España en el contexto europeo, en el que se destaca también que los bancos españoles son los que más servicios gratuitos ofrecen: 87  de los 115 servicios que están disponibles no tienen ningún tipo de coste para el cliente.

No suben las comisiones

Se trata de conclusiones relevantes para el sector, en un momento en el que se les acusa por parte de los usuarios de ser cada vez más caros, y de estar subiendo las comisiones de forma permanente. Sin embargo, este estudio presentado por las patronales, trata de desmitificar la sensación que hay entre los consumidores: los ingresos por comisiones cargadas a servicios se ha mantenido estables desde el 2014, en el entorno del 11%.

Precisamente este miércoles comienzan los resultados del sector relativos al primer semestre. Unas cuentas que afrontan con la esperanza de mejorar su beneficio en un entorno que está resultando complicado para los bancos. Todo porque la política monetaria que aplica el Banco Central Europeo (BCE) manteniendo los tipos de interés en mínimos históricos lastra su rentabilidad.

A esa situación hay que sumarle también otras cuestiones macroeconómicas que les afectan directamente: la ralentización de algunas economías y, sobre todo, la depreciación de algunas divisas. Sin embargo, y pese a lo que pueda suceder, el consenso de analistas confía en que los números sean positivos y los beneficios sigan incrementándose. En concreto, confían en que las subidas se sitúen en el entorno del 10% sobre el mismo período del año anterior.

Las cuentas 

Este miércoles se estrena el Banco Santander, para quien los analistas confían en un beneficio cercano en torno a los 4.000 millones de euros, lo que supondría cerca del 12% más que hace un año. Le seguirá Bankia, para quien los expertos estiman una caída de los beneficios del 10% hasta los 459 millones de euros.

El viernes será el momento para Caixabank y Sabadell. Sus resultados, según las estimaciones de los analistas serán dispares. En el caso de Caixabank se espera un aumento considerable de beneficios hasta los 1.215 millones de euros. Supondrá una revalorización cercana al 45% gracias a la integración plena del luso BPI. Sin embargo, el Sabadell tendrá que asumir los problemas generados por el TSB, por lo que es probable que veamos una caída del 20% o el 30% hasta el entorno de los 360 millones de euros.

BBVA también presentará cuentas el próximo viernes. En su caso los analistas creen que sumará un 10% hasta los 2.540 millones de euros, mientras que Bankinter (el jueves) sumará cerca del 15% hasta el entorno de los 267 millones de euros.

Unas cifras que se irán conociendo en los próximos días, al igual que iremos conociendo -una vez más- el rechazo en pleno del sector a los planes del Gobierno para crear un impuesto a la banca. Un hachazo fiscal que podría llegar por dos vías: un impuesto que tome como referencia la base imponible de Sociedades, y una tasa a los depósitos (ya existente pero casi sin efecto). En cualquier caso, las entidades más pequeñas y con fuerte dependencia del mercado nacional serían las que se verían más afectadas.