Si a algo teme el dinero es a la incertidumbre. Así que el sector financiero español en general, y el catalán en particular, se ha convertido en la primera víctima de Carles Puigdemont y su deriva independentista.

Desde el pasado 1-O cuando se celebró el referéndum hasta este miércoles las principales entidades catalanas se han dejado 3.000 millones de euros en bolsa. La que más ha acusado el golpe es Sabadell, que ha perdido un 10% de su valor; mientras que Caixabank se ha dejado cerca de 2.000 millones, un 7,7%. Ambos porcentajes respecto al cierre del viernes 29 de octubre.

Una factura de la que tardarán en recuperarse a tenor de las valoraciones que hacen los bancos de inversión. Citi alertaba la semana pasada de la elevada exposición crediticia que tienen las entidades financieras a Cataluña. Sobre todo, lógicamente, Sabadell y Caixabank -con cerca del 16% de su cartera en la Comunidad-.

La preocupación no radica tanto en cómo van a garantizar la continuidad del negocio (algo que tiene una solución relativamente sencilla), como el mero hecho de cómo evolucionará el conflicto. Cuál va a ser el futuro de una hipotética (e improbable) autoproclamada Cataluña independiente; y de cuáles van a ser las garantías que ésta ofrezca a empresas e inversores a la hora de mover el capital.

El resto de catalanas

Una incertidumbre que inquieta al mercado, y que está arrastrando también al resto de compañías basadas en Cataluña. De hecho, sólo hoy, Inmobiliaria Colonial se ha desplomado un 5,51%, Gas Natural un 2,33%, Grifols un 3,48%, Cellnex un 0,87% y Abertis mejoró un 0,91%. La cotización de la compañía de infraestructuras estuvo influida por los rumores sobre la presentación de la OPA de ACS.

Jornada complicada para el selectivo que ha vivido su peor jornada desde mediados de marzo. Un descenso del 2,85% hasta los 9.964 puntos.