Sucursal del Santander en Río de Janeiro.

Sucursal del Santander en Río de Janeiro. Sergio Moraes Reuters

Empresas Blockchain

Así ven Santander y BBVA la veloz revolución que se les avecina

En un plazo aproximado de dos años, un nuevo estándar comenzará a reinar en finanzas, energía y auditoría.

17 mayo, 2016 01:20

Noticias relacionadas

“En Bitcoin no estamos interesados. En Blockchain, sí. Es el sueño de cualquier supervisor: poder ir a un sitio y mirar todas las nuevas operaciones de forma transparente y centralizada”, señala Carlos Kuchkovsky, responsable del Kickstart Team en BBVA y de su nueva plataforma global abierta. La llegada de la tecnología blockchain -una tecnología que permite la difusión, inviolabilidad y verificación de transacciones digitales entre dos puntos a través de cadenas de bloques- promete cambiar para siempre la manera en que funciona, se regula y opera la banca. Fue uno de los temas principales de debate en las recientes jornadas Revolution Banking 2016 organizadas por iiR España.

También es la pesadilla de la banca, porque elimina la necesidad de tener un intermediario en una compraventa de activos financieros o, incluso, entre quien presta y recibe financiación. La desintermediación económica y el uso de tecnologías punto a punto de identificación digital, firma y transmisión de datos dará un vuelco a la manera en que funcionan los actuales sistemas de información en sectores tan críticos como la industria de las finanzas, la energía o la auditoría. Ya no es una debate sobre si pasará, sino cuándo, dónde y cómo.

Kuchkovsky, uno de los ingenieros en el epicentro de la nueva banca digital que desarrolla BBVA entre Madrid y San Francisco, compartió debate junto a Roberto García, responsable de pagos digitales y blockchain en su rival Banco Santander. Luis Pastor, de la auditora Grant Thornton, hizo las veces de moderador e introductor a los planes de los dos grandes buques de la banca española y cómo afrontan esta particular revolución. “Blockchain posibilita un cambio de paradigma, pero necesitamos la participación del regulador”, dice.


“Tanto interesa a los reguladores que el Banco de Inglaterra ha invertido 10 millones [de euros] en desarrollar su propia criptomoneda, lo que le puede permitir que el dinero negro desaparezca”, apunta García, responsable de crear la nueva arquitectura paralela del banco para el nuevo estándar de transmisión de datos. “En Santander tenemos una aproximación de dos tipos. Primero, estamos viendo a nivel interno cómo esta tecnología puede sustituir o mejorar el negocio actual. En un segundo nivel, en el plano internacional, estamos participando en distintos foros y consorcios”, señala el ingeniero del banco.

La llegada de los nuevos procesos tecnológicos, que acaban con los sistemas intermedios existentes hasta ahora, no tardarán en incorporarse al día a día de los bancos. ¿Cuánto tardará en implementarse? “Creo que entre dos y diez años, aunque depende de la regulación. Hay mucha programación y algoritmos matemáticos detrás y hace falta consenso para evitar fallos del sistema que provoquen una crisis. En Internet of things (objetos conectados) lo vamos a ver rápido. También en otras industrias no financieras”, coinciden en señalar Kuchkovsky y García.

En este sentido, los dos responsables de la nueva banca con la que experimentan Santander y BBVA recuerdan que la tecnología blockchain hoy por hoy no es escalable. “Por ejemplo, Visa hace miles de operaciones por segundo (...). Su rendimiento es ridículo respecto a las bases de datos distribuidas, pero creo que la presencia de grandes tecnologías Google, Microsoft, Amazon o IBM van a acelerarlo todo porque van a dar acceso fácil y escalable a esta tecnología”, explican.

En este sentido, y preguntados por el papel de las startups fintech (finanzas y tecnología) en el desarrollo de este nuevo escenario, tanto García como Kuchkovsky consideran que las grandes tecnológicas ya han ocupado el hueco de la mayoría de pequeños proyectos que se han lanzado a explorar el ecosistema del blockchain. “Hay un montón así, pero a diferentes niveles. Estamos mirando algunas [startups] que hagan algo diferente a los grandes. Por ejemplo, con los smartcontracts (contratos digitales) para mejorarlos en usabilidad”, explica el empleado de BBVA.

Plataformas paralelas

García, por su parte, apunta también a los créditos y menciona la participación del banco en Ripple, una tecnológica que se adentra en el diseño de los pagos del futuro a través de las criptomonedas. “En nuestro caso, por nuestro enfoque global estamos centrados en startups de Reino Unido y EEUU. Se trata de invertir en empresas maduras y participar con escuelas de negocio en modelos más incipientes”, apunta.

El ingeniero de BBVA, director de tecnología del llamado Kickstart Team en San Francisco, cree que el nuevo estándar llegará primero desde la banca de inversión y en sus aplicaciones al mercado secundario de valores (bonos y acciones). Su colega en Santander, dónde ocupa la posición de “arquitecto de blockchain”, considera que será en los mercados OTC (Over The Counter), donde se realizan transacciones sin luz ni taquígrafos. Pastor, de la auditora Grant Thornton, cree que serán todos los usos relacionados con la identidad digital los primeros en acoger las aplicaciones de la nueva tecnología.

Pese al secretismo habitual con que están desarrollando sus actividades en el terreno del blockchain, tanto Kuchkovsky como García dan algunas pistas sobre por dónde van los tiros en los desarrollos de los dos principales bancos españoles. En el caso de BBVA, como uno conector de confianza para validar las identidades entre clientes.

“Será obligatorio para validarse en otras páginas. Por ejemplo, para verificar la identidad entre inquilino y propietario en Airbnb tiene que haber un sistema neutro que podría ser un grupo de bancos”, apunta. Santander, por su parte, afronta una profunda reestructuración tecnológica interna y la creación de un espacio experimental en la sombra. Según García, “dentro del banco se está creando una plataforma digital basada en blockchain. Se trata de un entorno que permita al banco fallar y cometer errores, pero un bajo coste. Es una plataforma paralela para poder testar”.