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La negativa de Pedro Sánchez a elevar hasta el 5% del PIB el gasto en Defensa pueda acabar pasando factura no sólo a las relaciones de España con Estados Unidos, sino también a la economía de nuestro país. El motivo, las represalias comerciales con las que ha amenazado Donald Trump.

El presidente de EEUU ha asegurado que va a hacer a España "pagar el doble" por su "terrible" comportamiento en la Cumbre de la OTAN. Sin embargo, Trump no ha concretado qué medidas podría aplicar para que nuestro país "devuelva con el comercio" lo que no quiere aportar a la defensa.

Desde el Gobierno ya han respondido al mandatario estadounidense que cuentan con una "amplia gama" de instrumentos comerciales para defenderse de posibles represalias y recuerdan que la política comercial está delegada en la Unión Europea (UE).

De hecho, Carlos Cuerpo ha incidido en que cualquier negociación comercial que se produzca se realizará en el marco de las que ya mantienen la Administración Trump y la Comisión Europea. "Estamos en una unión aduanera de los 27 estados", ha subrayado el ministro de Economía.

Sin embargo, economistas consultados por EL ESPAÑOL-Invertia apuntan que Trump sí dispone de mecanismos para hacer efectiva su amenaza. Por ejemplo, bloquear inversiones o el acceso a determinados productos y servicios, 'castigar' a las empresas de nuestro país, aplicar aranceles a productos concretos o incluso imponer sanciones a nuestro Gobierno.

Empresas

Tanto Daniel Lacalle como Javier Santacruz ven posible que Trump decida limitar el acceso a contratos en Estados Unidos a empresas españolas, poniendo así en riesgo proyectos e inversiones que las compañías de nuestro país tienen al otro lado del charco.

Así, Santacruz recuerda que a la hora de adjudicar un contrato se aplican criterios que van más allá de los requerimientos formales y que pueden hacer descarrilar proyectos importantes. Como ejemplo, la retirada del apoyo de la Administración Trump al tren de alta velocidad de Texas, que ha llevado a Renfe a liquidar su filial en el país.

En esta misma línea, el economista agrega que Donald Trump también puede instar a las firmas estadounidenses a reducir sus inversiones en España y trasladar sus proyectos a otros países aliados.

A este respecto, recalca que la capacidad de EEUU para "torcer el brazo a España es muy grande" porque la mayor parte de los contratos en lo que se consideran industrias estratégicas están "totalmente controlados" por el Gobierno norteamericano.

Dependencia

Santacruz menciona, por ejemplo, las provisiones de petróleo y gas, el suministro de ciertas tecnologías o todo lo relacionado con las bases militares. "Es decir, Estados Unidos tiene una capacidad de coerción bastante importante", agrega.

Respecto a los combustibles, incide además que a Estados Unidos no le van a faltar clientes para aquellos suministros que deje de enviar a España, que debería buscar mercados alternativos y posiblemente pagar precios más altos.

El economista también subraya que, en lo que se refiere a los sistemas de seguridad y defensa tanto del Mediterráneo como del Atlántico, dependemos prácticamente al 100% no sólo de la tecnología de EEUU, sino también de otros servicios como la compartición de información.

Santacruz también añade que Trump puede utilizar un arma más: la concesión de visados, ya sean permanentes o temporales, de trabajo o de estudios, etc. "Aquí la discrecionalidad es absoluta y, por tanto, puede coger y cambiar las reglas del juego de un día para otro", avisa.

Aranceles

Por otro lado, Trump puede recurrir a los aranceles como medida para penalizar España, aunque los economistas creen que su impacto sería limitado dado que nuestro país no tiene mucha dependencia de Estados Unidos, que representa apenas un 5% de las exportaciones.

Sin embargo, el presidente de Estados Unidos podría recurrir a una medida que ya utilizó durante su primer mandato en la Casa Blanca: imponer aranceles específicos que afecten sobre todo a productos españoles. Aun a riesgo de que también puedan impactar a otros países.

En octubre de 2019, la administración Trump impuso aranceles del 25% a ciertos productos españoles como el vino, el queso o el aceite de oliva, en represalia por la disputa por las ayudas a Airbus en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Prácticamente todos se suspendieron en 2021, salvo el de la aceituna negra de mesa, todavía en vigor.

Como explica un economista a este periódico, aunque Trump no pueda poner aranceles expresamente a España, sí puede aplicárselos a productos como el jamón ibérico para así "penalizar" al país aprovechando que es el principal productor.

Así, añade que con los aranceles recíprocos Trump rompió la lógica del comercio internacional de que estos gravámenes están pensados para productos y no para países. "Ahora puede decir, voy a identificar productos que se hagan sólo en España o principalmente en España y ponerles aranceles", explica.

Por su parte, Santacruz ve poco probable que se pueda ir más allá de lo que se fue en el pasado porque "ya se han explorado casi todas vías" y este tipo de medidas también tiene repercusión en los precios a nivel interno. Además, ve difícil aplicar gravámenes a los servicios dada su complejidad.

Poco comercio

En este sentido, Lacalle también coincide en que subir los aranceles a España tampoco tendría un gran impacto en las empresas del país, ya que tiene "muy poco comercio con Estados Unidos". Pero él no descarta que se imponga un arancel del 100% a todas las importaciones de bienes y servicios de España.

El equipo de análisis de Ebury señala que unos aranceles de, precisamente, el 100% "frenarían en seco las exportaciones españolas a EEUU". Sin embargo, dado que representan únicamente un 5% del total de exportaciones y en torno a un 1% del PIB, "el impacto en la economía española sería exiguo".

"Si Trump duplica los aranceles a España, bien sean los temporales del 10%, los del 50% que entrarían en vigor cuando finalice la suspensión de 90 días o unos inferiores en caso de que se alcance un acuerdo, la economía española no descarrilaría en ninguno de los tres casos", agrega.

No obstante, desde Ebury inciden en que esto no quita que algunos sectores con una mayor exposición a la demanda estadounidense, como el industrial, el agroalimentario o el de bienes de consumo, se verían más afectados por la medida.

Sanciones

Lacalle añade al debate otra posible represalia más por parte de Donald Trump por no cumplir con una decisión que se ha aprobado por unanimidad en la OTAN: la imposición de sanciones por el "incumplimiento de compromisos multilaterales".

El economista señala que en este caso las sanciones económicas estarían "justificadas" y recuerda además que se aplican por orden ejecutiva y no necesitan la aprobación del Congreso de Estados Unidos.

"Esto es una cuestión de seguridad nacional, no solamente para los países de la OTAN, sino para Estados Unidos también", incide Lacalle, quien añade además que las sanciones no son a España como país, sino al Gobierno.

En su opinión, lo más inminente podrían ser sanciones que limiten las transacciones de bienes y de servicios, lo que afectaría, sobre todo, a los bancos y a los servicios financieros españoles.

Una mala idea

Para Lacalle, lo que ha creado Sánchez es un "evento de seguridad nacional que Estados Unidos y cualquiera de los miembros de la OTAN pueden utilizar en contra del Gobierno de España". Y añade que lo primero que hará Trump es "forzar la negociación" para que Sánchez claudique. "Y va a claudicar", apostilla.

Santacruz cree que enfrentarse con Estados Unidos siempre es "una mala idea", sobre todo cuando eres un aliado occidental y dependes en cierta medida del país norteamericano. Sin embargo, considera que es difícil de creer que esto se trate ya "única y exclusivamente de una cuestión de negociación".

Por su parte, el equipo de análisis de Ebury apunta que "no debería darse por sentado que la amenaza de Trump se materializará ni que España incumplirá con la obligación del aumento del gasto en defensa". Así que, por el momento, toca esperar al siguiente movimiento.