La presidenta Ursula von der Leyen y el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, durante la reunión del colegio de este miércoles en Bruselas
La UE aprueba el primer contragolpe contra Trump: aranceles del 25% a productos de EEUU por valor de 21.000 M
A diferencia de China, Bruselas ha optado por una represalia mesurada y quirúrgica contra Estados Unidos para evitar la escalada hacia una guerra comercial transatlántica total.
Más información: Bruselas cifra en 81.000 millones al año el recargo que pagarán las exportaciones de la UE por los aranceles de Trump
Los Veintisiete han aprobado este miércoles de forma definitiva el primer contragolpe en respuesta a los aranceles de Donald Trump. Se trata de recargos del 25% contra productos icónicos norteamericanos (entre ellos las motos Harley-Davidson, los vaqueros Levi's, la soja, el zumo de naranja, el tabaco, los yates de lujo o los diamantes) por valor de 21.000 millones de euros. Eso significa que las importaciones estadounidenses afectadas tendrán que pagar tasas de más de 5.000 millones para acceder al mercado comunitario.
A diferencia de China, Bruselas ha optado por una represalia mesurada y quirúrgica contra Estados Unidos para evitar la escalada hacia una guerra comercial transatlántica total. La UE mantiene su oferta de diálogo a la administración Trump, pero quiere negociar desde una posición de fuerza.
La Hungría del ultra Viktor Orbán -que mantiene una total sintonía ideológica con Trump- ha votado en solitario en contra de los aranceles. "La escalada no es la solución. Estas medidas causarán aún más daño a la economía y a los ciudadanos europeos al aumentar los precios. La única salida es la negociación, no las represalias", ha escrito su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó. La Italia de Giorgia Meloni, quien viaja la semana que viene a Washington a verse con Trump, ha acabado apoyando el paquete aunque había pedido retrasarlo.
Esta ronda inicial de represalias constituye la respuesta de Bruselas a la primera tanda de aranceles que anunció Trump: la tasa del 25% sobre el acero y el aluminio europeos, que ya está en vigor desde mediados de marzo. Un gravamen que afecta a exportaciones comunitarias por valor de 26.000 millones. La Comisión de Ursula von der Leyen había sopesado una represalia "euro por euro", pero al final ha rebajado el paquete de sanciones para dejar más espacio a la negociación.
"La UE considera que los aranceles estadounidenses son injustificados y perjudiciales, y causan daños económicos a ambas partes, así como a la economía mundial. La UE ha manifestado su clara preferencia por encontrar soluciones negociadas con EEUU que sean equilibradas y mutuamente beneficiosas", ha dicho la Comisión en un comunicado tras la votación. "Estas contramedidas pueden suspenderse en cualquier momento si Estados Unidos acepta una solución negociada justa y equilibrada", ha agregado.
En realidad, el primer contragolpe de la UE contra Trump es una gota en un océano, si se compara con todos los aranceles que Estados Unidos ya ha impuesto a los europeos. Después del aluminio y el acero, anunció otra tasa del 25% contra los coches (que se aplica desde el 2 de abril), así como un 'arancel recíproco' generalizado del 20% para el resto de productos europeos, que ha entrado en vigor este miércoles. En total, los recargos de Trump han golpeado hasta ahora a productos comunitarios por valor de 370.000 millones.
Frente a este big bang de EEUU, la UE introducirá además sus primeras y tímidas represalias de forma escalonada, con el objetivo, una vez más, de facilitar el diálogo. La primera fase -la de menor impacto, porque sólo afecta a importaciones de EEUU por valor de alrededor de 3.900 millones- entra en vigor el 15 de abril, pero el grueso de los recargos (a bienes por valor de 13.500 millones) se han aplazado un mes extra, hasta el 15 de mayo. Finalmente, las tasas a la soja y a las almendras (3.500 millones) se aplicarán desde el 1 de diciembre.
Por si fuera poco, de la 'lista negra' se ha caído definitivamente el bourbon, que sí figuraba en la relación inicial que envió Bruselas a las capitales. Francia, Italia e Irlanda presionaron al Ejecutivo comunitario para que lo retirara porque Trump amenazó con un recargo adicional del 200% al vino y las bebidas alcohólicas comunitarias si la UE se atrevía a castigar al whisky estadounidense.
Por lo demás, los expertos de Bruselas han diseñado esta primera lista de represalias de forma quirúrgica. Los tres principios básicos que han guiado su elaboración son: golpear a Estados Unidos 'donde más le duela'; minimizar el daño para los europeos, de forma que siempre haya alternativas disponibles a los productos norteamericanos gravados; y repartir la carga de forma equitativa entre los Estados miembros, de forma que no haya un país más perjudicado que el resto.
De hecho, los recargos de la UE apuntan en particular a los territorios donde se concentran los votantes de Trump o a aquellos en disputa, susceptibles de cambiarse al bando demócrata. El objetivo es que sea su propia base social -y los representantes republicanos en estos territorios- los que presionen al presidente de EEUU para que levante los aranceles a la UE, además de las empresas perjudicadas.
El contraataque arancelario de Bruselas afectará a productos en el sector agrícola como la soja, que tiene una importante producción en el estado de Luisiana, de donde es originario el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson. La UE también aplicará derechos de aduana a productos cárnicos como el vacuno o el pollo, que son sectores importantes en estados como Nebraska y Kansas, mayoritariamente republicanos. Otro sector afectado es el de la madera, importante para estados en liza como Georgia y otros claramente republicanos como Virginia o Alabama.
En paralelo, la UE ya ha empezado a preparar una nueva lista de represalias para responder a las tasas de Trump a los coches y a los 'aranceles recíprocos'. Este nuevo paquete -que necesariamente será mucho más potente- se presentará la semana que viene y podría activarse en mayo si Estados Unidos no accede a sentarse a la mesa de negociación.
La vicepresidenta de la Comisión responsable de Soberanía Tecnológica, la finlandesa Henna Virkkunen, no descarta que este segundo plan golpee también a los servicios y a los gigantes tecnológicos estadounidenses. "La tesis de la Comisión siempre ha sido que queremos negociar. No queremos aranceles, no queremos una guerra comercial, creemos que eso no beneficia a nadie. Pero está claro que cuando sea necesario tendremos que proteger a nuestra industria y a nuestros ciudadanos y ahora estamos preparando esas medidas", ha dicho Virkkunen.