José Ignacio Conde Ruiz (Madrid, 1969) es uno de los economistas del momento por su papel de experto asesor del Gobierno y su labor pedagógica desde los medios de comunicación. Doctor en Economía por la Universidad Carlos III de Madrid, es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Complutense y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).

Forma parte del consejo asesor de Asuntos Económicos, órgano consultivo presidido por la vicepresidenta Nadia Calviño, y del Consejo Económico y Social. En 2013, formó parte del comité de expertos que desarrolló el Factor de Sostenibilidad de las pensiones con el Gobierno del PP.

Autor de numerosas investigaciones, escribe en el blog Nada es gratis y ha publicado el libro ¿Qué será de mi pensión? (Península. Planeta).

El Ingreso Mínimo Vital (IMV), el SMI, la pobreza energética... Parece que España, lejos de mejorar en términos de desigualdad, ha empeorado.

Es difícil medir la pobreza, pero España siempre sale mal en los datos. Nuestro alto porcentaje de familias en riesgo de pobreza suele estar ocasionado porque tenemos una tasa de desempleo mucho más elevada que nuestros vecinos, una alta tasa de paro de larga duración y un mercado laboral dual con mucha precariedad.

Esta pandemia, además, se ha caracterizado por ser muy desigual. Ha afectado más a unos países que a otros en crecimiento y no digamos, en el acceso a la vacuna; ha afectado más a unos sectores que a otros y a unos trabajadores más que a otros; hay familias que han ahorrado y otras que no. Lo mismo ocurre con la desigualdad de género: las cargas familiares han recaído más en las mujeres y han sufrido más en términos de empleo, de salud mental… Los ERTE han funcionado muy bien pero no han protegido a los trabajadores más precarios con contratos temporales.

El economista, José Ignacio Conde Ruiz.

Parece obvio que la desigualdad y las familias en riesgo de pobreza han aumentado durante la Covid. Pero, luego, los recursos del Ingreso Mínimo no se han absorbido. Esto no tiene lógica. En el peor año de pandemia, en el que la pobreza ha aumentado, el IMV, que tenía recursos para 850.000 familias, solo ha llegado al 30% de lo presupuestado.

¿Puede explicarse por la economía sumergida?

Se juntan muchas cosas. Fue un acierto introducir una renta de último recurso en nuestro Estado de bienestar. Pero fue un error empeñarse en aprobarla de forma estructural porque es una prestación que requiere mucho control burocrático. Se debería haber planteado en paralelo una renta Covid para pobreza con menos control ex ante y más control ex post.

Se quiso aprobar muy rápido una medida estructural y hay cuestiones de diseño que no han funcionado. No han sido capaces de medir el patrimonio, ni el nivel de renta en tiempo real. No se ha contado con las comunidades autónomas cuando ellas tienen las competencias, la experiencia de asuntos sociales y saben dónde está la pobreza. Se anunciaron incentivos al empleo y no se han implementado. Éstos son fundamentales para evitar las trampas de la pobreza. La medida es buena, el Estado de bienestar la necesita, pero se han cometido errores y lo triste es que lo han sufrido las familias más vulnerables. Esperemos que se subsanen.

El Estado de bienestar necesita un Ingreso Mínimo, pero se han cometido errores de diseño y lo han sufrido las familias más vulnerables

No es el único caso en esta pandemia en el que se ha visto una falta de coordinación con las comunidades autónomas…

No soy experto en diseños de gobernanza. Pero hay una cuestión que es clara, las comunidades autónomas tienen muchas competencias en partidas importantes sin tener tanta capacidad normativa para recaudar. Esto es un problema porque no tienen corresponsabilidad fiscal y dependen de los recursos que les da el Estado para completar sus competencias. La descentralización puede ser positiva porque acerca la Administración al ciudadano, pero es necesario que esté acompañada de cierta capacidad de ingresos. Urge una reforma de la financiación autonómica.

Se está debatiendo sobre el SMI desde un punto de vista muy ideológico. ¿Se debería abordar con un criterio más técnico?

En toda reforma hay ganadores y perdedores. Esto no quiere decir que no se tengan que hacer. El SMI ha beneficiado a los que les ha subido el salario. Eso no quita que en otros casos, el empresario haya despedido o sustituido al trabajador por una máquina porque no le salía a cuenta pagar ese sueldo. En el debate ideológico, uno pretende tener la razón en todo. Si gusta una medida, todo tiene que ser positivo y si no, todo negativo.

En toda reforma hay ganadores y perdedores. Cuando se suba el SMI, se deben introducir medidas para minimizar los efectos negativos

El SMI en su conjunto es positivo, pero hay que tener cuidado en cómo subirlo y ser consciente de que a trabajadores con menor cualificación y a muchos jóvenes sin experiencia igual les perjudica. Esto no quiere decir que no se tenga que hacer. Quiere decir que cuando se suba se deben introducir medidas para minimizar los efectos negativos. Por ejemplo, programas de formación o complementos salariales pagados por el Estado durante el periodo en el que adquieren formación o experiencia.

¿Ha sido acertado el informe del Banco de España?

Todos sabemos que subir el SMI tiene efectos negativos. Si no, por qué no subirlo a 3.000 euros o más. El estudio del Banco de España técnicamente es bastante bueno con los datos que hay. Tiene limitaciones porque medir los efectos causales es complicado. Pero a nadie le puede sorprender que a algunos trabajadores les hayan despedido (o no sean contratados) porque al empresario no les compense al tener una productividad mas baja que el SMI. La parte interesante del estudio es que identifica muy bien a este colectivo. Son trabajadores, normalmente, sin estudios, jóvenes y sin experiencia. Hay que buscar medidas para apoyarles.

Hablamos de colectivos a los que es difícil pedir más productividad por esa falta de formación.

España tiene un problema de productividad generalizado. Viene del sistema educativo, tiene que ver con la I+D, con un mercado laboral que fomenta actividades de bajo valor añadido, etc. Por suerte, sabemos cuál es la mejor estrategia para mejorar la productividad: la educación. Me refiero a la formación en todos los niveles y en especial a la ocupacional, a una FP.

España tiene un problema de productividad generalizado que viene del sistema educativo

Además, para estos colectivos jóvenes que están en el mercado laboral tras abandonar los estudios y sin ninguna experiencia, también se pueden introducir contratos en los que el empresario sepa que el trabajador no es productivo, que tiene que formarlo, pero que parte del salario a modo de complemento lo ponga el Estado. El mero hecho de trabajar en una empresa ya es formación.

Se está estudiando cómo reducir la precariedad y la dualidad. Y al mismo tiempo, hay que dotar al mercado laboral de más flexibilidad. ¿Es posible combinar ambas cosas?

Con nuestro marco laboral competimos en un mercado internacional, con una moneda que no podemos devaluar. Esto nos obliga a ser competitivos. Tenemos una parte de los trabajadores en una situación en la que prácticamente hay despido libre (los temporales) y otra en la que el coste del despido es superior a otros países. Hay que buscar un marco similar al de nuestros competidores. La solución es una redistribución en la protección del empleo para proteger más a los temporales y menos a los indefinidos. 

En el mundo que vivimos no tiene sentido proteger el puesto de trabajo, hay que proteger al trabajador

Además, en el mundo que vivimos no tiene sentido proteger el puesto de trabajo, hay que proteger al trabajador. Que si le despiden, tenga un buen seguro de desempleo y esté cubierto con una política activa de empleo. Es la flexiseguridad. Que el trabajador se sienta seguro, pero no porque su despido sea imposible.

Entonces, ¿la reforma de 2012 se quedó coja?

Introdujo elementos positivos, como dar relevancia al convenio de empresa, pero tiene otros negativos porque, quizás, da demasiado poder al empresario para cambiar unilateralmente los salarios, por ejemplo. El principal problema de esa reforma fue no abordar la dualidad. Quedó pendiente y es en lo que se está ahora.

Parece que los ERTE van a ser estructurales...

Los ERTE son útiles ante una situación temporal de caída de la demanda. La pandemia lo ha sido en casos como la hostelería. No ocurría lo mismo en 2008. Pero ha durado mucho y debimos introducir un sistema de ERTE que incluyera la obligatoriedad de formación y más flexibilidad para que el trabajador pudiera trabajar en otra cosa.

Introducir los ERTE de forma estructural es peligroso porque si la empresa va mal solo sirve para prolongar la agonía y retrasar el ajuste

En cualquier caso, introducirlos de forma estructural es peligroso porque si la empresa va mal solo sirve para prolongar la agonía y retrasar el ajuste. Es útil en casos de caída temporal de demanda, pero al estilo alemán. Teniendo en cuenta que no sirven para todo y exigiendo a cambio a la empresa una tasa baja de temporalidad. 

Otro de los problemas que arrastra España es el de las pensiones. ¿Peligra el pacto intergeneracional?

Esta pandemia ha roto el contrato entre generaciones o la justicia intergeneracional. Ha afectado más a los mayores que a los jóvenes en términos de salud, pero los jóvenes han respetado las normas, no han salido de casa... Llega la crisis y los jóvenes se van a la calle porque tenían contratos temporales. Se aprueban los ERTE, que ayudan a los indefinidos, y otras ayudas con una enorme emisión de deuda pública. Esto es pasar a otras generaciones la factura de la pandemia.

La precariedad laboral viene de antes, no es de ahora, la pandemia la ha agudizado y ha hecho que seamos aún más injustos con los jóvenes. El déficit estructural de la economía española está subiendo desde 2015. Es decir, la generación que trabaja ahora no paga lo que tiene que pagar y está pasando parte del gasto a las futuras generaciones.

La generación que trabaja ahora no paga lo que tiene que pagar y está pasando parte del gasto a las futuras generaciones

Todas las reformas pendientes serían beneficiosas para los jóvenes. Hay que hacer una reforma laboral y otra fiscal que favorezcan a los jóvenes y no se hacen. Luego están las pensiones. Les decimos que las mismas pensiones que ahora pagamos entre cuatro, las van a pagar entre dos. Todo va en contra de la justicia intergeneracional. Y esto no puede ser.

¿No se hace nada por los jóvenes?

Podríamos pensar que como compensación les estamos dando la mejor educación posible, pero el gasto en esta partida es más bajo en España que en otros países. Tanta precariedad laboral conlleva emancipaciones muy tardías y que la tasa de fecundidad sea la más baja de los países industrializados. Tampoco se impulsa la I+D+i.

Se ha roto el contrato entre generaciones. O se hacen reformas, o los jóvenes se irán a otro país

Prácticamente todo lo que hay que hacer para mejorar el país beneficiaría a los jóvenes. La justicia intergeneracional se ha debilitado. Este es el principal problema que tiene España. No se hacen las reformas porque los principales beneficiarios son los jóvenes y no importan. Pero al final, hablan más inglés y conocen mejor la tecnología y el mundo que las generaciones previas. O esto cambia y se hacen reformas o se irán a trabajar a otro país. Esto sería un desastre para todos.

Parte de la solución a las pensiones, ¿pasa por trabajar más años?

Las pensiones surgen a principios del siglo XX, cuando solo el 40% de las personas sobrevivía a la edad de jubilación. Durante ese siglo se observó que cada vez se vivía más, que cada vez sobrevivía más gente a la edad de jubilación y que se dedicaban más años a la etapa educativa. La edad legal de jubilación era los 65, pero con las reconversiones industriales se introdujo la jubilación anticipada. Las generaciones cada vez vivían más y trabajaban por menos años. Es pura aritmética que esto no es sostenible.

En el siglo XXI, el sistema se ha desajustado y hay que adaptar las pensiones a la demografía. ¿Hay que trabajar más años? Sí, pero hay que hacerlo de una forma flexible. Si una persona tiene un trabajo muy penoso y físico o una salud delicada seguramente no podrá alagar la jubilación.

¿Hay que trabajar más años? Sí, pero hay que hacerlo de una forma flexible

Pero para el resto, no tiene sentido lo que ocurre ahora. Una persona se va a la cama con un día menos para jubilarse después de trabajar esa semana 40 horas, y al día siguiente le dicen que ya no puede trabajar ni una hora. Podrían diseñarse esquemas para salir del mercado laboral de forma gradual, en el que cada vez se trabajen menos horas, el que se permita compatibilizar la pensión y el trabajo...

¿Algún modelo que sea interesante?

Los expertos siempre proponemos como modelo ideal los sistemas de cuentas nocionales porque son más transparentes, sencillos y permiten decidir mejor cuándo jubilarse, el esquema flexible que mencionaba antes. Cuando José Luis Escrivá saque los nuevos incentivos para posponer la jubilación nos daremos cuenta de la increíble complejidad del sistema actual, que hace imposible la transparencia y dificulta la toma de decisiones. Esto se haría mucho más sencillo con cuentas nocionales.

Escrivá confía en paliar el problema de las pensiones a partir de 2050 porque habrá menos pensionistas...

Sabemos que en 2055 el sistema empieza a equilibrarse. Pero quedan más de 30 años. Un país con un déficit estructural en el sistema pensiones como el nuestro no va a llegar a 2050. Habrá que hacer reformas antes con toda seguridad. Pero además, hay un coste de oportunidad de los recursos. Retrasar la reforma de pensiones evita que podamos dedicar recursos a otras partidas más importantes como a políticas educativas, sanitarias…

También estamos confiando en la inmigración como panacea para financiar el sistema...

Todo está basado en que vengan muchísimos inmigrantes. Si no, nos habremos extinguido como sociedad. Todos los estudios dicen que si las pensiones se actualizan con el IPC, el gasto va a pasar del 12% al entorno del 15% o 16% PIB asumiendo escenarios demográficos con grandísimas entradas de inmigrantes. Entre siete y 10 millones de inmigrantes hasta 2050, según los distintos escenarios.

Todo está basado en que vengan muchísimos inmigrantes. Si no, nos habremos extinguido como sociedad

Sin ellos, la economía tendría escasez de mano de obra y el sistema de pensiones estaría más cerca de la quiebra. La inmigración puede ayudar, sobre todo, si la hacemos proactiva y buscamos la mano de obra que necesita el país. Pero además, hace falta que los baby boomers puedan trabajar más de forma flexible.

Hablemos de la transición ecológica. El subidón de la factura de la luz pone de manifiesto que tiene un coste, aunque es necesario...

La única política actual que va a beneficiar a los jóvenes claramente es evitar el cambio climático y algunos están en contra o ponen pegas. Es increíble. ¿Qué pretenden? Además de dejarles una deuda considerable, no les importa dejar a los jóvenes un planeta sobrecalentado y contaminado. 

La única política actual que va a beneficiar a los jóvenes claramente es evitar el cambio climático y algunos están en contra. Es increíble

La transición ecológica va a ser más costosa, pero no queda otra. Si no la hacemos, el daño climático también tendrá costes en la producción, en las infraestructuras, en la salud de los trabajadores, en la agricultura… Pero tiene que ser una política global, con grandes acuerdos internacionales, en caso contrario no va a funcionar.

En el documento 'España 2050' se aportan ideas pensando en los jóvenes, pero el escenario de polarización política impide llegar a acuerdos en lo mínimo. ¿La crispación tiene un coste económico?

La polarización lo hace todo más difícil y retrasa las reformas importantes. Esto hace que sea más costoso y se haga peor. Pero confío en que las cosas se acabarán haciendo. Se pensaba que la desigualdad no era un problema y se ha visto que genera polarización y conflicto social. Esto es malo para la economía.

Si solo pudieran votar los jóvenes menores de 35 años en las próximas elecciones, los programas de los partidos arreglarían el país. El problema de la polarización es que todo el mundo quiere sacar provecho de todo. Y en todas las reformas que hay que hacer hay ganadores y perdedores. Es triste, pero al final las reformas se acaban haciendo por la presión externa porque la polarización o el oportunismo político impide llegar a acuerdos para hacerlas desde dentro.

Los políticos no son tontos, saben lo que hay que hacer. El problema son las elecciones

Los políticos no son tontos, saben lo que hay que hacer. El problema son las elecciones. Ingenuamente algunos economistas y académicos desde FEDEA o desde el blog Nada es gratis intentamos hacer una labor divulgativa para que la gente esté informada. El político solo quiere ganar las elecciones. Si con una buena reforma de pensiones, fuera a ganar, la haría mañana. Es importante que los votantes estén informados para obligar a los políticos a llevar a cabo las medidas correctas.

Entonces, ¿sería bueno tener un perfil técnico como el de Mario Draghi en la política española?

Draghi ayuda a lograr consenso en el Parlamento. Pero tampoco está haciendo grandes cosas en Italia porque es complicado. Decimos que su plan de recuperación es fantástico, pero cuando hablo con mis colegas italianos, se quejan del plan por los mismos motivos que en España. En mi opinión, estos fondos europeos son una oportunidad para engrasar las reformas porque se pueden utilizar para compensar a los perdedores. La dimensión en la que me movería y para la cual los usaría, sería en la de la justicia intergeneracional. Hay que hacerlo por los jóvenes.

Estos fondos europeos son una oportunidad para engrasar las reformas porque se pueden utilizar para compensar a los perdedores

Esto es resignarse a la tutela europea…

Es frustrante. Pero también es el papel de la Unión Europea: hacer ver que estamos todos en ella, en el euro. Con cosas tan positivas como que con un 125% de deuda pública nos prestan dinero a un tipo interés muy bajo, o los nuevos fondos europeos… Todo esto hay que explicárselo al ciudadano. Sin duda, si no perteneciéramos a la UE, estaríamos mucho peor.

Noticias relacionadas

Contenido exclusivo para suscriptores
Descubre nuestra mejor oferta
Suscríbete a la explicación Cancela cuando quieras

O gestiona tu suscripción con Google

¿Qué incluye tu suscripción?

  • +Acceso limitado a todo el contenido
  • +Navega sin publicidad intrusiva
  • +La Primera del Domingo
  • +Newsletters informativas
  • +Revistas Spain media
  • +Zona Ñ
  • +La Edición
  • +Eventos
Más información