Bruselas

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebran este viernes una videoconferencia para discutir por primera vez la propuesta de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, de crear un fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros. Una iniciativa pensada para salir al rescate de Italia y España, los países más golpeados por la crisis del coronavirus

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha renunciado de entrada a intentar un acuerdo al primer intento. El formato de videoconferencia no permite ritos irrenunciables en Bruselas como los diálogos de pasillo, los confesionarios bilaterales, los grupos reducidos de geometría variable o la fumata blanca al amanecer tras una noche en blanco. Se necesitará al menos otra cumbre presencial programada tentativamente para principios de julio. 

Angela Merkel ha reclamado este jueves en el Parlamento alemán un acuerdo "lo antes posible". La crisis ha vuelto a dejar al descubierto "lo vulnerable que es Europa" y un nuevo fracaso daría alas a las fuerzas populistas y autoritarias que quieren destruir el proyecto de integración comunitaria, sostiene la canciller. Cualquier decisión necesita la unanimidad de los 27 Estados miembros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen Etienne Ansotte/CE

Pero lo cierto es que la videocumbre de este viernes sólo servirá para que cada líder exponga cuáles son sus líneas rojas en la negociación. Persiste la brecha entre los países del Sur (liderado por España e Italia) y el club de los frugales nórdico: Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca.

Francia y Alemania ejercen de árbitros. En las últimas semanas se han logrado algunos avances, pero todavía hay grandes desacuerdos y no está claro que sea posible una solución antes del verano, según escribe Michel en su carta de invitación a los líderes.

Las cuestiones sobre las que ya hay acuerdo

1.- La UE necesita una respuesta excepcional porque se enfrenta a una crisis sin precedentes. Al inicio de la videocumbre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, trasladará a los líderes europeos los últimos datos sobre la situación económica. El BCE prevé para este año un desplome económico récord del 12,6% en la eurozona en el peor de los escenarios, con una recuperación lenta e incompleta hasta más allá de 2022.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde | ECB

2.- La respuesta debe financiarse mediante una emisión masiva de deuda por parte de la Comisión. Es el gran punto de inflexión de las últimas semanas. Merkel ha roto un tabú al levantar su veto a esta forma de endeudamiento colectivo y ha acabado arrastrando al resto de nórdicos.

Para captar dinero en los mercados, Bruselas usará como garantía el presupuesto plurianual de la UE para el periodo 2021-2027. La negociación de los dos pilares -fondo de reconstrucción y presupuesto- es por tanto inseparable.

3.- El dinero debe concentrarse en los sectores y regiones más golpeados por el Covid-19. España e Italia serán los países donde la crisis tendrá un impacto mayor, tanto por la profundidad de la recesión como por el aumento del paro, el déficit y la deuda pública, según las previsiones que manejan la Comisión, el BCE y todos los organismos internacionales. Turismo, transporte, automóvil, hostelería e industria del entretenimiento son los sectores más afectados. Todos los Estados miembros están de acuerdo en usar las ayudas para acelerar la doble transición digital y verde.

Los puntos de desencuentro  

1.- El tamaño y la duración del fondo de reconstrucción. En las primeras semanas de la crisis, España e Italia pidieron a la UE hasta 1,5 millones de euros para amortiguar el desplome económico. Angela Merkel y Emmanuel Macron alcanzaron un pacto que rebaja la cantidad hasta 500.000 millones. La propuesta de Von der Leyen que tienen sobre la mesa los líderes europeos vuelve a subir a 750.000 millones. Ahora Alemania quiere volver a su plan original, mientras que el club de los frugales lo sigue considerando excesivo. ¿Cómo podría ser repentinamente responsable gastar 500.000 millones de dinero prestado y enviar la factura al futuro?", se quejan. Además, reclaman que las ayudas expiren ya en 2022, frente a 2024 que plantea la Comisión.

2.- La clave del reparto. Según los criterios propuestos por Bruselas, España sería el segundo país más beneficiado por el fondo de reconstrucción: podría acceder a hasta 140.000 millones entre préstamos y subvenciones. Italia está en primer lugar con 173.000 millones. Los nórdicos denuncian que, para hacer este cálculo, el Ejecutivo comunitario usa datos desfasados, como la tasa de paro entre 2015 y 2019. Exigen que la distribución de la ayuda se base exclusivamente en el daño económico causado por el Covid. Al Gobierno de Pedro Sánchez no le inquieta un posible cambio en la clave de reparto: se usen los criterios que se usen, España se mantendría entre los principales beneficiarios.

El club de los frugales en una reunión en Bruselas en febrero: Stefan Lofven, Mark Rutte, Mette Frederiksen y Sebastian Kurz UE

3.- El equilibrio entre préstamos y subvenciones. Esta es una de las principales batallas entre Norte y Sur. Von der Leyen propone que la mayoría del dinero del fondo de reconstrucción (500.000 millones) se distribuya en forma de subvenciones y el resto (250.000 millones) en préstamos. Se trata de evitar engordar, en la medida de lo posible, el ya abultado endeudamiento de España e Italia: el riesgo es una nueva crisis de deuda como la de 2010-2012. Este argumento no convence en absoluto a los cuatro frugales. Ellos defienden que las ayudas a Roma y Madrid deben ser únicamente préstamos baratos a devolver porque su deuda es sostenible y los tipos bajos.

4.- Las condiciones a cambio de las ayudas. De acuerdo con la propuesta original, los países que quieran dinero de la UE deben presentar antes del 15 de octubre en Bruselas un plan de reformas e inversión. Las medidas deben basarse en las recomendaciones de política económica que cada año aprueba el Ecofin para todos los Estados miembros. En el caso de España, reforma laboral, pensiones o reforma educativa. Los países frugales piden endurecer las condiciones y tener poder de veto para enmendar o rechazar los planes nacionales.

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