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Imagen de archivo. Europa Press

Empleo Hoy

El trabajo quema: más de la mitad de los empleados se siente agotado física y mentalmente

Un 36,8% asegura que el trabajo interfiere en su vida privada.

9 octubre, 2023 02:22

Los españoles están contentos con su trabajo. Un 60,9% se muestra satisfecho con su empleo y para un 58% es una fuente de autoestima. Los jefes tampoco son un incoveniente para los trabajadores, ya que un 58,5% dice que sus relaciones con sus superiores son positivas. Pese a las buenas valoraciones, los empleados están quemados y más de la mitad, un 55,3%, se siente agotado física y mentalmente.

Estos datos, extraídos del estudio 'La influencia de la negociación colectiva en el bienestar laboral, la precariedad laboral, el compromiso y el rendimiento en el trabajo', elaborado por la Fundación 1º de Mayo junto con la Universidad de León y la Universidad de Córdoba, concluyen que el empleo y las condiciones de trabajo interfieren en el bienestar psicosocial de los trabajadores. 

La paradoja entre la valoración del trabajo y cómo hace sentir a los empleados no sorprende a los autores del informe. "Son consistentes con otras encuestas y con otros trabajos de investigación que se han hecho, como la de Fremap o el informe del Ministerio de Trabajo sobre la relación entre precariedad y salud mental", explica a EL ESPAÑOL-Invertia el profesor de la Universidad de León, Ramón Rueda. 

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El director de Estudios de la Fundación 1º de Mayo, Pedro J. Linares, alude a ese sentimiento de satisfacción ante el trabajo, "más en un contexto en el que está muy valorado el mantener el empleo", que a su vez convive con otros indicadores que demuestran "que hay una carga tanto emocional como física de exigencia de las tareas".

Esto termina condicionando la vida del trabajador. Además del agotamiento físico y mental producido por el empleo, un 43,8% de los 1.600 participantes de esta encuesta sufre estados de irritabilidad, tristeza, tensión o nerviosismo, provocado, de nuevo, por el trabajo.

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El rosario de preocupaciones no termina ahí. Un 36,8% encuentra que el trabajo interfiere en su vida privada y un 30% tiene dificultades para desconectar, relajarse y olvidarse del trabajo una vez terminada su jornada. 

"Si yo tengo un móvil de empresa o un correo electrónico y cuando acaba la jornada, siento la presión de tener que estar pendiente de ese móvil, eso redunda en el estrés que las personas pueden sentir", advierte Rueda, al tiempo que insiste en el derecho a la desconexión digital. 

Naturalización del agotamiento

Los menores de 35 años son los que dicen encontrarse más afectados por el agotamiento. También los que ven más intrusión del trabajo en sus vidas privadas.

El profesor de la Universidad de León lo relaciona con "la capacidad de los jóvenes para involucrarse más en su trabajo y estar más pendientes". El peligro está en que el estrés empiece a normalizarse.

"Han naturalizado la precariedad. ¿Pueden llegar a normalizar que la vida profesional interfiera en la personal? Puede que llegue a naturalizarse. Desde muy jóvenes, empezamos a sentir que el trabajo interfiere en la vida personal. Evidentemente eso es un problema", alerta Rueda.

La normalización de esta situación llega, en muchos chasos, "porque no se encuentra otra cosa" y no tanto por "aceptar que es algo normal", como apunta el director de Estudios de la Fundación 1º de Mayo.

"La percepción de los jóvenes es que esta es la manera de incorporarse al mundo del trabajo. Hay una satisfacción por conseguir incorporarse", precisa Linares sobre el riesgo de acostumbrarse al agotamiento laboral.

La carga del agotamiento laboral pesa más sobre las mujeres que sobre los hombres. Ellas tienen una mayor sensación de agotamiento y de tristeza en el trabajo que ellos. Sin embargo, las mujeres cercan antes su vida privada y no dejan que los problemas laborales interfieran en la misma medida que en el caso de los hombres.

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Aunque los datos de la encuesta se han quedado en la estadística y no se han analizado con "perspectiva de género", Rueda sostiene que ese es un trabajo pendiente para comprender mejor los resultados.

"Las mujeres tienen más capacidad para expresar sentimientos, de cualquier tipo. Igual para un hombre resulta menos fácil decir que está cansado, que es algo que en un momento dado le puede situar en una posición de debilidad", interpreta el profesor de la Universidad de León.

El profesor Universidad de León, Ramón Rueda, durante la presentación del informe.

El profesor Universidad de León, Ramón Rueda, durante la presentación del informe. A. Pérez Meca Europa Press

Rueda también se detiene en otro dato de la encuesta: los trabajadores con contrato temporal están menos quemados que los indefinidos. El bienestar laboral disminuye a medida que el empleado acumula años en la empresa. 

"Esto está relacionado con el síndrome de burnout, hace referencia a la cronificación del estrés laboral", añade.

Negociación colectiva

Ninguno de estos problemas es nuevo. Simplemente, había "menos evidencias" de estudios que establecieran "una correlación directa entre la gestión de la empresa y los problemas de salud", como apunta el director de Estudios de la Fundación 1º de Mayo.

"Se viene trabajando desde hace mucho tiempo. Esto no es derivado de esta crisis o de la anterior, sino del modelo de empleo", indica Linares.

No obstante, admite que desde la pandemia "se ha tomado mucho más sentido" por parte de todas las organizaciones y se han establecido "líneas de trabajo sobre salud mental y empleo". También en los últimos años han adquirido más relevancia la salud laboral y los riesgos psicosociales, hasta el punto de plantear la posibilidad de una Directiva en la Unión Europea. 

Eso requerirá tiempo, pero hasta que sea una realidad, Linares incide en que las empresas "tendrían que establecer métodos de organización del trabajo que facilitaran la satisfacción de las personas" y que, al mismo tiempo, dieran "resultados satisfactorios para las empresas".

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"Creo que ha llegado el momento de sentarse en el marco de la negociación colectiva y que las empresas asuman que hay que ir más allá de lo que es pactar condiciones salariales. Hay que ir a un marco de negociación colectiva para este tipo de cuestiones", coincide Rueda.

Ir más allá de las condiciones salariales, explica Rueda, implica evaluar los riesgos psicosociales más allá de lo obligatorio e incorporar prácticas de gestión empresarial y recursos humanos que mejoren la calidad de vida en el trabajo.