A su llegada a la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) se definió como un búho, pero este jueves todos los ojos apuntarán hacia ella. Después de semanas de silencio, Christine Lagarde tiene por delante el reto de dejar claro que cuenta con herramientas suficientes para frenar las amenazas de recesión que la llegada del coronavirus ha traído al Viejo Continente.

Frente a lo que ocurre en otras economías -como EEUU-, donde los bancos centrales tienen margen de maniobra para rebajar los tipos de interés oficiales, en la Eurozona esta herramienta cuenta con poca cancha para su aplicación.

Tan poca que el grueso de los economistas consultados por Refinitiv considera que el BCE de Lagarde mantendrá el tipo de depósito en el -0,5% este jueves.

En esta línea de discurso se mueven los analistas de Bank of America, que consideran que un recorte de tasas oficiales ni siquiera supondría "un efecto placebo". Aunque reconocen que “no se puede descartar”, consideran que “las medidas de liquidez y los ajustes en el QE [el programa de compra de deuda de la institución] pueden ser la respuesta”.

Una ampliación de este programa con el objetivo de contener los márgenes de crédito, a la par que facilitar la financiación de las empresas de la Eurozona, podría estar en incrementar desde los 20.000 millones de euros mensuales actuales hasta los 40.000 millones. La idea es de Valentin Bissat, economista y estratega de la firma Mirabaud.

Medicina de impacto

El experto de la entidad suiza coincide con sus colegas estadounidenses, que acaban de lidiar con un tijeretazo de tipos de 50 puntos básicos en casa, en que recortar la tasa de depósito al -0,60% “tendría escaso efecto inmediato en la economía”. Y la emergencia sanitaria del coronavirus y sus potencial impacto sobre la economía recomienda medicinas de rápida actuación.

Desde Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo que esta misma semana ha vuelto a predecir que la recesión está más cerca que nunca, prevén que el redoble del volumen mensual de compras de deuda pueda extenderse por los próximos seis meses. Su pronóstico incluye criterios más laxos para acudir a las subastas de liquidez TLTRO y el lanzamiento de préstamos directos para financiar las necesidades de fondo de maniobra de las empresas de la región.

¿Otro julio de 2012?

El gestor de la casa estadounidense Konstantin Veit, especializado en tipos europeos, insiste en que estas son las principales armas con las que Lagarde cuenta en “su primera prueba real” al frente del BCE. Algunos incluso comparan la importancia de la comparecencia de este jueves con la que su predecesor, Mario Draghi, protagonizó en julio de 2012 con su famoso: “Todo lo que sea necesario para salvar el euro”.

La opinión del experto de Pimco es que que “el mercado tendrá curiosidad” por saber si el proceso de toma de decisiones más colegiado que ha implantado Lagarde “resulta efectivo”. En este sentido, gestores, inversores y analistas vigilarán muy de cerca lo que en este sentido pueda decir la exministra francesa y, sobre todo, lo que dejen en evidencia las próximas actas de la institución monetaria.

Y es que el técnico italiano era más amigo de tomar decisiones por criterio compartido del núcleo duro que por acuerdo del grueso de sus miembros.

Con esta idea como telón de fondo, desde la firma de divisas Ebury consideran que la clave de este jueves estará más que en un impacto significativo e inmediato en que Lagarde pueda “señalar al mercado que el BCE está preparado para actuar si la situación empeora”. Es por ello que incluso contempla la posibilidad de que el QE solo se eleve a 30.000 millones de euros al mes si se incide lo suficiente en este mensaje de vigilancia lista para pasar a la acción.

Confianza y liquidez

En BlackRock, la mayor gestora de fondos de inversión del planeta, insisten en que los mercados necesitan “una respuesta decisiva, preventiva y coordinada”.

Los primeros mensajes en esta línea ya han ido llegando desde algunos bancos centrales, instituciones supranacionales y gobiernos nacionales. Hasta el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ya ha entonado su propio "lo que haga falta, cuando haga falta".

Queda por ver si este jueves Lagarde será capaz de transmitir la suficiente confianza y, sobre todo, asegurar la suficiente liquidez como para evitar una sequía de financiación que conduciría a la peor consecuencia del contagio europeo del coronavirus: la temida entrada en recesión. De momento, este miércoles ha insistido en la necesidad de una acción coordinada para evitar que se repitan los males en los que desembocó la crisis financiera de 2008. Eso sí, todavía no ha desvelado cuál será su aportación a este bloque común.

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