Le queda poco más de un mes en el cargo, hasta el 31 de octubre, pero realmente Mario Draghi se ha 'despedido' con la considerable batería de medidas expansivas que el Banco Central Europeo (BCE) ha lanzado este jueves. Como durante todo su mandato, desde tomó el testigo de Jean-Claude Trichet en noviembre de 2011, ha apurado todo lo que ha podido. Hasta el límite, y prácticamente más allá. 

La cita monetaria de este jueves ha tenido casi de todo. Aunque, en particular, ha constatado que su sombra, la de su política monetaria, seguirá siendo muy alargada en el BCE, puesto que sobrevivirá a su mandato. Y no poco tiempo, precisamente

Entre sus medidas, la entidad ha modificado la orientación futura ('forward guidance') sobre los tipos de interés, rebajados este jueves del -0,40% al -0,50%. "El Consejo de Gobierno espera ahora que los tipos permanezcan en su nivel actual o más bajo hasta que las perspectivas de inflación converjan robustamente a un nivel lo suficientemente cerca, pero por debajo, del 2% dentro del horizonte de sus proyecciones y tal convergencia se haya visto reflejada consistentemente en las dinámicas subyacentes de la inflación", recoge ahora esa orientación. 

Combinando este compromiso con las nuevas previsiones de inflación del BCE, que sitúan en el 1,2% en 2019, en el 1% en 2020 y en el 1,5% en 2021, la institución está anticipando que los tipos continuarán en negativo hasta, al menos, 2022

HASTA 2021... COMO POCO 

Pero hay más. En esta reunión el BCE también ha decicido reanudar las compras netas de activas en el mercado (APP, por sus siglas en inglés). Como es la segunda vez que la entidad saldrá de compras en el mercado, tras el QE1 ejecutado entre 2015 y 2018, este retorno supone la puesta en marcha del QE2. 

En concreto, el BCE ha anunciado que dedicará 20.000 millones de euros mensuales a comprar activos en el mercado desde el 1 de noviembre. ¿Y durante cuánto tiempo? No hay un calendario cerrado. Todo lo que ha precisado es que mantendrá estas compras "tanto tiempo como sea necesario para reforzar el impacto acomodaticio de sus tipos de interés" y que se interrumpirán "poco antes de que empiece a subir los tipos de interés".

Si, como se deduce del nuevo 'forward guidance', los tipos no subirán al menos hasta 2022, el QE2 tiene más de dos años de vigencia por delante. A razón de 20.000 millones mensuales, con estas compras el BCE bombeará más de medio billón de euros. Si lo mantiene hasta finales de 2021, la inyección alcanzará los 520.000 millones. 

Tipos bajos, en negativo, durante más años y más dinero en la economía. Las dos palancas con las que el BCE tratará de luchar contra un enfriamiento económico que, según sus cálculos se dejará sentir sobre todo en 2019, con un crecimiento del 1,1%, y en 2020, con otro del 1,2%. 

Como trasfondo, el temor a que las amenazas de la recesión y las presiones deflacionistas vayan a más. De ahí que Draghi, en la recta final de su mandato, haya reclamado con vehemencia un paso al frente a los países y sus gobernantes. "Los países con margen fiscal deberían actuar de manera oportuna y efectiva", ha exigido. Y ha remachado: "Existe unanimidad en el BCE acerca de que la política fiscal debe ser la principal herramienta" para luchar contra el enfriamiento económico

Por si acaso, eso sí, Draghi se ha 'marchado' como empezó. Tomando decisiones. Deja así un camino bien marcado a su sucesora, la francesa Christine Lagarde, que le sustituirá el 1 de noviembre. El mismo día que el BCE pondrá en marcha el QE2. Ese día, Draghi ya se habrá ido. Pero su legado seguirá vigente. 

Noticias relacionadas