Luis Garicano durante su conferencia sobre 'Mercados y Libertad' en la Universidad Camilo José Cela con motivo del X aniversario de EL ESPAÑOL.

Luis Garicano durante su conferencia sobre 'Mercados y Libertad' en la Universidad Camilo José Cela con motivo del X aniversario de EL ESPAÑOL. Rodrigo Mínguez

Economía

El contraataque liberal de Garicano: "El mercado no es el enemigo del planeta, sino su salvador con la innovación"

El profesor de la London School of Economics defiende que la libertad individual para consumir, trabajar o emprender es la base de la dignidad humana.

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Las claves

Luis Garicano defiende que el mercado y la innovación son aliados para salvar el planeta, no enemigos, frente a discursos populistas y proteccionistas.

El economista aboga por un Estado limitado que garantice derechos básicos y seguridad, permitiendo que el mercado regule la oferta y demanda para evitar distorsiones.

Garicano sostiene que la clave para combatir la desigualdad está en invertir en educación y talento, no en restringir la libertad o aumentar el control estatal.

Propone un contraataque liberal para afrontar desafíos como el cambio climático y la desigualdad, apostando por más competencia y flexibilidad laboral.

El economista Luis Garicano se ha convertido en uno de los grandes observadores del 'caos' que reina en la economía europea y la mala concepción que se tiene del neoliberalismo clásico, como causante de todos los males.

El populismo, el proteccionismo y la polarización política han generado miedo a la tecnología y a la Inteligencia Artificial (IA).

Frente a ello, Garicano asegura que "el mercado no es el enemigo del planeta, sino su salvador a través de la innovación".

En su charla magistral sobre Libertad y Mercados advierte de que lo que está en juego detrás de esas dos palabras es "el futuro de nuestra convivencia".

Luis Garicano ha intervenido en las conferencias sobre La libertad en el siglo XXI con ocasión del X aniversario de EL ESPAÑOL en la Universidad Camilo José Cela (UCJC), para defender el neoliberalismo clásico y desbaratar el contenido oscuro y negativo que se le quiere achacar.

Garicano apuesta por un análisis real de lo que está pasando, sin escenarios ideales más o menos utópicos: "Los políticos buscan votos y los burócratas presupuesto, tal como los empresarios quieren beneficios. Ignorar este egoísmo racional es una receta para el fracaso".

Para afrontar esa situación de "arreglos institucionales imperfectos", su fórmula plantea dejar que el mercado funcione y los precios pongan orden en cada una de las situaciones que se puedan generar entre eferta y demanda.

No se trata de ignorar al Estado, sino de reducir su participación en este contexto al mínimo necesario. Pero "limitado no significa débil". Debe estar concentrado en lo esencial: "Proteger los derechos de propiedad, hacer cumplir los contratos y mantener el orden público".

Si en lugar de jugar ese papel garantista, el mercado entra a intervenir en mercados como el del alquiler o proteger a la industria, por un lado habrá menos viviendas en oferta, y por el otro se pueden encarecer los productos a la población más vulnerable.

El profesor Garicano es un firme creyente en un concepto de sociedad en el que la libertad individual para consumir, trabajar o emprender sea la base de la dignidad humana.

El complemento perfecto para esa teoría neoliberal clásica es entender que "la oferta y la demanda constituyen el sistema de comunicación más sofisticado que ha inventado el ser humano".

'Libertad y mercados', por Luis Garicano

Dentro de esa concepción realista de las cosas, Garicano admite que hay muchas situaciones que corregir. Un ejemplo clásico de ello se centra en un sistema bancario que tuvo que ser rescatado con dinero público en 2008, en lugar de asumir sus propias pérdidas. "Cara gano yo, cruz paga el contribuyente", advierte.

También apuesta el profesor de Políticas Públicas en la London School of Economics por frenar el poder de las grandes corporaciones tecnológicas con más competencia. La guerra de precios es lo que debería poner a cada una en su sitio, sostiene.

Garicano asegura que cuando el empresario está en la cima no le gusta la competencia, pero la verdadera postura liberal es luchar contra estos privilegios. "El mejor antídoto contra el poder de una gran corporación es que usted tenga la libertad de irse a la competencia", sentencia.

Rechaza la visión pesimista de algunos grandes economistas que creen que mientras la rentabilidad del dinero crezca más que la economía, la desigualdad social aumenta. 

Frente a ello, para Garicano la clave está en la reinversión de capital para generar más competencia y que el precio modere las ganancias exageradas por las imperfecciones del mercado. 

El talento y la educación

En esa situación es donde el trabajador hace valer su talento y la educación se convierte en la clave de bóveda del desarrollo más igualitario.

"La respuesta a la desigualdad es una inversión radical en capital humano, para que la oferta de talento alcance a la demanda tecnológica. Si el talento abunda, la desigualdad baja", explica Garicano.

En ese escenario es donde Garicano expone la base de la que hay que partir para mejorar el empleo y reducir la lacra del paro juvenil que tanto daño hace a España.

A su juicio, "la historia demuestra que la mejor protección para el trabajador no es un decreto que prohíba el despido, sino un mercado dinámico".

Garicano cree que las empresas se pelearán por el talento, subirán salarios y mejorarán las condiciones de los trabajadores. No lo harán  "la benevolencia del empresario ni la pluma del legislador. La flexibilidad laboral bien entendida no es precariedad", sentencia.

"Hay quienes, ante la desigualdad o el cambio climático, proponen tirar por la borda todo lo que hemos construido. Proponen menos libertad, más muros y más control estatal. Pero la solución no es el repliegue. La solución es un contraataque liberal", aclaró el economista.

Esa es la propuesta que el experto plantea frente a las "sombras alargadas que recuerdan a los años 30". "Necesitamos un rearme ideológico. Debemos explicar, con la paciencia de los datos y la fuerza de la historia que la libertad funciona".

En ese papel del mercado como salvador del planeta, la justicia social no se lograría castigando el éxito, sino invirtiendo en educación para que todos puedan participar en la carrera tecnológica".