Publicada

Más allá de la preocupación por el 'berrinche' de Trump contra Sánchez en La Haya y los efectos sobre el comercio exterior que pueda tener, la economía española afronta un segundo semestre con claros síntomas de desaceleración.

El indicador en tiempo real de la Airef marca un aumento del PIB del segundo trimestre de apenas tres décimas, la mitad que en el primero. Pero analistas y servicios de estudios alertan que será a partir de junio cuando España note de verdad el parón de sus principales clientes exteriores: Francia y Alemania.

A la incertidumbre comercial se une el que la inversión crece a la mitad de ritmo que hace un año. La construcción ha frenado en seco, los precios suben con el petróleo en liza en Oriente Medio, los tipos no van a bajar más y el Gobierno ha perdido su credibilidad dentro y fuera de España.

Los datos de enero a marzo reflejan una caída del consumo público del 0,4 %, bajo mínimos y sin visos de que vaya a haber un Presupuesto que ponga orden en los pagos del Estado y las transferencias a CCAA y Ayuntamientos.

Eso hace recaer todo el avance del PIB en el consumo privado doméstico, que crecía seis décimas en el primer trimestre, tres menos que a finales del año pasado y con tendencia a la baja.

El turismo será el gran acicate económico del verano, como todos los años, con mano de obra discontinua que mantendrá alto el nivel de gasto. Pero eso se agota en octubre, sin que haya garantías de que la inversión en industria vaya a coger el relevo del PIB.

Todos los analistas apuntan a que esa inercia mantendrá el crecimiento del PIB dentro de los más altos de Europa y la OCDE este año (entre el 2 % y el 2,4 %).

Sin embargo, eso no impide para que sobre España se forme una 'tormenta' económica con clara tendencia a romper su racha antes incluso de fin de año.

Resulta alentadora una subida de un punto en la inversión industrial hasta marzo, pero los datos adelantados de algunos servicios de estudios de empresas del Ibex apuntan a que todo se ha parado en el segundo trimestre en una tendencia que seguirá en los siguientes.

La generación de riqueza que supone la construcción (valor añadido bruto) apenas creció cuatro décimas hasta marzo, cinco veces menos que a finales del año pasado, sin fuerza para crear vivienda nueva que solvente la falta de oferta y la subida de los precios.

Del lado de los servicios, ese valor añadido se quedó en una mejora de dos décimas, tres veces menos que el trimestre anterior, a pesar del tirón de las exportaciones que se logró en áreas como los servicios turísticos, la ingeniería, las finanzas o la tecnología.

A la volatilidad del momento geopolítico se une el mal papel que ha jugado España en la cumbre de defensa de La Haya, y el acoso interno de los casos de corrupción socialistas, que han frenado las decisiones de inversión de fondos y empresas privadas.

Los empresarios ya han alertado de que la incertidumbre política interna y externa no ofrece la suficiente estabilidad ni seguridad jurídica para arriesgar. Y casos de clara injerencia estatal en fusiones como la de BBVA y Sabadell no ayudan a mejorar esa situación.

Por si fuera poco, antes de que España eche el cierre por vacaciones, sería necesario confirmar la llegada del quinto pago de Fondos UE por 20.000 millones de euros, del que dependen varios PERTE industriales y que es básico para mantener viva la economía.

Colgados de Europa

Economistas como Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas alertan sobre la caída que este mismo viernes ha sufrido el sentimiento económico de la Eurozona, cuando se esperaba que subiera, y la menor confianza de los consumidores europeos.

Alemania, que es el principal receptor de nuestras exportaciones de componentes de automoción, entre otras, se recupera de dos años de recesión, a la espera del golpe de los aranceles que Von der Leyen pacte con Trump.

Eso sí, se llevará gran parte del impulso de la inversión en defensa de Europa, a la que dedica un 3,5 % de su PIB, por delante del exiguo 2,1% español.

Francia también cuenta con gigantes en defensa que se llevarán esos contratos millonarios para recuperar un PIB bajo mínimos, que creció apenas una décima en el primer trimestre y espera hacerlo en seis en todo el año.

Al contrario, el Banco de España ya ha alertado de que el añadido español de 10.500 millones para defensa no se dejará notar en el PIB este año ni el que viene, y tendrá un impacto mínimo a partir de 2028.

Sin efecto en el plan millonario de defensa y con Francia y Alemania deprimidos, las expectativas españolas para el segundo semestre del año son a la baja, bajo amenaza del acuerdo al que la UE llegue con Trump.