Protesta de productores de limón, en una imagen de archivo.

Protesta de productores de limón, en una imagen de archivo. Europa Press

Economía

La sobreoferta alentada por los fondos desemboca en una crisis de 120M€ en el campo y abre dudas sobre sus apuestas

El limonero se enfrenta a pérdidas sin precedentes tras disparar su superficie un 51% en la última década. También han despegado pistacho y olivar. 

7 mayo, 2024 02:09

Este año será el peor para el limonero. El sector es el último en dar una voz de alarma en el campo español, pero esta vez no es la sequía la que aprieta, sino un desfase formidable entre lo que produce y lo que se ha conseguido colocar en el mercado. El resultado son 120 millones de euros de pérdidas, algo sin precedentes, advierten las organizaciones agrarias.

Se han quedado 400.000 toneladas de limones sin recoger, en los árboles. Ya no compensa: se ha producido tanto que el precio de compra se ha desplomado, y sin cubrir los costes, el negocio se vuelve absurdo. En ese desenlace los fondos de inversión han tenido mucho que decir.

¿Por qué? Gran parte de esta sobreproducción deriva de su apuesta. "Los fondos han empezado apostando por el limón", invirtiendo en empresas cítricas de producción y manipulación, remarca a este periódico Pedro Gomariz, responsable de cítricos de la organización agraria COAG. "Son pocos y se han ido haciendo grandes", explica.

[Fin a la fiesta de rentabilidad de los fondos en el campo: la sequía y su competición los aboca a una ruleta rusa]

Esta entrada de los fondos ha sido clave para empujar el crecimiento del limón, que venía de otra crisis y sumó también interés de pequeños agricultores ávidos por volver a confiar. Buscando aprovechar la ola que intuían, en una década la superficie de limonero en regadío se ha disparado un 51%, es decir, hay más de 16.800 hectáreas nuevas. 

Una fuerte apuesta que esperaba paciente su momento. El limonero tarda unos diez años en estar a pleno rendimiento, y su cénit ha coincidido con una fuerte competencia de países terceros y una industria menguante que no ha podido aprovechar la mayor cantidad de producto.

Almendro, pistacho y olivar

Todo ha terminado causando un serio aprieto al limonero que se entiende además como un aviso a navegantes sobre las otras apuestas fuertes que lanzaron los fondos sobre el campo español. Hay quien teme repetir su suerte.

Ese interés creciente de los fondos se ha visto reflejado en algunas estadísticas del Ministerio de Agricultura. Por ejemplo, la que recoge la evolución de la superficie de cultivos, y que muestra con claridad el despegue de varios cultivos en detrimento de otros.

Una frutera coloca limones en su mostrador.

Una frutera coloca limones en su mostrador. Europa Press

Los que más han subido en la última década son los preferidos por estos fondos, que se decantan por las cosechas estables con rendimiento previsible. Hablamos de los leñosos: olivar, almendro, pistacho o aguacate.

El conjunto de leñosos ha aumentado un 9% su superficie en la última década, hasta sumar 5,3 millones de hectáreas. Destacan los incrementos de pistacho, que se ha ido a la estratosfera al crecer un 1.978% -en cinco años España puede ser el cuarto productor mundial-, con 63.267 hectáreas más; el almendro (30%, con 199.834 nuevas hectáreas) y el olivar (7%, que suponen 183.703 hectáreas más).

"Esto puede sucedernos"

Un dato basta para dar idea de la transformación de la tierra en nuestro país: el 11% de la superficie de cultivos leñosos registrada en 2022 (unas 550.000 hectáreas), estaba ocupada en 2012 por cultivos herbáceos (355.874 hectáreas) y barbecho (191.996 hectáreas).

Ahora bien, ¿son todos estos cultivos tan sensibles a los efectos de una sobreproducción como ha demostrado ser el limón? "Cuando hay mucha producción colapsas el mercado, y llega el desplome de precios. Eso puede sucedernos, claro", responde Juan Luis Ávila, responsable de Olivar de COAG. 

Recogida de pistachos.

Recogida de pistachos. Europa Press

Ni siquiera los productores de oro líquido en el primer país productor del mundo se ven libres del riesgo, que aumenta cuanto mayor es la producción. Miran de reojo lo que ha pasado con el limón; también ellos llevan años notando la presencia de los fondos. "Una buena parte del aumento del olivar se debe a ellos", señala Ávila.

¿Cómo lo detectan? Las nuevas hectáreas son de olivares superintensivos, fuera de las zonas tradicionales en las que se han encontrado estos árboles, como Andalucía. Son pistas que dan idea de lo que se busca: rápido y rentable, porque en eso consiste el negocio.

Un olivar en la comarca del Campo de Montiel.

Un olivar en la comarca del Campo de Montiel.

Ees decir, entrar y salir en torno a diez años después con una importante plusvalía en el proceso. Es una de las dos patas de rentabilidad de los fondos enfocados en el agro; la otra es sacar beneficio de la producción, algo que se convierte en una montaña rusa, tradicionalmente, por los efectos del clima. Ahora también por el tamaño de la oferta.