El Banco Central Europeo (BCE) está estudiando cómo la inteligencia artificial podría ayudarle a entender mejor la inflación, tras subestimar durante años la presión sobre los precios y retrasar el inicio del endurecimiento más agresivo de su historia.

Así, el BCE está evaluando formas de procesar y analizar millones de datos, incluidos datos públicos sobre precios, estadísticas empresariales, artículos de prensa y documentos de supervisión bancaria, con el fin de elaborar mejores análisis para la toma de decisiones monetarias.

"La IA nos ofrece nuevas formas de recopilar, limpiar, analizar e interpretar esta gran cantidad de datos disponibles, de modo que los conocimientos puedan incorporarse al trabajo de áreas como la estadística, la gestión de riesgos, la supervisión bancaria y el análisis de la política monetaria", recoge una entrada de blog publicada por el BCE este jueves.

[El IPC repunta hasta el 3,5% en septiembre pese a que la inflación subyacente se modera al 5,8%]

El BCE lleva años subestimando la inflación, y algunos dirigentes monetarios han cuestionado abiertamente sus modelos y la viabilidad de basar una política monetaria sólida en cifras que requieren constantes revisiones al alza.

Entre varias iniciativas de IA, el banco quiere profundizar en su comprensión del comportamiento de la fijación de precios y la dinámica de la inflación, según su blog.

La entidad puede recopilar una gran cantidad de datos sobre precios en tiempo real, pero las cifras no están estructuradas y no son adecuadas para calcular la inflación. El BCE quiere aprovechar la IA para estructurar los datos y mejorar su análisis.

Otra iniciativa es automatizar el proceso de clasificación de los datos de decenas de millones de empresas, bancos y entidades del sector público, para conocer mejor su estado financiero.

Simplificar su comunicación

El BCE también espera utilizar la IA para simplificar su comunicación, combatiendo las críticas que afirman que su lenguaje excesivamente complejo y técnico es imposible de entender para el ciudadano de a pie.

"Un modelo lingüístico de gran volumen también puede ayudar a mejorar los textos escritos por los empleados, haciendo que la comunicación del BCE sea más fácil de entender para el público", afirma el banco.

"En relación con esto, hace tiempo que utilizamos traducciones automáticas de redes neuronales para ayudarnos a comunicarnos con los ciudadanos europeos en sus lenguas maternas".