La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Europa Press

Economía

La inflación golpea más a las familias españolas que a las europeas por el retraso de la recuperación

Se acaba el ahorro precautorio de la pandemia y el consumo sigue lejos del nivel de 2019, cuando la media de la zona euro ya lo ha recuperado.

20 octubre, 2022 02:08

Después de 18 meses registrando tasas de inflación superiores a la zona euro, España ha conseguido situarse entre los países con un IPC armonizado inferior a la media de las 19 economías de la unión monetaria, según confirmó este miércoles Eurostat. Sin embargo, las familias españolas siguen sufriendo la pérdida de poder adquisitivo de manera más dura que el promedio de sus vecinos europeos.

Esto es algo que se explica en una parte importante por el retraso de la recuperación de la economía española. Como ha recordado esta semana el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en el Congreso, todavía se encuentra 2,2 puntos por debajo del PIB de 2019. Mientras, la economía del conjunto de la zona euro ya está 1,8 puntos por encima del nivel prepandemia.

Este peor punto de partida está detrás de datos -como el consumo y el ahorro- que sitúan a las familias españolas como más perdedoras en esta crisis inflacionaria que la media de sus vecinos del euro.

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Esta semana, en el informe en el que Funcas ha recortado sus previsiones de crecimiento para la economía española en 2023 al 0,7%, el think tank ha alertado de la pérdida de fuelle del ahorro de los hogares. que está experimentando en España. 

Todo ello en un momento en el que lo lógico sería un aumento de tesorería por parte de las familias para hacer frente a un 2023 que podríamos recibir en recesión técnica y con la energía a precios disparados.

"La tasa de ahorro de los hogares se ha reducido ya hasta niveles próximos a la media de los últimos años, lo que significa que muchas familias ya no disponen de colchón de liquidez para compensar la pérdida de capacidad de compra de sus ingresos", señala el documento.

Según explica a este periódico la economista sénior de Funcas, María Jesús Fernández, esto no significa que en términos globales las familias españolas hayan gastado todo el ahorro extraordinario que amasaron en la pandemia. Lo que refleja es cómo la subida de los precios está impidiendo ahorrar en los términos en los que sería esperable ante un escenario de incertidumbre como el que afrontamos.

En situaciones normales, cuando las noticias advierten de la llegada de turbulencias económicas, los hogares suelen optar por ahorrar más. Sin embargo, en esta ocasión, no está siendo así. De acuerdo con Funcas, la tasa de ahorro ha caído en el segundo trimestre de 2022 hasta el 8,5% (en términos desestacionalizados), alejándose así de los niveles que alcanzó durante el confinamiento de 2020 y la recuperación de 2021.

Mientras en la media de los países de la zona euro, la tasa de ahorro del segundo trimestre fue del 13,7%, según Eurostat. Es un dato lejano al pico de la pandemia, pero superior al de los años previos a la Covid. Y como suele ser habitual, es superior al de los hogares españoles.

En el caso de España, el ahorro del segundo trimestre es muy próximo al de 2019 (8,1%) y cada vez más cercano a la tasa de ahorro media de la economía española -que fue del 6,7% en los años de la recuperación que transcurrieron entre 2014 y 2019-. Sin embargo, hay una diferencia importante frente a ese periodo: la pérdida de consumo.

El gasto de los hogares españoles está lejos de recuperar los niveles previos a la pandemia. Ni Funcas, ni el Banco de España esperan que esto ocurra antes de 2024 y todos los servicios de estudios prevén que el consumo privado en España tarde en recuperarse del shock de 2020 más que el PIB.

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Esto es algo que ya no ocurre en la media de las economías de la zona euro, donde el consumo ya es superior al previo a la pandemia, según explica Funcas. Una recuperación que ha sido posible gracias a que la renta bruta disponible de los hogares europeos también se ha recuperado mejor del shock de 2020 y de la mano del avance del PIB, que también es ya más alto que el de 2019.

Que las familias españolas estén ahorrando menos sin estar consumiendo como venían haciendo en la 'vieja normalidad' refleja el golpe que la inflación está suponiendo para su nivel de bienestar.

"La inflación impulsa el consumo en términos nominales, porque todo es más caro, pero no en términos reales. Las familias no consumen como antes y si el ahorro tampoco sube es por el impacto de la inflación”, señala Fernández.

Efecto riqueza

Dentro de los problemas económicos de las economías domésticas, hay un elemento que juega a su favor. Se trata de ese exceso de ahorro que se generó durante la pandemia y en términos agregados no se ha gastado.

Este "efecto riqueza" es lo que está permitiendo que las familias no reduzcan aún más su consumo en un momento en el que a los precios disparados de los bienes de primera necesidad se suma la incertidumbre económica derivada de la guerra en Ucrania, según Funcas.

El excedente de ahorro de 2020 superó los 60.000 millones de euros y el de 2021 sumó otros 34.000 millones de euros. Es una riqueza que en buena medida se ha ido a inversión en vivienda y activos financieros.

No obstante, según el Banco de España, ese ahorro fue desigual y las rentas más altas fueron las que más excedente generaron. Es un dato que Funcas maneja con cautela a la espera de informes concretos, ya que en sus análisis considera que el reparto de ese ahorro también llegó a las clases medias y, probablemente, a los más vulnerables que no perdieron su empleo.

En todo caso, sí hay consenso en que estos últimos hogares, los que más apurados llegaban a final de mes antes del subidón de la inflación, son los que peor lo están pasando por la escalada de los precios. Y, por tanto, es de suponer que aunque las cifras macro aún no lo reflejen, esas familias de rentas bajas sí hayan utilizado ya el colchón que pudieron hacer en los meses de pandemia. 

Es un ejemplo más de cómo la inflación va a volver a agrandar las desigualdades económicas no solo entre distintos países europeos -alejando a España del nivel de bienestar de sus socios en el euro-, sino también entre españoles.