Que las empresas españolas ganen tamaño es una asignatura que este país tiene pendiente desde hace muchos años. Tener empresas más grandes mejora la competitividad y permite sortear mejor en el ámbito económico los tiempos difíciles como los que vivimos.

La llegada de fondos europeos a partir del próximo año va a ser un aliciente para que muchas pymes quieran ganar tamaño pese al difícil contexto económico. Avanzar en esta línea sería tan positivo para el país como lo fue el aumento de la actividad exportadora que se produjo tras la crisis financiera gracias al esfuerzo de los empresarios y los trabajadores.

Aunque el sector público copará buena parte de las ayudas, una parte de los fondos para la recuperación (Next Generation UE) irá destinado a financiar proyectos finalistas empresariales. 

Bruselas tiene especial interés en que las empresas beneficiarias de dichos fondos sean midcaps. Este término que alude a las empresas de capitalización media incorpora a las compañías con un tamaño que excede al de la mediana empresa española, pero sin llegar a ser las grandes corporaciones del Ibex 35.

"Estos fondos van a cubrir proyectos o consorcios de proyectos. No va a haber fondos no finalistas, sino que serán proyectos con cara y ojos y la UE tiene mucho interés en que una parte importante de ellos vayan al midcap", explica a este periódico el socio responsable de Mercados de PwC, Manuel Martín Espada.

De este modo, aquellas empresas que ronden los 500 empleados serán las que mejor posicionadas estén para captar fondos.

No obstante, esto no significa que las pequeñas empresas españolas -e incluso los autónomos- tengan el camino cerrado. "En España, tenemos muchas pymes y faltan empresas medianas, aunque también las hay. En cualquier caso, ese el el tope del tamaño, pero las pymes también podrán acceder a los fondos", añade Martín, una de las personas designadas por PwC para trabajar en la Oficina Técnica de Apoyo para Proyectos Europeos creada con la CEOE para que las empresas reciban asesoramiento y aporten ideas para el reparto de estos fondos.

Todavía es prematuro para las empresas saber a qué tipo de ayudas podrán aspirar, dado que la letra pequeña de la batería de ayudas acordada tendrá que aprobarse en este semestre, durante la presidencia alemana de la UE. Así hasta que no estén definidos sus reglamentos y la condicionalidad, las empresas tendrán que esperar para conocer el fin último de los fondos.

Transformación digital

Una de las claves será saber si es posible utilizar parte de ellos para reciclar a los trabajadores de sectores que vayan a quedar muy dañados por la Covid-19 y sin capacidad de recuperación futura.

"Tenemos que esperar para ver si habrá dinero para formación, pero sí habrá una partida para la transformación digital, lo que puede abrir la puerta a la cualificación de trabajadores", señala.

Junto con la transformación digital, la transición ecológica jugará un papel crucial en el destino de esos fondos.

Dentro de este apartado, se ha creado una partida especial de Transición Justa que canalizará fondos para ocho regiones afectadas por la descarbonización, lo que podría abrir oportunidades para empresas con actividad en esas localidades que están viendo cómo su modelo de vida se acaba por el fin del carbón.

Este es un ejemplo del espíritu con el que llegarán a España estas ayudas. Se podrá financiar la iniciativa privada e impulsar los proyectos público-privados, pero el objetivo del dinero es que las empresas que accedan a él se centren en proyectos con capacidad de multiplicación en términos de empleo y de PIB.

Dudas sobre el turismo

Para el turismo como tal no se prevé un paquete concreto de ayudas, si bien, "la Administración española podrá destinar recursos a reforzar este sector", señala Martín, que subraya que "dentro de los vectores de la transición verde y la digital, casi cualquier sector tiene cabida".

Así, por ejemplo, un hotelero podrá reformar sus hoteles antiguos para reducir el coste de la energía o dotarlos de placas solares. Es decir, las ayudas podrán emplearse para renovar el sector, pero no servirán como el rescate que desde distintos foros se viene reclamando.

En todo caso, partidas a las que accederá el sector público, como las que se van a destinar para el empleo, van a ayudar al Gobierno español a costear la factura de algunas medidas adoptadas para tratar de sostener el sector, como es el caso de los ERTE (expediente de regulación temporal de empleo).

Con todo esto, Martín Espada considera que este plan de ayudas "es una oportunidad para España, igual que en el pasado lo fueron otros fondos que se emplearon para la mejora de las infraestructuras", entre otros.

Además, es muy posible que se trabaje por impulsar sectores punteros e industriales, como el farmacéutico, dentro del objetivo europeo de contar con el abastecimiento necesario de productos de primera necesidad, tras la lección que ha dejado el coronavirus.

"Hay un volumen importante de empresas españolas que a día de hoy no ha accedido a ningún tipo de fondo europeo por lejanía o por dificultad", advierte el socio de PwC. Para intentar que las empresas puedan beneficiarse esta vez de las ayudas, la consultora y la CEOE han creado una Oficina que estará operativa en septiembre.