El Gobierno de Portugal, liderado por el socialista António Costa, criticó este jueves a la aerolínea TAP, de la que el Estado es principal accionista, por haber entregado premios económicos a un grupo de trabajadores tras registrar pérdidas millonarias durante 2018.

Las cuantías otorgadas, que van de 1.000 a 110.000 euros, "son incompatibles con los principios de austeridad que se deben exigir" a compañías que están relacionadas con el Estado, expuso Costa en el Parlamento luso, donde las críticas hacia la actuación de TAP se han multiplicado durante la mañana.

TAP había explicado a sus empleados a primera hora y a través de un correo electrónico que había entregado premios por valor de 1,1 millón de euros a 180 trabajadores como parte de un "programa de méritos" que había resultado "fundamental" para reducir costes en 2018.

Ese año, la aerolínea registró unas pérdidas de 118 millones de euros, un resultado que justificó por el aumento del precio de combustibles y el coste de eventos extraordinarios, y que contrastaba con el beneficio de 21 millones obtenido en el ejercicio anterior.

En este contexto, el Gobierno ha torcido el gesto y afeado a los responsables de la aerolínea haber entregado estos premios, de los que además no se había informado previamente "al Consejo de Administración de TAP", donde hay representantes del Estado, sostiene el Ministerio de Infraestructuras en un comunicado remitido a medios de comunicación lusos.

El malestar del Ejecutivo es tal que la nota afirma que se ha producido una "ruptura de la relación de confianza entre la Comisión Ejecutiva y el mayor accionista de TAP, el Estado portugués", que posee el 50 % del grupo.

Mientras, el consorcio Gateway, integrado por el empresario portugués Humberto Pedrosa (una de las mayores fortunas del país) y el brasileño-estadounidense David Neeleman (dueño de la aerolínea Azul), tiene una participación del 45 %, en tanto que el 5 % restante está reservado para los trabajadores del grupo.