La empresa Veltia, dedicada a la fabricación y comercialización de secadores de manos, facturó el pasado año 5 millones de euros, un 25 % más que en 2017, y prevé crecer este año en un porcentaje similar, hasta alcanzar unas ventas de 6 millones.

Los secadores de Veltia pueden encontrarse en los lavabos de la Estatua de la Libertad de Nueva York (EE.UU.), pero también en el Museo de Arte de Tel Aviv (Israel), en hoteles de Teherán (Irán), en la estación de trenes King's Cross de Londres (Reino Unido), en el aeropuerto de Johannesburgo (Sudáfrica), en colegios de Australia, en la ópera Kaounas de Lituania o en el Aeropuerto Internacional de Tahití-Faa'a, en la Polinesia francesa.

La compañía fue fundada en 2004 por Jordi Carrascosa y Miquel Canut con el objetivo de crear un secador eléctrico "que realmente secara las manos", según explica el primero de ellos en una entrevista con Efe.

En colaboración con la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), lograron desarrollar un modelo innovador que han patentado y que se ha convertido en el emblema de la compañía: un secador vertical, en el que el usuario coloca las manos en medio de dos placas que expulsan aire por centenares de pequeños "microorificios".

Veltia concentra en Barcelona el diseño y fabricación de estos aparatos, de los que el año pasado fabricó unas 9.000 unidades, que se distribuyeron en más de 80 países de los cinco continentes.