Enagás presentará su actualización estratégica para el periodo 2019-2023 en la segunda o tercera semana de marzo y prevé para el 2021-2023 que el incremento de su dividendo pase a ser de un mínimo del 1 % anual, frente al crecimiento comprometido del 5 % hasta 2020.

A esta actualización estratégica se ha referido hoy su presidente, Antonio Llardén, durante la presentación a los analistas de los resultados de 2018, ejercicio en el que el beneficio neto de la compañía cayó un 9,8 % hasta los 442,6 millones de euros.

Esto se debió a la ausencia ese año de los efectos que tuvo en 2017 la incorporación de la regasificadora chilena GNL Quintero, sin el cual el crecimiento habría sido de un 1 %.

Llardén ha explicado que el plan que presentarán próximamente tendrá cuatro líneas de actuación, la primera de ellas impulsar el papel de la compañía como gestor de redes de transporte, además de gestor técnico del sistema gasista en España.

Otro de los ejes será el compromiso de la compañía con la transición energética, en el que Enagás considera que el gas tiene un rol clave e "insustituible" en sectores como el industrial, ha dicho Llardén.

Además, contribuye al uso del gas natural licuado en el transporte pesado y en el ligero, y al desarrollo de proyectos de eficiencia energética y de gases renovables, como el biometano o el hidrógeno.

El tercer eje será el impulso del negocio en los mercados internacionales que Enagás tiene identificados como prioritarios en su plan estratégico (Europa, el eje del Pacífico, México, Perú, Chile, y también Colombia y Estados Unidos, manteniendo estrictos criterios de inversión internacional) y la sostenibilidad.

En cuanto a la política de dividendo, ha indicado que la obligación de los gestores de la compañía es tener una visión más allá del corto plazo y su crecimiento tiene que ser sostenible en el medio y largo.

Ha precisado que quieren que el dividendo se abone en efectivo y que crezca de forma sostenida en el tiempo.

Ha explicado que se mantendrán las actuales proyecciones de dividendo con un crecimiento del 5 % hasta el año 2020, que es a lo que se había comprometido la compañía, lo que hará que en esa fecha la retribución sea de 1,68 euros brutos por acción.

A partir de esa cifra, en 2021, 2022 y 2023 el crecimiento será como mínimo de un 1 % anual.

Llardén ha explicado que estas proyecciones se sustentan en que desde 2018 el sistema gasista presentará un superávit neto anual, lo que permitirá pagar la totalidad de la deuda antes de lo previsto por el regulador en un entorno de demanda de gas positiva.

Así como en la actividad internacional que desarrolla la compañía, un resultado bruto de explotación (ebitda) diversificado y una fuerte reducción del apalancamiento.

Asimismo, ha subrayado que más del 80 % de la deuda es a tipo fijo y no hay vencimientos próximos significativos.