“All you gotta do is plug me into high… High voltage”, Bon Scott

Ya conocemos las líneas maestras del plan energético de Estados Unidos para los próximos años. Se pueden resumir en dos palabras: independencia energética (lean). Declarar la “dominación energética de Estados Unidos” una prioridad estratégica, de política exterior y económica.

Desarrollar los 50 billones de dólares de reservas no explotadas en petróleo, gas natural y cientos de años de reservas de carbón limpio. Liberalizar la política de licencias de exploración a nivel nacional. Alcanzar y mantener la total independencia de importaciones de ningún tipo de hidrocarburo.

Eliminar subvenciones a sectores que dicen que no las necesitan, para que demuestren que es cierto. La US EnergyAdministration estima que el coste de la solar en 2046 seguirá siendo tres veces superior al carbón o la nuclear. Esas estimaciones son criticadas y cuestionadas por la industria, lo cual es estupendo. Pero desde 2008, los precios de la electricidad a los consumidores han crecido el doble en los Estados con elevada penetración de energía solar, según datos de la U.S.Energy Information Administration y el Electric PowerMonthly.

Nadie en la administración va a impedir el desarrollo de energías renovables, sino todo lo contrario. Solo cumplir lo que dicen que es cierto, que no necesitan subvenciones. La energía solar ha recibido más subvenciones desde 2008 que todo el resto. 575.875 dólares por cada mil megawatios en EEUU, más que todas las energías juntas (5.000 dólares por cada mil megawatios). Sea como sea, en la industria solar dicen que ya no los necesitan, y eso es magnífico.

Google compra 842 MW de energía renovable

Google compra 842 MW de energía renovable Pablo Romero

Se va a revisar el incentivo fiscal federal a las renovables, un incentivo que ya dispone de una reducción paulatina hasta su desaparición (phase out), con la norma actual. No se va a obligar a nadie a instalar una tecnología por ley. Pero como son competitivas según el sector, seguirán avanzando y se beneficiarán, como todas las energías, de la bajada de impuestos y la apertura de la regulación, facilitando instalaciones y reduciendo burocracia. Respecto a esto hay diferentes visiones en distintos Estados de la Unión; la promoción de renovables es fundamentalmente una materia estatal.

Algunos medios dicen que Trump ataca a las renovables. ¿Desde cuándo es atacar facilitar que compitan y se desarrollen reduciendo trabas y eliminando unas subvenciones que dicen que no necesitan? Subvenciones, a propósito, que se van a eliminar a todo tipo de energía.

Eliminar las trabas y burocracia que limitan la exploración, explotación y desarrollo de los recursos y facilitar que las energías compitan sin que se impida desde restricciones federales es una buena noticia, que llevará, a buen seguro, a la solar y eólica a demostrar su potencial de competitividad sin ayudas o limitaciones legales a otros, y el beneficiado será el consumidor.

Adicionalmente, el Departamento de Energía (DOE) acaba de publicar un plan energético cuatrienal (Quadrennial Energy Review, QER), que en realidad es la segunda entrega del QER, en el que se revisa en detalle el sistema eléctrico, desde la generación, centralizada y distribuida, hasta el usuario final, incluyendo un análisis del transporte, distribución, almacenamiento, ciberseguridad, y nuevos modelos de negocio. Y proponen una serie de recomendaciones de actuación del Gobierno a nivel federal.

Las principales conclusiones apuntan a la naturaleza estratégica de la protección y desarrollo del valor que aporta el sistema eléctrico, mediante su modernización y transformación, ya que las infraestructuras más importantes de los Estados Unidos dependen del sistema eléctrico.

El DOE indica que el sector eléctrico americano se enfrenta a importantes retos:

Una infraestructura envejecida -que la administración busca modernizar vía inversión privada e incentivos fiscales-, el cambio en el mix de generación y el crecimiento de la generación intermitente en un país donde la demanda casi no crece gracias a la eficiencia, a pesar del aumento del PIB.

El sector eléctrico redujo sus emisiones de CO2 gracias a la combinación ganadora del gas natural y las renovables. Y se añade la relevancia de la energía nuclear, que es el 60% de la generación libre de emisiones en EEUU. 

Ante los retos de la independencia energética, la modernización de la red eléctrica es un elemento esencial. Pero también lo es implementar los programas de flexibilización normativa y bajada de impuestos que permitan que hidráulica, renovables y nuclear contribuyan a un mix ganador.

Lo más interesante de esta batería de medidas es que, los esfuerzos en infraestructuras no recaen sobre el consumidor en mayores tarifas, la modernización y descarbonización se promueve desde la competencia y el desbloqueo de trabas legislativas facilita el cambio del patrón de crecimiento.

Estados Unidos consiguió, con su revolución energética, que sus costes de electricidad para los consumidores e industrias sean menos de la mitad de los de la media europea, y redujo sus emisiones de CO2. Acelerando la competencia tecnológica y eliminando incentivos perversos. Con una y otra administración.

Todos los países de Europa podrían aprender de esa política. Poner la competitividad como elemento esencial para la mejora tecnológica.