El economista Juan Ignacio Crespo

El economista Juan Ignacio Crespo Dani Pozo

Economía Entrevista a Juan Ignacio Crespo

"La política económica del PP ha funcionado, en parte, por suerte"

El economista alerta: "De cara a 2017 tenemos todos los elementos propios de una gran crisis": la banca europa necesitará otra recapitalización y el desempleo se cebará con el sector servicios.

12 junio, 2016 03:03

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La economía está loca. Unos días parece que se avecina una quiebra como la de Lehman Brothers y otros que le está forjando una burbuja como la que llevó a Lehman Brothers a la quiebra. Tal vez lo que falte sea serenidad y calma para interpretar qué es lo que ocurre en realidad. Un café siempre facilita la reflexión. 

Me cito con el economista Juan Ignacio Crespo para intentar aclarar mis ideas. Acaba de publicar su último libro ¿Por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión? (Deusto) pero, a pesar del título, sé que su visión no es pesimista. En algunos aspectos es incluso optimista. Lo que tengo claro es que he quedado con un economista libre e independiente, que dice lo que piensa y piensa lo que ha analizado a través de los gráficos y la historia. Y dejo que me lleve la conversación.

¿La recesión es inevitable?

Hay una probabilidad del 80%. Inevitable no hay nada, porque por muy bien fundado tengas tu pronóstico, te llega el instituto de estadística correspondiente, te revisa los datos, y te ha hecho polvo el pronóstico. Aunque los ciclos van y vienen, siempre hay una base que los sustentan. Por ejemplo, si te revisan las pérdidas de las empresas norteamericanas de los últimos 9 meses y te dicen que han dado beneficios, mi argumentación se viene abajo. Pero lamentablemente, como no sólo está basada en un criterio, sino en muchos, la probabilidad aumenta hasta el 80%.

Esta previsión va en contra de lo que es la línea generalizada de los grandes organismos nacionales e internacionales. ¿En qué están errando todos ellos cuando dicen que la economía global acelerará en los dos próximos años?

En que utilizan modelos inerciales. Lo que va bien sigue yendo bien y lo que va mal, sigue yendo mal. Son incapaces de captar los cambios de ciclo porque esos modelos no los captan. Como conoce, mi método es el chartismo histórico, que es justamente todo lo contrario: por mucho que haya un impulso fuerte, un buen día, sin que nadie sepa por qué (luego ya sí que vienen las explicaciones), el ciclo cambia.

Pero la economía siempre son ciclos, ¿cómo puede existir un modelo de predicción que sea incapaz de incorporarlos?

Yo creo que sí tienen gente dentro capaz de hacer ese tipo de predicciones. La mejor muestra es el actual gobernador del Banco de la Reserva de la India, Raghuram Rajan: él era el economista jefe del FMI y en 2005 planteó la que se venía encima con las hipotecas basura en EEUU y lo que consiguió es que al salir de su conferencia nadie le hablara y que Larry Summers, que ahora predica lo del estancamiento global, le llamó ludita. Dijo, este idiota que viene a estropearnos la fiesta. Espero que eso torture a Summers hasta el final de sus días.

Zapatero perdió su credibilidad diciendo que no había recesión, pero creo que hubiese sido peor si hubiese dicho que la había

La gente que dice esas cosas dentro de sus organismos no les prestan atención y, a lo mejor, con buen criterio. ¿Te imaginas lo que sería que el FMI saliera a decir que el año que viene habrá una recesión?

De hecho, podrían provocar una profecía autocumplida.

Por eso los gobiernos tienen que negar la recesión. Yo recuerdo a Carlos Solchaga (exministro de Economía) diciendo en octubre de 1992 que la economía española iba magnífica y que de recesión nada y prácticamente ya se había iniciado. Hasta el propio Zapatero perdió su credibilidad diciendo que no había recesión, pero creo que hubiese sido peor si hubiese dicho que la había.

¿Peor para la economía?

Sí, porque si lo dice, se precipitan todos los acontecimientos. Aunque en el caso de Zapatero, los acontecimientos ya venían muy fuertes y, cuando él lo niega, ya se produce la quiebra de Bear Stearns y seis meses después la de Lehman Brothers.

El argumento que más peso da en el libro para justificar la recesión es el de los beneficios empresariales.

Los beneficios empresariales son la clave de arco, cuando empiezan a caer, todas las empresas hacen lo que haría cualquiera, reducir costes, cerrar las factorías que son menos rentables, despedir gente y ahorrar en materias primas y así las economías se meten en recesión. Desde el año 50, cada vez que los beneficios empresariales en EEUU se metieron en negativo, la economía entró en recesión, sólo en 1987 se evitó, pero hubo un crack de bolsa. Los beneficios llevan ahora tres trimestres de caída.

El escenario que se plantea es que las empresas frenan la inversión y nos quedamos en un mundo con mucho ahorro y también mucha deuda. ¿No son estos los ingredientes del estancamiento secular?

Exacto. La diferencia entre mi enfoque y el de Larry Summers es que él ha descubierto el estancamiento secular cuando ya estamos a punto de salir, según mi tesis. En cambio, no se olió el estancamiento secular durante los 13 primeros años, que para mí van del 2000 hasta 2013 cuando él lo descubre.

De cara a 2017 tenemos todos los elementos propios de una gran crisis

De cara a 2017 tenemos todos los elementos propios de una gran crisis. Por ejemplo, una banca que todavía necesita una nueva inyección de capital, que probablemente venga precedida por ese aumento de la morosidad provocada por la recesión de 2017. Al mismo tiempo, tenemos una carga de deuda enorme, porque lo que ha pasado es que como Occidente ya no soporta el dolor, se ha utilizado un lenitivo que son las inyecciones de los bancos centrales. Con lo cual, no se ha destruido capital, ni riqueza. No sólo no se ha destruido, sino que se han creado 12 billones de riqueza creada de la nada. El problema es que, por una parte sirvió de colchón para frenar el impacto, pero por otra parte, ha agudizado ese problema básico que es el exceso de capitales.

Eso es una patada adelante, pero algún momento tendrá que haber una solución.

La solución ya está en marcha: la expropiación del ahorro. Los tipos negativos, que llevan el dinero de los bolsillos de los inversores a las arcas de los estados.

Juan Ignacio Crespo

Juan Ignacio Crespo Dani Pozo

Una propuesta que apunta en el libro y que me ha sorprendido es que el Banco Central Europeo compre deuda de los estados y la elimine. En definitiva, monetizar deuda. A más de un alemán le estallaría la cabeza con esta propuesta.

Esa solución puede tener diversos matices. Puede ser que el BCE se quede esa deuda y la convierte en perpetua y pague un tipo de interés simbólico. Otra es que la cancele. Un banco central puede tener todas las pérdidas que le dé la gana porque puede crear todo el dinero que le dé la gana para compensar esas pérdidas.

¿Así se genera un incentivo perverso para que los Estados se sigan endeudando al pensar que el BCE siempre estará ahí?

Yo siempre que planteo esto lo hago con la promesa radical de que hay que cumplir el Pacto de Estabilidad. Incluso planteo que el banco central no cancele la deuda y que la amenaza sea, para el estado que no cumpla, que le resucitan la deuda. Es el momento de hacerlo, cuando las fuerzas deflacionarias son tan fuertes, porque si hubiese inflación sería impensable.

¿Se equivocó la Reserva Federal con el QE3 (tercera ronda de compra de activos) y el Banco Central Europeo con el primer QE?

Sí, yo creo que sobraban, porque los mercados ya estaban estabilizados. En el caso de la zona euro, también estaba estabilizada. Lo único que han hecho ha sido llevar los tipos de interés a cero, o incluso negativos, que es la primera experiencia histórica que se tiene: ahí no podemos acudir al chartismo histórico.

Si a Janet Yellen (presidenta de la Reserva Federal) se le ocurre volver a subir los tipos de interés a las puertas de otra recesión, la comparativa con Jean-Claude Trichet (expresidente del BCE) sería inevitable…

Sí. Y a lo mejor tendrá que hacer como él: dar marcha atrás y revertir esas subidas.

El que dio marcha atrás fue Draghi a finales de 2011.

Es que hubo dos subidas de tipos. La primera fue en julio de 2008 y en septiembre, tras la quiebra de Lehman Brothers, la tuvo que revertir. Posteriormente los subió dos veces en 2011 y en noviembre lo revirtió Draghi. Yo fui dejando rastro con sendos artículos. El primero, de 2008, se titulaba Primer paso en falso del BCE. Y en 2011 publiqué el Segundo paso en falso del BCE. En el caso de Yellen, el paso en falso de diciembre era menos obvio, pero el mercado se lo toma bastante mal igualmente.

En el libro afirma que la percepción del próximo ciclo alcista no llegará hasta 2026.

Sí, pero es la percepción de la gente.

¿Eso significa que el crecimiento será bajo o que la gente no lo percibirá?

Sí que lo percibirá, lo que pasa es que no se lo creerá. Una experiencia reciente fue en el año 92, cuando todavía había gente que decía que había crisis a pesar de a finales de los ochenta nos pusimos a crecer y tuvimos incluso una burbuja inmobiliaria y la tasa de paro cayó al nivel más bajo de aquellos tiempos. Pero la gente seguía hablando de crisis.

¿Nos queda una década de seguir hablando de crisis?

Sí, aunque de esa década, siete u ocho años ya no sean de crisis.

Hablando del medio y largo plazo: ¿La economía global va hacia un escenario de estancamiento secular de crecimiento pobre, baja inversión y productividad estancada?

Todo eso lo suscribo si cambiamos el “va” por un “el mundo sale”. Una vez pasada esta recesión, la de 2017, se saldrá de ese escenario de baja productividad y bajos crecimientos, todo sustentado un poco en lo que se sustentan los ciclos económicos alcista: los 1,7 billones de dólares que tienen en tesorería las empresas norteamericanas los pondrán a trabajar en algún momento.

Una vez pasada esta recesión, la de 2017, se saldrá de ese escenario de baja productividad y bajos crecimientos

En la época de Roosvelt también pusieron un impuesto a los beneficios empresariales retenidos (caja) para así incentivar a que moviesen su dinero. ¿Si las empresas no invierten, será el momento de recuperar este impuesto?

Ahí ya se ha metido en la pregunta del capitalismo de estado.

Demos ese salto.

El capitalismo de estado va a ser una necesidad implacable para frenar los efectos más nocivos de esta próxima recesión. Si se hunden las bolsas, los bancos centrales van a comprar acciones, con lo cual van a tener una buena parte del parque industrial de las empresas del país, como ya tiene el Banco de Japón.

El capitalismo de estado va a ser una necesidad implacable para frenar los efectos más nocivos de esta próxima recesión

Tendremos ese híbrido con el que yo ironizo de mezcla del Banco de España con el Instituto Nacional de Industria. Un amigo me preguntaba: ¿Y Keynes? Pues eso es Keynes. ¿En la posguerra, cómo se revitalizaron las economías de los países destruidos? Con dirigismo público.

Pero no es exactamente lo mismo aunque la conclusión sea que en los dos casos los medios de producción acaben en manos del Estado. No es lo mismo que el banco central compre acciones y acabe quedándose con la propiedad de las empresas que poner en marcha proyectos de inversión.

Sí, son ambas cosas. Yo me he centrado en la parte que me gusta más, porque es más novedosa, que es la del capitalismo de estado, porque va a haber ahí una cartera de acciones en propiedad del estado, que será privatizada más adelante, porque ese capitalismo de estado será transitorio. Es una cosa transitoria para salir de una situación complicada. La inversión pública volverá porque, de lo contrario, habrá masas que se subleven tirando al traste el sistema.

A los sectores más acomodados les interesa que la ciudadanía esté calmada.
Exacto. Esa es la generosidad de la posguerra y el Plan Marshall; tenía que ver con todo eso.

Juan Ignacio Crespo

Juan Ignacio Crespo Dani Pozo

¿Esto significa que la economía necesita más gasto público, o sería mejor un impulso fiscal reduciendo los impuestos?

Yo no creo en recetas que funcionen siempre, cada receta da resultados en función de las características de cada momento. Por ejemplo, Rajoy subió los impuestos y la economía española, gracias a eso o a pesar de eso, creció con fuerza en 2014 y 2015. En cambio, prácticamente de forma simultánea, el Gobierno de Japón hizo una pequeña subida del IVA que le produjo una recesión al mes siguiente y tienen pendiente otra subida y no se atreven a hacerla.

La inversión pública volverá porque, de lo contrario, habrá masas que se subleven tirando al traste el sistema

La combinación de qué medidas funcionan en qué momento es complicadísimo. Yo creo que al que tiene suerte y le sale bien, le suena la flauta por casualidad. No digo que no tenga mérito la elaboración del plan, pero que el plan funcione es muy diferente. Es la providencia la que vela por sus animalillos.

¿Acertar con una política de gasto o de impuestos es cuestión de azar?

O es resultado de algo que no conocemos. Lo llamamos azar porque lo desconocemos y no lo sabemos explicar, pero hay muchos ejemplos así. Cuando empezó la crisis tenías a un socialdemócrata como Gordon Brown bajando impuestos o a una conservadora como Angela Merkel, subiéndolos.

En Europa lo que manda es la obsesión por reducir el déficit. Sin duda ha servido para conseguir la confianza de los mercados, pero ¿a partir de ahora es un problema seguir reduciendo el déficit? ¿Sería mejor adoptar políticas expansivas?

Yo creo que en esto del déficit, le tomo prestada la cita a un personaje público muy conocido: “Hay que correr y atarse los zapatos a la vez”. Es un juego de palillos chinos, tienes que crecer y reducir el déficit al mismo tiempo. Crecer sin reducir el déficit nos lleva a un callejón sin salida y reducir el déficit demasiado deprisa nos lleva a perder el impulso del crecimiento.

Fórmulas fanáticas están muy bien para estrellarse o, a lo mejor, una va y funciona por casualidad y todo el mundo dice: ¡Oh, qué eminente estadista!

¿Cuál es el fine-tune adecuado de eso? Lo que se ha conseguido en estos cinco/seis últimos años está bastante bien. Zapatero inicia el giro en mayo de 2010 y es atribuible parte del mérito con ese giro de recorte del gasto. Esa es una política que profundiza en la recesión, pero no había alternativa porque nos expulsaban de los mercados. Las medidas del Gobierno del PP han acabado funcionando, en parte por suerte, porque la bajada del precio de la energía ha sido un factor muy favorable, en parte porque nos han considerado uno más y el BCE nos ha comprado nuestra deuda y ahora el Tesoro ya no paga, sino que ingresa por la deuda que emite, y hemos tenido unas tasas de crecimiento fuertes.

Fórmulas fanáticas están muy bien para estrellarse o, a lo mejor, muy de tarde en tarde, una va y funciona por casualidad y todo el mundo dice: ¡Oh, qué eminente estadista!

¿España está mejor preparada que en 2008 y 2011 para afrontar la siguiente recesión económica?

Está peor y mejor, dependiendo de dónde miremos. Con tasas de paro como la que tenemos, del 20%, nos pilla muy mal; era mucho mejor cuando nos pilló con el 8% del año 2008. El paro va a crecer en el sector servicios, que es el que liquida empleo a la misma velocidad que la construcción. Pero a la vez, como no tenemos burbuja inmobiliaria que pinchar, la morosidad no se va a disparar de la misma forma y los bancos no van a tener las mismas dificultades, aunque haya que inyectar más capital.

¿Y las reformas que se han aprobado estos años, como la reforma laboral o la del sector bancario, nos han dado cierto músculo?

Yo creo que más que darnos cierto músculo, nos han permitido que no nos volaran la cabeza. Es decir, que podría haber sido mucho peor. No es que a nadie le entusiasme la reforma laboral ni haber tenido que meter decenas de miles de millones en la banca, pero no hacerlo hubiera sido mucho peor. No es tanto lo que hemos ganado como lo que hemos evitado.

¿Los bancos españoles necesitan una nueva recapitalización?

Yo creo que a toda la banca europea le falta una ronda de recapitalización. Si comparas el tamaño agregado de los balances de la banca americana con la europea en el momento de iniciarse la crisis y comparas la inyección de capital que se hizo en las dos regiones, es que no hay color. Para un balance agregado que en EEUU era un tercio del que era el europeo, porque allí van más por el mercado de capitales que por el crédito empresas, el TARP (programa del Gobierno de EEUU para recapitalizar los bancos) dispuso de 750.000 millones de dólares. Para tres veces ese balance, lo que se ha metido en Europa no está ni de lejos en proporción.

A toda la banca europea le falta una ronda de recapitalización

Cuando suba la morosidad en esta crisis eventual que pronostico, hará falta una nueva inyección de capital que los dejara niquelados para poder prestar en el proceso expansivo que venga a continuación.

¿Podrán captarlo en el mercado o será necesario dinero público?

Ambas cosas. En los momentos más críticos tendrá que ser el estado y con suerte, podrá salirse después y dar paso al mercado, un poco a imagen de lo que hicieron en EEUU. Hubo bancos como Goldman Sachs que les obligaron a tomar dinero público y luego estuvo en condiciones de devolverlo muy deprisa.