Otro año que se acaba y pronto mi columna de opinión en DISRUPTORES cumplirá cinco años. Recuerdo perfectamente cómo nació este hijo de la Filomena. ¡Gracias a todo el equipo y a Alberto Iglesias Fraga, por darme la oportunidad de escribir sobre algunas de las cosas sobre las que pienso!
Esta breve introducción no es porque estamos despidiendo un año más, aunque seguro que para algunas personas es más especial que para otras. Es porque soy de los que piensa que para ser felices debemos ver las cosas positivas de la vida, a veces nos cuesta darnos cuenta de que somos afortunados, pero siempre es importante ser conscientes de ello y dar gracias por ello.
¿Por qué empiezo recordando la importancia de encontrar razones para recordar que somos afortunados? Pues porque este año que cerramos ha traído cambios drásticos en todo lo relativo a ESG, a DEI y muchos otros temas que había costado años ir mejorando para crear un mundo más justo, para intentar revertir o minimizar el evidente cambio climático.
No ha pasado ni un año desde que la segunda administración de Trump en Estados Unidos se movilizó agresivamente para desmantelar las iniciativas climáticas del gobierno de Biden, para derogar legislaciones que no le encajan a Donald y al movimiento MAGA, la retirada de su país de múltiples tratados internacionales y el retorno de los combustibles fósiles.
Si solo nos quedamos con eso, está claro que ha sido un mal año. Pero como todo es relativo, a lo mejor lo que tenemos que hacer es pensar en la gente de Ucrania, de Gaza, de Sudán… de tantos sitios en los que se están librando guerras localizadas y toleradas por el mundo. O pensar en la gente que no puede llevarse algo de comer a la boca, calentar su casa en invierno o que ni siquiera puede tener casa.
Los cambios verdaderamente importantes no se consiguen nunca con poco esfuerzo y con poco sacrificio. A veces se avanza y a veces se retrocede, pero es innegable que todo el mundo debería hacer más ejercicio de autocrítica para asumir que hay cosas que se están haciendo mal (algunas por pasarse de frenada y otras por no alcanzar), hay que reconocer que algo estamos comunicando mal cuando la violencia de género repunta entre las nuevas generaciones, cuando negar el negacionismo se acepta como algo normal.
Además, creo que es importante que dejemos de mirarnos el ombligo todo el día y que asumamos que somos parte de un todo mucho más grande. Que lo que puede parecer medidas estúpidas de algún líder político multicolor (no hay relación directa entre las tendencias políticas, el populismo y la estupidez humana), han sido pensadas y meditadas por un montón de asesores y asesoras que han valorados los pros y los contras, incluso las implicaciones geoeconómicas que tiene para sus intereses.
Es evidente que nadie con poder político y en activo piensa solo en el planeta, en el mundo en su conjunto. Hay muchas razones para ello, pero la más evidente es que sus incentivos, sus estímulos, no están ligados a eso; sino a los votos de sus votantes. ¿A quién quieres más al movimiento MAGA o al planeta Tierra? Un poquito de por favor, la respuesta dependerá del receptor de la pregunta, pero está clara si se la hacemos a gobernantes republicanos.
Hoy acabaré con una serie de preguntas lanzadas al aire, a lo mejor encontráis las respuestas durante estos días de celebraciones. Realmente, ¿a Trump le preocupa el cambio climático, la industria del automóvil, etc o simplemente quiere frenar a China, a Korea y a otros países que le llevan mucha ventaja en VE? Sí, me acuerdo de que Tesla fue una de las pioneras, pero eligió malas amistades y se le complicaron las cosas en muchas partes del mundo.
¿Le preocupa que el efecto secundario de su radical cambio de política sea entregar un regalo geopolítico y económico histórico a China y a otras potencias emergentes, que ahora se posicionan como los nuevos administradores del orden global? O, tal vez, haber conseguido que su moneda nacional haya pasado de ser la moneda refugio a ser algo incierto, que se haya debilitado contra el Euro (que subió por encima de 1.17 USD) y otras divisas, que haya tenido consecuencias contrarias a su promesa electoral de arreglar la inflación doméstica, es positivo para algunas cosas. ¿Le va bien que el tipo de cambio del dólar sea beneficioso para su economía?
Desde la pandemia hablamos de reindustrializar los países para no depender de terceros, ¿son sus políticas un acierto, un acelerador?
No os penséis que mi columna es un ataque a la administración Trump, es más bien un ejercicio de reflexión que incluye preguntas como: ¿las personas sensibles a lo relativo a ESG, a DEI… hemos pecado de ilusos y no hemos tenido en cuenta las implicaciones económicas al definir los marcos temporales de algunas políticas? Por ejemplo, ahora hay quien crítica a Europa por relajar las políticas relativas al motor de combustión, pero a nadie se le pasó por la cabeza que no podemos destruir una industria tan importante para el empleo y el PIB de Europa sin tener alternativas reales.
Podría seguir lanzando preguntas, pero no es posible porque está columna no es infinita. Así que sólo haré dos: la primera da nombre a esta columna, ¿desmantelamos el cambio climático?, la segunda es mucho más local, ¿hacemos una lectura justa e imparcial de los resultados de las elecciones de Extremadura?