César Tello, director general de Adigital.
Europa sólo será competitiva a nivel mundial si apuesta decididamente por la innovación. En un momento en el que la brecha de financiación y competitividad se amplía con otras regiones, la Comisión Europea apuesta por el régimen 28, el fondo europeo de scaleups o la simplificación regulatoria para disputar su liderazgo global.
Si por algo se caracteriza la Unión Europea es por estar siempre a la vanguardia. Fue la primera gran asociación política y económica en crear una moneda común y compartir una política monetaria. Esa voluntad de construir consensos y avanzar juntos ha sido clave para consolidar el proyecto europeo y, en un contexto global tan complejo como el actual, exige que lo histórico sea norma, teniendo la integración y la fusión de soberanías como prioridad absoluta. Esa necesidad se ilustra a la perfección en el territorio de las empresas emergentes europeas: Europa debe ser un continente de campeones tecnológicos.
España tiene una oportunidad única de liderar ese salto. Contamos con talento, empresas emergentes tecnológicas con crecimiento potencial y una posición geoestratégica e histórica que nos convierte en puente natural hacia Latinoamérica. Esta visión es la que defendemos desde EsTech, Adigital y otras organizaciones del ecosistema innovador, y que compartimos con nuestros socios europeos en el marco del S9+, la red que agrupa a las principales asociaciones de startups y scaleups de los países más digitalmente avanzados de Europa (Bélgica, Dinamarca, España, Estonia, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Polonia, República Checa y Suecia); una plataforma que junto con sus homólogos institucionales D9+ y empresariales B9+, identifica en su última declaración los frenos que limitan un proceso de digitalización de la economía europea esencial para el futuro de Europa.
Precisamente, este pasado octubre celebramos en Valencia el Scalability Day, evento anual de EsTech que, otro año más, sirve para reafirmar la necesidad de avanzar hacia la Europa del talento, de la tecnología y del liderazgo global por su prosperidad e ideales democráticos, entonces, ¿qué nos frena?
La respuesta está en la regulación, el acceso al capital, la simplificación administrativa y la colaboración público-privada. Por eso, la última declaración del S9+ señala la simplificación, la liberación de capital institucional público, la creación de un mercado único digital que democratice la accesibilidad y el mantenimiento de una infraestructura digital competitiva como algunos de los ejes fundamentales para que Europa tenga la oportunidad de estar en la economía global.
Pero, estas prioridades no atañen solo a Europa, también a España. Tal y como señalamos en el Plan Nacional de Escalabilidad y en línea con la declaración del S9+, necesitamos incentivos fiscales, fondos estratégicos, alianzas con grandes corporaciones y programas de internacionalización. Además de medidas concretas como el Régimen 28, la movilización de capital institucional, el impulso de talento digital y una narrativa país que posicione a España como líder en innovación, también pública.
La buena noticia es que las instituciones europeas ya están dando pasos. La Comisión Europea ha incluido el Régimen 28 y la simplificación como una de las prioridades de su plan de trabajo para 2026. Pero no basta con defenderlo, hay que implementarlo con ambición y que este no adopte la forma de Directiva sino de Reglamento Europeo.
Si no avanzamos, las consecuencias serán claras: más fragmentación, menos competitividad y una Europa sin voz en la economía global. La productividad y la innovación son el motor del nuevo modelo productivo. Así lo reconoció incluso el Premio Nobel de Economía de 2025, que puso el foco en el papel de las empresas emergentes como catalizadoras del crecimiento sostenible.
Desde EsTech, junto a Adigital y el resto de asociaciones que forman la coalición S9+, hemos lanzado una nueva declaración en Portugal, país que asumirá la presidencia del Consejo de la UE en 2026. Nuestra propuesta es clara: negociar el próximo presupuesto europeo con las startups en mente, movilizar fondos y capital institucional, promover la colaboración público-privada para el desarrollo de talento digital, garantizar el acceso en inglés a todos los procedimientos administrativos y activar un Régimen 28 real y operativo.
Europa no necesita más fragmentación, sino una estrategia renovada que impulse la innovación, la escalabilidad y la competitividad. España, por su talento, capacidad tecnológica y posición geoestratégica, tiene la oportunidad -y la responsabilidad- de consolidarse como hub digital europeo y puente natural hacia Latinoamérica.
Además, el Gobierno está siendo un acicate para el impulso de políticas europeas que aceleren la transformación de la UE, un buen ejemplo es el Laboratorio Europeo de Competitividad. Y, para lograrlo, es fundamental incorporar a la nueva empresa tecnológica en el eje de la política macroeconómica del continente, previendo que las barreras regulatorias no solo lastran el presente de nuestra economía, sino que inhabilitan convertir a Europa en el hogar de los campeones tecnológicos.
***César Tello es director general de Adigital.