Pilar Torres, directora general de Business & Tech en Grupo UAX.

Pilar Torres, directora general de Business & Tech en Grupo UAX. Grupo UAX

Opinión #somosmujerestech

Málaga, el conocimiento como motor de transformación

Pilar Torres
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No hay mejor inversión en el futuro que la que se hace en educación. Por ello, la apertura de una nueva universidad no es sólo una buena noticia: es una oportunidad de transformación. El ejemplo de Málaga se enmarca en un proceso de evolución que la ciudad ha abrazado con decisión: convertirse en un referente cultural, un polo tecnológico y ahora también en un motor de generación de conocimiento, innovación y desarrollo.

Durante décadas, la marca Málaga estuvo ligada al turismo de sol y playa. En mi caso, me vienen los recuerdos de niñez, de paseos por el Parque de Málaga, de playas donde asomaban las coquinas en cada ola, y de tejeringos recién hechos. Pero algo cambió, la ciudad decidió mirar más allá y aparecieron otros parques.

El Parque Tecnológico de Andalucía, hoy Málaga TechPark, es un caso de éxito de los que hacen sacar pecho. Ha sido capaz de atraer a esta tierra a multinacionales tecnológicas, startups y talento cualificado de todo el mundo. Ahora, en la Costa del Sol suenan todos los días conversaciones sobre inteligencia artificial, ciberseguridad, biotecnología o microelectrónica.

En ese contexto, la aparición de una universidad enfocada al futuro encaja como una pieza perfecta de un puzle de transformación que Málaga ha ido armando con precisión. Una universidad aporta un espacio vivo impulsado por entornos de innovación; un laboratorio social donde confluyen jóvenes estudiantes ilusionados por encontrar su propósito y los recursos para verlo cumplido, investigadores que empujan las fronteras del conocimiento y empresas que buscan talento valioso para generar impacto. Es, en definitiva, un multiplicador económico, cultural y social.

Ciudades como Boston, Cambridge o Múnich han demostrado que la alianza universidad-empresa puede convertirse en auténticos clústers de innovación. Málaga quiere jugar en esa liga, y lo está haciendo con una estrategia que combina liderazgo público y privado, visión internacional y compromiso con el talento.

El reto, eso sí, no es menor. España arrastra desde hace años una paradoja: formamos talento de enorme calidad, pero no siempre sabemos retenerlo. Muchos de nuestros mejores ingenieros, médicos o investigadores desarrollan sus carreras fuera. ¿Y si la universidad ayudara a cambiar el guion? ¿Y si fueran el puente para que ese talento se quedara, creciera y transformara su entorno en un lugar mejor?

Pero más allá de la economía y de la creación y retención de talento, hay otro efecto igualmente importante: el impacto social y cultural. Una ciudad universitaria es una ciudad más viva, más diversa, más abierta al mundo. Málaga ya tiene una vibrante vida cultural, que se amplifica con la llegada de una comunidad internacional de estudiantes y profesores. Las universidades son lugares donde nacen ideas, debates y movimientos, donde se mezclan acentos y se rompen fronteras. Donde el conocimiento se convierte en herramienta de cambio.

Formar talento implica comprometerse con su desarrollo, con su arraigo y con su capacidad transformadora. Málaga ha demostrado que sabe mirar hacia adelante, y ahora la universidad debe ser parte activa de ese impulso, liderando el cambio desde el conocimiento, la innovación y el diálogo con la sociedad. Porque construir el futuro no es solo cuestión de estar a la vanguardia tecnológica: es cuestión de propósito, de comunidad y de compromiso.

*** Pilar Torres, directora general de Business & Tech del Grupo UAX.