Alan Gómez.

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Opinión Humanizando la tecnología

Vacaciones conectadas: enseñar tecnología sin pantallas

Alan Gómez Gorrasi
Publicada

Con la llegada del verano, cambian los horarios, se relajan las rutinas y el tiempo libre se multiplica, invitando a descubrir, jugar y desconectar. Para muchos niños y adolescentes, estas semanas representan una pausa del curso escolar... pero también una puerta abierta a pasar más horas frente a las pantallas.

Así lo refleja un estudio de la Gasol Foundation, realizado entre 2022 y 2025, que detecta un incremento de 11,33 horas semanales en el uso de pantallas entre la población infantil y adolescente española, en comparación con los datos del periodo 2019-2020.

Este aumento puede resultar preocupante, y se explica en gran parte por la creciente presencia de móviles, tablets, ordenadores y consolas en la vida cotidiana. Más aún si consideramos que 7 de cada 10 menores en España tienen un teléfono móvil, según datos del INE, y que el 34% de las familias no establece ningún límite horario para su uso. La tecnología está completamente integrada en su día a día, y durante las vacaciones su presencia suele intensificarse. Lo digital no descansa, y lo cierto es que tampoco tiene por qué hacerlo. Porque el problema no es la tecnología en sí, sino el tipo de relación que establecemos con ella.

Es en este contexto donde surge una pregunta clave: ¿es posible fomentar el aprendizaje digital de forma sana, activa y consciente?

La respuesta pasa por cambiar el enfoque. Durante mucho tiempo, enseñar tecnología ha sido sinónimo de poner a alguien delante de una pantalla. Pero no tiene por qué ser así. Aprender a pensar como alguien que programa, por ejemplo, no requiere necesariamente un ordenador. Hay muchos conceptos básicos de la tecnología que se pueden trabajar sin dispositivos: con juegos de lógica, actividades en grupo, retos creativos o manualidades que estimulan el pensamiento ordenado y la resolución de problemas.

Lo importante es despertar la curiosidad. Que los más jóvenes entiendan que la tecnología no es solo consumo, sino también creación. Que detrás de cada app o videojuego hay personas que los diseñan, los piensan, los construyen. Y que ellos también pueden formar parte de ese proceso.

Existen muchas propuestas educativas que apuestan por este enfoque, por ejemplo, la creación de circuitos de robótica con materiales reciclados. También están ganando terreno los campamentos tecnológicos, que combinan aprendizaje y diversión en un entorno más relajado. En ellos, niños y adolescentes pueden experimentar con programación, diseño de videojuegos o construcción de robots, pero también aprender a trabajar en equipo, resolver problemas y usar la tecnología de forma creativa y consciente.

Las vacaciones, lejos de ser un paréntesis, pueden convertirse en el mejor momento para este tipo de aprendizajes. La clave está en acompañar, no en prohibir; en ofrecer alternativas, no solo en poner límites.

Educar en tecnología no es solo enseñar a usar herramientas digitales, sino ayudar a desarrollar un criterio propio, una mirada crítica y una relación sana con estas herramientas. Porque saber cuándo apagar una pantalla también es parte del aprendizaje.

***Alan Gómez Gorrasi es director Académico en IMMUNE Technology Institute.