Antonio García Romero, CEO de Teldat.

Antonio García Romero, CEO de Teldat.

Opinión LA TRIBUNA

España ante la Guerra Fría tecnológica

Antonio García
Publicada

Recientemente, los titulares se han llenado de noticias sobre DeepSeek, Grok 3 y la creciente competencia geopolítica entre China y Estados Unidos por el liderazgo en inteligencia artificial. Hubo una época en la que las grandes potencias se disputaban el oro, el petróleo, la energía nuclear o la exploración espacial. Hoy, la nueva carrera es por la supremacía en redes neuronales. Esta rivalidad, que se extiende a áreas como el 5G, la inteligencia artificial y la ciberseguridad, está fragmentando el ecosistema global de telecomunicaciones y planteando desafíos sin precedentes para todos los países.

La pugna entre China y EEUU ha llevado a una creciente desconfianza mutua en el ámbito tecnológico. Por un lado, el avance de la inteligencia artificial china, con herramientas como DeepSeek, plantea interrogantes sobre privacidad y manejo de datos. Parece que esta IA tiene ciertas vulnerabilidades, lo que explica el escepticismo de algunos gobiernos occidentales respecto a la tecnología proveniente de China.

A esto se suman las restricciones impuestas a empresas como Huawei y ZTE, que han sido excluidas de mercados clave por sospechas de ciberespionaje y falta de garantías en el manejo de datos. En Europa, varios países han prohibido el uso de sus equipos en infraestructuras críticas, mientras que en EEUU, legislaciones como el ROUTERS Act han reforzado las medidas para bloquear la participación de compañías extranjeras en la red de telecomunicaciones nacional. Además, la prohibición de venta de chipsets de tecnología estadounidense a China ha debilitado la cadena de suministro global. Estas medidas plantean desafíos a las compañías europeas que deben navegar en un entorno cada vez más fragmentado y regulado.

El papel crítico de las telecomunicaciones

El control de la infraestructura de telecomunicaciones no es solo una cuestión de innovación o competitividad, sino un asunto de seguridad nacional. En un mundo hiperconectado, donde millones de dispositivos dependen de redes globales para funcionar, garantizar la soberanía tecnológica es clave.

No hablamos solo de acceso a internet, sino de una red que sostiene desde sistemas de emergencia hasta infraestructuras críticas como centrales energéticas, transportes o sistemas financieros. Un fallo o una interferencia en estas redes puede paralizar un país entero, como ya evidenciaron ataques como Stuxnet en 2010, que sabotearon instalaciones nucleares a través de la manipulación remota de sistemas industriales.

Este nivel de interdependencia tecnológica hace que las telecomunicaciones sean un blanco estratégico en el actual enfrentamiento entre potencias.

La posibilidad de que infraestructuras clave dependan de tecnologías extranjeras genera vulnerabilidades difíciles de mitigar. Por ello, cada vez más países están apostando por desarrollar soluciones nacionales que reduzcan la exposición a riesgos externos y refuercen su autonomía digital.

La urgencia de una infraestructura 'Made in Spain'

En este contexto, las compañías europeas se enfrentan a un dilema: posicionarse en un entorno regulado por la UE, que prioriza la seguridad y la independencia tecnológica, o seguir dependiendo de los dos grandes bloques cada vez más impredecibles. La Unión Europea ha optado por un modelo de regulación estricta, estableciendo estándares que garantizan la protección de la información sin injerencias de ningún gobierno extranjero.

Para España, la clave está en el desarrollo de infraestructuras propias que eviten la dependencia de terceros países.  Apostar por soluciones nacionales no es solo una cuestión de estrategia, sino de necesidad para garantizar un futuro digital seguro y autónomo. No podemos permitirnos que la seguridad de nuestras telecomunicaciones dependa de países imprevisibles.

El modelo Made in Spain se presenta como una solución estratégica y determinante. Apostar por tecnología nacional en telecomunicaciones y ciberseguridad no solo refuerza nuestra soberanía digital, sino que también impulsa la independencia económica e impulsa la innovación en el sector. España tiene la capacidad de ser una alternativa real a las soluciones tecnológicas de China y EE.UU., proporcionando infraestructuras seguras y confiables en un momento en que la incertidumbre global está en su punto más alto.

La nueva Guerra Fría tecnológica está redefiniendo el panorama global de las telecomunicaciones. En un mundo donde la inteligencia artificial y la seguridad digital son clave, España no puede quedarse atrás. La independencia tecnológica es más que una estrategia industrial, se trata de una garantía de soberanía y protección frente a las tensiones geopolíticas. Es hora de que apostemos por nuestras propias soluciones para asegurar el futuro digital del país.

***Antonio García Romero es el CEO de Teldat.