En la primavera de 2021, nacía una marca que pronto se haría imprescindible en el calendario político, empresarial y tecnológico de nuestro país: 'Wake Up, Spain!'. En aquel momento, fue un evento único, ligado a la tan necesaria recuperación económica tras la pandemia de la covid-19 y a orquestar la ejecución de un sinfín de fondos europeos de la mejor manera posible.

No tardaría en cobrar forma como un foro de encuentro excepcional entre aquellos que debían tomar estas decisiones, las grandes empresas que habían de materializar su impacto y las tecnológicas que podían ofrecer la visión más disruptiva y la experiencia de la ansiada transformación digital. Y ya en aquel momento, el uso de la nube, la importancia de los datos en las empresas, la ciberseguridad y una incipiente inteligencia artificial cobraban especial relevancia en muchos de los discursos que vimos.

Han pasado cinco años, un lustro completo que se dice pronto, y hay cosas que se mantienen y otras que han cambiado de forma sustancial en estos meses que se han ido sucediendo. 

Entre las constantes, muchos de los elementos centrales de los discursos: reestructuración, redefinición de nuestro modelo productivo, incorporar la innovación al corazón de las empresas, usar la tecnología para mejorar la productividad y la competitividad de los negocios españoles... Todos ellos aparecían en la primera edición y siguen estando muy presentes cinco años depués.

¿Es posible que apenas hayamos avanzando en ninguno de esos aspectos en todo este tiempo? ¿O quizás el ritmo vertiginoso de los cambios nos han pillado más desprevenidos de lo que pensábamos? ¿Será que a las palabras se las lleva el viento entre edición y edición? Quién sabe...

Lo que sí sabemos es lo que ha cambiado. La primera edición estaba muy marcada por la covid-19 y sus nefastos efectos en una economía tan dependiente del turismo y los servicios como la española. Las posteriores fueron virando hacia el extraño contexto geopolítico que se estaba abriendo con la invasión rusa de Ucrania o el conflicto de Israel. Y la de este año añade un nuevo componente de complejidad más: la política arancelaria de Donald Trump y las dudas no menos mayúsculas sobre el escenario comercial que se nos abre ante nosotros.

Cambia lo coyuntural, pero las lagunas estructurales de nuestra economía se mantienen. Pasa el tiempo, intentamos buscar los defectos para atajarlos de raíz y, cuando parece que todo ha salido bien, resulta que los avances tecnológicos han dejado al descubierto un nuevo pie de barro en nuestro coloso ordenamiento empresarial. Y así de año en año, de 'Wake Up, Spain!' en 'Wake Up, Spain!'.