Ángel Niño, Concejal de Innovación y Emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid.
Hace apenas unos días asistíamos a una semana en la que todas las noticias, escritas, radio, televisión y, en estos tiempos modernos, también en videos cortos de redes sociales, hablaban sobre una inteligencia artificial creada por una startup china que había conseguido mejorar los datos de rendimiento de la gran OpenIA, con una inversión que dejaba a los ingenieros de la americana como gente manirrota que quemaba billetes verdes al ritmo de lobo de Wall Street en sus mejores tiempos.
Mientras tanto, en Silicon Valley, los directivos de OpenAI se reunían a puerta cerrada, buscando estrategias para recuperar su posición de liderazgo, al mismo tiempo, los ingenieros trabajaban optimizando algoritmos y buscando innovaciones que pudieran revertir la situación. En paralelo, la comunicación, es decir, todas esas noticias por tierra, mar y aire, se pusieron en marcha otra vez, pero en este caso, para hablar de una posible "trampa" que habían podido usar los startuperos chinos conocida como "destilación".
Más allá de la batalla de la comunicación (que por cierto recuerda mucho a la época del Apolo XI), la realidad es que el futuro de la tecnología que nos rodeará depende de estos "primeros pasos" de la inteligencia artificial y esa IA, por muy "autónoma" que nos pueda parecer, depende, sobre todo, de una cosa: los ingenieros que se "rompen" la cabeza para desarrollar los algoritmos y las arquitecturas para desarrollarla.
Por eso, he consultado a las dos IA el número de ingenieros, es decir, la "mano de obra" real que tiene cada país para hacer avanzar su IA, la respuesta, poco sorprendente, la verdad.
Con sus lógicas reticencias, OpenIA dice que en EEUU hay aproximadamente 1,7 millones de ingenieros y para China no sabe dar una respuesta numérica, aunque dice, literalmente, que "se sabe que China tiene una de las mayores fuerzas laborales de ingenieros en el mundo".
Respecto a Deepseek, es un poco más optimista con EEUU y dice que tiene aproximadamente dos millones de ingenieros, y para China, también con reticencias, dice que tiene en torno a seis millones de ingenieros. ¿Punto para DeepSeek?
Pero este no es un artículo para comparar las IA del momento (para eso ya hay cientos de videos de influencers en las redes sociales), sino para hablar de lo que declinara la balanza entre EEUU y China, que no es otra cosa que el talento y, sobre todo, de las ciudades, que es donde mayormente se encuentra ubicadas estas empresas que están cambiando el mundo.
En este siglo, las ciudades enfrentan desafíos sin precedentes que requieren soluciones innovadoras (en sostenibilidad, innovación, carrera profesional, calidad de vida, convivencia, etc) y una visión a largo plazo, ya que, como todo en la tecnología, se requiere tiempo para consolidarla. Una de las estrategias más efectivas para asegurar el desarrollo y la competitividad de una urbe es la atracción de talento, sobre todo teniendo en cuenta que en las próximas décadas el 90% de la población viviera en mega urbes.
Esto se ha convertido en una prioridad para muchas metrópolis en todo el mundo, y Madrid no es la excepción.
El talento es, sin duda, el recurso más valioso en esta economía que va a ser dominada por algoritmos, ya que estos ingenieros de los que antes hablábamos son los que están impulsando progreso tecnológico, económico y social. Ciudades como Silicon Valley o Shenzhen (donde se encuentran las sedes de Huawei, Tencent y DJI) y han demostrado que la concentración de talento puede generar ecosistemas vibrantes que atraen inversiones, fomentan la creación de empresas y generan empleo de calidad, pero… ¿Y en Europa?
Madrid tiene todas las condiciones necesarias para convertirse en un hub de talento. Contamos con universidades de prestigio, una infraestructura avanzada, un entorno cultural y social atractivo, y una ubicación estratégica en el corazón de Europa.
Sin embargo, para aprovechar al máximo este potencial, debemos crear un entorno que no solo atraiga, sino que también retenga y potencie el talento. Aquí es donde entra en juego la innovación y, específicamente, la implementación de iniciativas como el sandbox, pero… ¿Qué es el sandbox?
El sandbox es una herramienta reguladora que permite a las empresas e investigadores, independientemente de su tamaño, probar nuevos productos, servicios y modelos de negocio en un entorno controlado y supervisado. Este espacio proporciona una flexibilidad regulatoria que facilita la experimentación y la innovación, al mismo tiempo que protege a los consumidores y mantiene la estabilidad del mercado.
Al ofrecer un espacio donde las barreras burocráticas se reducen y la colaboración público-privada se fomenta, el sandbox se convierte en un imán para innovadores y emprendedores, en definitiva, para todos esos ingenieros que están cambiando nuestra forma de vida, y nuestra visión del futuro.
No obstante, atraer y retener talento no está exento de desafíos. Es esencial que sigamos invirtiendo en educación y formación, asegurando que nuestros jóvenes estén preparados para las demandas del mercado laboral del futuro. Asimismo, debemos recordar al gobierno central, que todos esos nuevos impuestos, y ese IRPF que le aplicamos a todas estas "mentes pensantes" no es un aliciente para elegir nuestro país, ya que, aunque nuestro gobierno nacional no lo crea, todas estas "mentes pensantes" también trabajan por dinero y elegirán la ciudad, donde mejor vivan, donde puedan tener una brillante carrera profesional, seguridad en sus calles, pero también donde la mitad de su nómina no se vaya en impuestos.
***Ángel Niño es Concejal de Innovación y Emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid.