Al mismo tiempo que los líderes mundiales se reunen en la Cumbre global de seguridad en materia de Inteligencia Artificial (IA) en Bletchley Park, una presentadora generada por IA da el tiempo en una de las principales cadenas de noticias inglesa.

Los líderes mundiales de diferentes países, incluidos el Reino Unido, EEUU, China, Japón o los países de la UE, además de los líderes empresariales como Elon Musk han abordado las oportunidades, pero sobre todo los riesgos de dicha tecnología y la necesidad de cooperar. Recordemos que actualmente los principales actores en IA son Estados Unidos y China a través de sus correspondientes empresas. Los retos globales requieren acuerdos globales y en este caso con cierta urgencia especialmente en temas como los sesgos, la transparencia, la desinformación o la seguridad.

Hace unos días, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva, tratando la situación como excepcional indicando que la IA es la tecnología más transformadora de nuestra época. Dicha orden busca controlar el desarrollo y aplicación de la IA con impacto en todos los sectores de la sociedad tanto de manera positiva como por los riesgos que puede representar tanto por la falta de transparencia, de control o de aplicación en cualquier ámbito público o privado.

La norma pone especialmente el foco en las posible amenazas sobre el control de los sistemas de IA en infraestructuras críticas y en campos sensibles como el químico, biológico, radiológico, nuclear o de ciberseguridad, en donde sea por error o por un acto malintencionado podría tener consecuencias catastróficas. Ya lo decía Putin “quien domine la IA, dominará el mundo”, esperemos que no se lo carguen.

Dicha orden viene después de que el G7 haya ratificado este lunes el primer código de conducta global para los desarrolladores de algoritmos de nueva generación en el marco del Proceso de Hiroshima sobre la IA, un foro dedicado a armonizar la gobernanza de la IA.

Antes de esta medida, la Unión Europea ya había aprobado su propio marco regulatorio para una Ley de Inteligencia Artificial (IA Act), estableciendo los primeros estándares amplios del mundo para regular o prohibir ciertos usos de la inteligencia artificial de manera ética y segura y promover su desarrollo y uso confiable.

Al igual que en revoluciones tecnológicas pasadas, la IA combinará un crecimiento y oportunidades extraordinarios con una enorme disrupción y riesgo. Pero a diferencia de anteriores, esta por su propia naturaleza parece que hasta puede cambiar la estructura y el equilibrio del poder global, ya que amenaza el poder de los Estados-nación como actores geopolíticos mundiales y es por ello que los responsables políticos de todo el mundo han comenzado a ver cómo gobernarla.

La IA es un nuevo foco de una intensa competencia geoestratégica, sea por sus capacidades en el control, su potencial económico o su ventaja militar, la supremacía de la IA será un objetivo estratégico de cada gobierno con los recursos para competir, aunque se propaga sin fronteras y bajo la potestad de grandes empresas.

Un acuerdo a nivel planetario sobre la IA mitigaría los riesgos sociales que plantea la inteligencia artificial. Este régimen establecería un modelo para abordar otras tecnologías disruptivas emergentes que se retroalimentarán. Si bien la IA puede ser un catalizador único para el cambio, de ninguna manera es la última tecnología disruptiva a la que la humanidad se enfrentará. Establecer un buen gobierno global para la IA como se hizo en su día con internet, establecería un buen gobierno para futuras tecnologías y para la propia humanidad.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.