El reto de aprender a usar ChatGPT

El reto de aprender a usar ChatGPT

La tribuna

ChatGPT o el Oráculo de Delfos

4 enero, 2023 01:57

ChatGPT es una Inteligencia Artificial (máquinas comportándose como humanos) creada por OpenAI sobre uno de los modelos de lenguaje natural de mayor tamaño y rendimiento que han surgido en los últimos años (GPT 3.5).

GPT (Generative Pretrained Transformer) 3.5 es una red neuronal profunda con una capa de aprendizaje reforzado por la supervisión humana, entrenada de forma masiva con un sinfín de documentos extraídos de internet y otras fuentes, capaz de entender el lenguaje y dar forma a respuestas, dada una entrada de pregunta abierta.

ChatGPT se presenta como un chat, donde uno puede preguntar cualquier cosa o establecer cualquier conversación, y encuentra en su interlocutor una máquina capaz de dar respuestas a una infinidad de temas en un lenguaje cercano, simulando un entendimiento muy superior al que estamos acostumbrados al tratar con máquinas; exponiendo, muchas veces, de forma clara y ordenada las respuestas, y almacenando el contexto de la conversación para una mejor respuesta a la siguiente pregunta.

Es la primera vez que una inteligencia artificial de este calado se muestra abierta para ser probada por el gran público. Su adopción ha sido arrolladora, superando el millón de usuarios en apenas una semana, y ha generado en el camino un reguero ingente de opiniones, críticas, fascinaciones varias, y otros derivados propios del asombro y/o del desconocimiento.

Dentro de este catálogo, como tantas veces, nos encontramos extremos. Absolutos partidarios, absolutos detractores. Debates interesantes, debates estériles. Un poco de todo.

Entre los partidarios, se habla de revolución en la ciencia, máquinas ya conscientes (nada más lejos de la realidad), reemplazo de Google y otras fuentes de información tipo Wikipedia, etc.

Entre los detractores se apuntan las respuestas disparatadas, la desinformación y la propiedad de un modelo generativo (la G en el nombre del modelo, recordemos, es de Generativo) de confabular o alucinar, esto es, inventar.

¿Con qué extremo quedarse? En mi opinión, con el de siempre: con ninguno.

Las herramientas, y chatGPT es eso, una herramienta, más que buenas o malas, deberíamos catalogarlas como adecuadas o no para la tarea específica que se pretende. Hoy, presas de la inmediatez que nos habita y el elevado coste de pensar (a corto plazo), sobrevaloramos las respuestas rápidas y sencillas a problemas complejos.

Es más, las damos por válidas sin corroborar o refutar en otra fuente, sin siquiera entender el problema. Luego, corremos a propagar estas respuestas en los cafés o nuevos mentideros virtuales a una velocidad vertiginosa. Si vamos por aquí, chatGPT de forma solícita y con total confianza nos da unas lecciones de populismo interactivo
en cómodos pasos.

El propio CEO de OpenAI y cualquiera con sentido común advierte de estos peligros, y llama a la prudencia a la hora de dar por buenas las respuestas de chatGPT o cualquier fuente de información tan a la ligera, independientemente de la confianza que muestre en la misma.

¿Quiere decir ello que debemos de dejar de usar chatGPT? ¿Debemos eliminar de los catálogos de venta las motosierras porque a alguien le de por cortarse las uñas con una? ¿Si una AI contesta, desinforma y confabula sobre determinadas preguntas, hay que hacer tabla rasa de todo? De nuevo, en mi opinión, estaríamos cometiendo otro grave error.

ChatGPT es una herramienta fascinante que complementa muchas otras y puede ahorrarnos mucho trabajo, y por tanto, tiempo. En el ámbito, por ejemplo, de la programación, chatGPT está dando respuestas que uno, siendo experto, tardaría bastante tiempo en reunir en un buscador tradicional, y que no siendo experto puede marcar la diferencia entre que una tarea se haga bien o directamente mal como estamos acostumbrados a ver en software (esto da para otro artículo).

Es capaz de entender código ya hecho y aportar valor sobre el mismo simplemente conversando en lenguaje natural, así como transformar código entre distintos lenguajes de programación, entre otras muchas cosas. Por supuesto que necesita supervisión experta, pero ¿en qué momento pensamos que no deberíamos siquiera supervisar lo que hacemos o fiarnos en una sola herramienta o fuente de conocimiento?

Este es sólo uno de los campos en que su aplicación parece evidente, habrá otros muchos más, donde de forma supervisada en mayor o menor medida, ayude a mucha gente a encontrar lo que necesita en términos de información.

Atendiendo a Platón, se desprende que Sócrates entendía que saber algo con absoluta certeza era harto complicado, y más prudente era entender, que lo que es saber, uno no sabe nada. El Oráculo de Delfos también, pues a la pregunta de Querofonte sobre "¿Quién es el hombre más sabio?" respondió "Sócrates".

ChatGPT no es el Oráculo de Delfos, es una herramienta creada por humanos para ayudarnos a hacer tareas específicas, organizar mejor nuestra información, y tener un acceso más sencillo a la misma. Con sus defectos (que algunos se corregirán, otros no) y sus virtudes que son también muchas.

No deberíamos pretender que profetice o que siente cátedra sobre lo que se le pregunta, o que no haya que mirar las respuestas bajo el espejo de la duda, pero desde luego, es un gran avance y una herramienta más que puede facilitarnos el día a día en tareas específicas.

***Javier González es Chief Innovation Officer en EVO Banco y  y profesor en el Instituto de Empresa de Redes Neuronales Profundas.

Imagen de archivo del Investors Day de Angels celebrado en 2022.

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