La carrera de los chips.

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La carrera de fondo de los chips: la industria en alza que espera alcanzar ventas de un billón de dólares en cinco años

La facturación se disparará en 2025 hasta los 697.000 millones, liderada por la IA generativa y los centros de datos, con las tensiones geopolíticas y la construcción de fábricas de semiconductores como grandes desafíos. 

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En los últimos meses, la industria de los semiconductores se ha convertido en protagonista: el auge de la inteligencia artificial generativa, las tensiones geopolíticas en torno al suministro de estos componentes y la carrera por la soberanía tecnológica están redefiniendo las reglas de este mercado.

En 2024, su crecimiento fue del 19% con unas ventas que se dispararon hasta los 627.000 millones de dólares, sobrepasando las previsiones iniciales, según recoge Deloitte en el documento Perspectivas de la industria mundial de semiconductores para 2025. Los pronósticos elevan esta cifra hasta los 697.000 millones para 2025 y es más que probable que en 2030 la facturación llegue al billón de dólares.

Una evolución que ha tenido su efecto en la capitalización bursátil de las diez empresas de semiconductores más grandes del mundo, que han duplicado sus cifras en solo un año. En 2024 alcanzaron los 6,5 billones de dólares, un 93% más que los 3,4 billones de dólares de diciembre de 2023 y un 235% más que los 1,9 billones registrados en noviembre de 2022.

Detrás de este despegue está, sobre todo, la demanda de chips vinculados a la inteligencia artificial (IA) generativa, imprescindibles para entrenar y operar modelos de gran escala, como los que utilizan las tecnologías de procesamiento de lenguaje natural. Los analistas de Deloitte pronostican que estos chips superarán los 150.000 millones de dólares en ventas durante 2025, aunque no descartan una cifra mayor. 

Sin embargo, también señalan que esta tendencia revela una “doble velocidad”. Por un lado, están las compañías que están desarrollando este tipo de semiconductores para la IA generativa y que protagonizan este crecimiento; mientras que otras empresas, ligadas a la automoción o la electrónica de consumo, avanzan más despacio.

Fortalezas 

La euforia por la IA generativa explica gran parte del crecimiento de la industria de los semiconductores. El entrenamiento de esos modelos precisa de cantidades ingentes de información que se procesan en las infraestructuras de otro de los sectores tecnológicos en auge: los centros de datos. Ni los hiperescalares ni el resto de empresas están dispuestos a renunciar a unas capacidades que les permitirán crecer en un mercado en auge. 

Sin embargo, el impulso de la industria de los semiconductores ya no se limita a los centros de datos. Parte de la nueva demanda proviene de los fabricantes de ordenadores personales y smartphones. Se estima que en 2025 casi la mitad de los PCs que se venderán incluirán alguna forma de procesador neuronal —o NPU— para tareas de IA; y que en torno al 30% de los móviles incorporarán funcionalidades similares.

Además, la mitad de las organizaciones de todo el mundo está considerando instalar sus propios servidores de IA in situ. Uno de los motivos es cumplir con los requisitos de privacidad y soberanía de datos de cada región, pero no es la única razón. Muchas buscar reducir sus gastos en la nube pública, lo que ha impulsado la compra de procesadores. 

La forma de concebir los chips también está experimentando un cambio. Las empresas apuestan por el enfoque shift-left, que consiste en adelantar las pruebas y la verificación a las fases iniciales del diseño para controlar mejor la potencia, el rendimiento y la fiabilidad de los circuitos. 

Con la ayuda, de nuevo, de la inteligencia artificial, las empresas de software de diseño electrónico (EDA, por sus siglas en inglés) pueden mejorar la distribución de los componentes o prever fallos de rendimiento. De esta forma, no solo aceleran los procesos de producción, también reducen el riesgo de errores que podrían dejar inservibles miles de obleas. 

También empiezan a emplearse de manera habitual gemelos digitales para simular todo el ciclo de vida de un chip, desde el boceto inicial hasta su validación final para asegurar que, cuando salga al mercado, funcione a la perfección. 

Debilidades

Pero no todo son parabienes en esta industria, que adolece de la misma carencia que el resto del sector tecnológico: la escasez de profesionales especializados. De acuerdo con estimaciones de la firma de análisis, se necesitarán más de un millón de nuevos trabajadores cualificados para 2030 en todo el mundo. 

El mayor problema es que la formación técnica no está creciendo al mismo ritmo que la demanda, y muchas empresas compiten para captar ingenieros y expertos en IA. Una situación que se complica todavía más con la construcción de plantas de semiconductores en Estados Unidos y Europa, donde se han lanzado ayudas y subvenciones para promover la fabricación local.

Pero abrir o ampliar una instalación de este tipo sin suficientes profesionales formados para ello, puede retrasar su llegada al mercado.

A esto, se suman los vaivenes políticos y comerciales. Nuevas restricciones de exportación han surgido en Estados Unidos para lograr su independencia tecnológica. China, por su parte, ha fijado limitaciones a la venta de materiales críticos como galio y germanio, esenciales para la producción de procesadores. El resultado es una cadena de suministro especialmente sensible, donde bastan pequeños cambios para limitar la distribución. 

Ante este panorama, se multiplican las voces que exigen mayor diversificación en la producción de chips, así como profundizar en acuerdos de friendshoring (colaborar con países aliados).

Sin embargo, aunque se pongan ya en marcha iniciativas que palien todos estos problemas, los avances no son inmediatos: la construcción de fábricas y centros de I+D requiere años, grandes inversiones y, por supuesto, ese talento cada vez más escaso.

Meses de vértigo

La industria de los semiconductores parece tener por delante meses de vértigo. Por un lado, se espera que la facturación continúe al alza, de la mano de la IA generativa y las tecnologías emergentes en campos como el automóvil eléctrico o el internet de las cosas. Por otro, se mantienen las incógnitas sobre la estabilidad geopolítica, la dependencia de ciertos materiales y la capacidad para formar y retener a las personas expertas en un entorno tan competitivo.

De cualquier forma, 2025 promete ser un año clave para saber si el mercado de los semiconductores consigue afianzar un crecimiento constante en ventas, se ajusta a la demanda o se estanca. 

Los analistas recuerdan que ese crecimiento depende en gran medida de unos pocos clientes con alto poder de compra, como los grandes proveedores de servicios en la nube o las empresas de big data. Si estas detuvieran su gasto en equipamiento por razones políticas o económicas, se produciría un excedente de chips en el mercado.

Asimismo, advierten que el sector de los semiconductores es cíclico, con subidas y bajadas bruscas, pero nunca antes se había encontrado con un impulsor tan potente (y con tantas incógnitas) como la IA generativa.