
Imagen de recurso de una autopista.
Los top semanales del Índice de la Digitalización: estaciones impresas en 3D, autopistas con inteligencia artificial
El Consenso de Tendencias analiza informes internacionales sobre IA, reindustrialización y consumo consciente como palancas de productividad.
Más información: Wake Up Box: la nueva herramienta para el 'reskilling' permanente de los líderes empresariales
En Wakayama, Japón, una estructura blanca con el techo arqueado resguarda del frío, la lluvia o el sol del verano a las personas que esperan el tren. Parece un apeadero como otro cualquiera, pero su construcción es inédita: es la única estación de tren que ha sido impresa en 3D y levantada en apenas dos horas y media. Muy lejos de allí, en El Vendrell, Cataluña, 150 kilómetros de autovía adaptan el límite de velocidad al que pueden circular los coches según datos recogido en tiempo real.
Esta semana en Wake Up BOX, la herramienta de reskilling que aloja el índice de digitalización Inndux 500 y la visión de los últimos informes internacionales agrupados en el Consenso de Tendencias, se analizan disrupciones en el ámbito del transporte inteligente y conectado, con especial importancia de las infraestructuras, pero también en el campo de la salud, con marcapasos reabsorbibles para niños o un sensor cerebral de un milímetro de longitud.
Son solo algunos ejemplos -muy dispares- de cómo la digitalización permite incrementar la productividad, y por lo tanto hacer más rápidas y eficientes las organizaciones y los sectores económicos. Y todo ello, pivotando sobre los tres ejes que refleja el informe de Tendencias Tecnológicas de Wake Up BOX: una nueva reindustrialización, el impacto de la IA y el consumo consciente.
Estaciones impresas en 3D contra desastres naturales
Construir una estación sin interferir en la frecuencia de los trenes, es decir, sin detener el servicio. Es lo que ha conseguido la West Japan Railway Company en la prefectura japonesa de Wakayama, donde ha levantado una estación de ferrocarril en apenas dos horas y media con la ayuda de la impresión 3D y solo seis operarios. Aunque solo es un pequeño apeadero, esta solución sustituye una anterior de madera en estado de ruina y es pionera en el mundo.
En concreto, la estructura tiene cuatro partes principales, como el techo y las paredes, fabricadas por la compañía japonesa de viviendas Serendix a partir de un molde con mortero y una impresora 3D, reforzado con acero en su interior y rellenada con cemento, algo que le otorga una resistencia a terremotos comparable a la de las viviendas de concreto reforzado. Es solo un primer ejemplo de lo que se podría lograr con esta tecnología, pero ya apunta a que se acabaron las excusas: construir este tipo de infraestructuras no tiene por qué requerir de largos plazos, ni reconstruir estas instalaciones cuando se ven afectadas por catástrofes naturales es misión imposible. Al menos como solución transitoria, qué útil habría sido esta tecnología en la zona cero de la dana, donde muchas estaciones siguen sin servicio.

Estación impresa en 3D en Japón.
Pero no es la única disrupción en materia de transporte de esta semana en el top 10 de las disrupciones del índice Inndux500, que recoge también innovaciones en el ámbito de la conducción en autovía que transforma el concepto de transporte conectado: más allá del coche inteligente, las carreteras también pueden serlo.
Entre Maçanet de la Selva y El Vendrell, en Cataluña, 150 kilómetros de la AP-7 son prueba de ello: Generalitat y Universitat Politècnica de Catalunya han puesto en marcha un sistema basado en IA que es capaz de tomar decisiones de manera autónoma sobre el límite de velocidad adecuado en cada momento en esa vía. Para ello, una red de sensores y cámaras recogen y analizan en tiempo real variables como la densidad del tráfico, las condiciones meteorológicas, el estado del pavimento y la franja horaria y adaptan la velocidad máxima, que aparece en paneles en la carretera. Un ejemplo más de tecnologías al servicio de la seguridad y la productividad.
Un marcapasos como un grano de arroz
También en el ámbito sanitario, las disrupciones cambian las reglas del juego, haciendo menos invasivos los procesos, evitando cirugías o reduciendo tiempos. En esa línea, ingenieros de la Universidad Northwestern han creado un marcapasos del tamaño de un grano de arroz – 1,8 x 3,5 mm- que además es disoluble en sangre una vez ha cumplido su función. Está pensado especialmente para niños con cardiopatías congénitas, sobre todo para su uso temporal después de cirugías. El marcapasos puede inyectarse sin cirugía y se acopla a un parche portátil que, al detectar latidos irregulares, emite pulsos de luz para activar el marcapasos, que se disuelve de manera segura una vez que ya no es necesario, eliminando la necesidad de pasar por quirófano y sus riesgos.
Y más pequeña incluso, de solo un milímetro, es la interfaz cerebro-máquina que ha desarrollado la universidad Georgia Tech para que se pueda implantar entre el cuero cabelludo y resultar casi completamente invisible. Esta innovación está pensada para sustituir a los tradicionales electrodos que se usan para controlar la actividad cerebral de cara a diagnósticos o controles, y permite que quien lo lleva pueda hacer vida normal mientras el dispositivo recoge señales del cerebro. Ha demostrado una precisión del 96,4% a pesar de que su implantación es sencilla: se hace a través de microagujas de polímero conductor para capturar señales eléctricas que transmite a través de cables flexibles de poliimida/cobre.
IA, industria y consumo consciente
El top 10 de esta semana recoge ejemplos de tecnología al servicio del impulso de la competitividad, el asunto que centra el informe Consenso de Tendencias, descargable en Wake Up BOX. Esta nueva apuesta por la productividad pivota sobre tres ejes básicos: la inteligencia artificial, que ya está dando sus frutos, una nueva reindustrialización, más estratégica, y un consumo más consciente, como introduce el Consenso de Tendencias, descargable en Wake Up BOX.
En primer lugar, la inteligencia artificial se ha convertido en una pieza estratégica para la transformación empresarial, en una economía en la que gigantes como Apple, Amazon, Zalando, Nvidia o The Home Depot ya están rediseñando sus procesos internos, automatizando decisiones a gran escala y desarrollando productos basados en IA generativa. Este grupo de empresas, al que McKinsey ha bautizado como standouts, representa menos del 2% del tejido empresarial, pero ha sido responsable de más del 60% del crecimiento en productividad nacional en Estados Unidos durante la última década.
Una segunda tendencia clave es la reindustrialización con enfoque inteligente, que combina innovación, eficiencia y soberanía. Países como Canadá han reforzado su apuesta por inversiones en infraestructuras críticas, mientras que empresas medianas en países como Suecia y Dinamarca se encaminan hacia una industria del siglo XXI más autónoma, verde y resiliente. El objetivo es compartido: reducir la dependencia externa y fortalecer la capacidad operativa frente a futuras disrupciones.
Pero no solo Europa comparte esta tendencia, sino que a ella se suman países como Arabia Saudí, India y economías del sudeste asiático. La transición energética comienza a ser vista como palanca para atraer inversión y generar nuevas capacidades. Es decir, que no se busca ya incrementar la producción al máximo, sino construir sistemas industriales ágiles, sostenibles y soberanos.
Más allá de las fábricas y del precio
La reindustrialización en esta nueva era no consiste en replicar modelos del pasado, con la fábrica como centro, sino en construir sistemas productivos completamente renovados. Estos nuevos entramados combinan innovación tecnológica, fuentes de energía sostenibles, capital humano especializado y una mirada estratégica de largo alcance. En este proceso, tanto el sector público como el privado comienzan a alinearse en torno a objetivos compartidos: resguardar sectores clave, fomentar la innovación con audacia y generar valor económico a partir de un propósito claro.
Al mismo tiempo, se consolida una transformación silenciosa pero profunda: la impulsada por los propios consumidores. La salud y el bienestar se han convertido en prioridades para tres de cada cuatro personas, lo que está obligando a las grandes compañías a adaptarse con rapidez. Firmas como Nestlé, Unilever, PepsiCo, Walmart o Target están reformulando su oferta, incorporando sistemas avanzados de trazabilidad y replanteando la experiencia de consumo. En el caso de Unilever, las marcas comprometidas con la sostenibilidad están creciendo a un ritmo 69% superior al del resto. Es decir, que la productividad es el objetivo final a perseguir, pero en esa carrera hasta la meta, van más rápidos quienes saben leer y adaptarse a los cambios sociales y económicos.