Maite Fibla, cofundadora de Ship2B Foundation y Ship2B Ventures.

Maite Fibla, cofundadora de Ship2B Foundation y Ship2B Ventures.

Inversores

Maite Fibla, la inteligencia emocional de la inversión que "filtra" el talento para un nuevo emprendimiento de impacto

La cofundadora de Ship2B Ventures y la Fundación Ship2B es un referente en el emprendimiento social y la inversión de impacto en España, sector que ha ayudado a construir desde dentro.

Más información: Ship2B o la bisagra inversora que pondera rentabilidad y filantropía para un nuevo emprendimiento de impacto

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Maite Fibla es uno de los nombres sin los que no se entendería la puesta en marcha y desarrollo de la inversión de impacto en el ecosistema emprendedor español. Repasar su trayectoria profesional es poner luz y taquígrafos a la gestión y posterior crecimiento de un modo de entender el mundo de los negocios y la empresa que en la actualidad ha llegado a calar en el conjunto de la economía y que ha motivado en la inversora en la actualidad un prolífico momento de reflexión hacia los desafíos que llegan.

Su papel es el de tantos otros inversores en nuestro país que han contribuido con su granito de arena a la madurez que exhibe el ecosistema emprendedor español en el presente; con retos y asignaturas pendientes todavía, pero también con una sólida red de interconexiones tejida con altas dosis de talento, resiliencia y perseverancia.

La cofundadora de la Fundación Ship2B y Ship2B Ventures siempre ha sido una persona inquieta, inconformista -nuestra conversación con ella da fe de su facilidad de palabra, claridad expositiva y empatía con quien tiene enfrente-, ávida por explorar nuevos caminos y por poner al servicio de sus objetivos sus altas dosis de inteligencia emocional.

Quizá ser la mayor de tres hermanos la encaminara de alguna manera a desarrollar esas aptitudes que después, en su vida adulta, tan provechosas han sido a la hora de captar el talento desde el mundo del venture capital y conectar a la perfección con las inquietudes y necesidades de los equipos fundadores.

"Soy la mayor de tres hermanos. Con el mediano me llevo siete años y con el pequeño, 18", explica en entrevista con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.

Reconoce que con el pequeño llegó a ejercer de madre, al que durante su época universitaria cuidaba los fines de semana con mucho esmero cuando regresaba a casa los fines de semana. Nació en San Carles de la Ràpita (Tarragona) -"con el mar y montaña del Montsià separados a tan sólo cinco minutos", puntualiza con orgullo- en una familia diversa en cuanto a sectores profesionales, pero siempre con un fuerte vínculo con el mundo de la pequeña y mediana empresa.

Su abuelo por parte de padre fue jugador profesional de fútbol, al igual que su padre, aunque reconoce que "hace 40 ó 50 años el mundo del fútbol no era como ahora, de hecho mi padre jugó durante su juventud un par de años en el juvenil del Barça", relata con orgullo en nuestra conversación.

No sería el último destino profesional de su padre. "Cuando terminó la carrera como jugador, estuvo trabajando en la industria de la automoción y, de hecho, se acabó convirtiendo en socio de la empresa".

El papel de su madre fue también determinante para ella. Con tan sólo 19 años creó su propio negocio, "una boutique de ropa aquí en Sant Carles, donde siempre ha tratado de priorizar el comercio y la industria local", destaca la inversora.

"Mi madre creó su propio negocio con tan sólo 19 años, una 'boutique' de ropa donde siempre ha tratado de priorizar el comercio y la industria local; aún no lo sabía, pero de alguna forma ya aplicaba el impacto"

Es la primera vez en la entrevista en que el concepto del 'impacto' -de forma aún muy primitiva- se pone sobre la mesa. "Ella estaba muy volcada en la sostenibilidad y el impacto, aunque lógicamente, en aquella época no eran conscientes aún de lo que era, pero mi adre ya lo aplicaba ya de alguna forma".

Con estos antecedentes familiares, ¿cuál iba a ser la elección profesional de Maite Fibla? Asegura que no fue una niña de vocaciones profesionales y que incluso en la balanza se decantó por Administración y Dirección de Empresas en lugar de Arquitectura por una cuestión de años curriculares.

"No sabía qué estudiar, no lo tenía claro, no tenía una vocación clara. ADEM eran cuatro años y Arquitectura, cinco, así que supongo la duración de la carrera también fue importante en la elección", reconoce con una sonrisa en el rostro.

No obstante, finalmente sus años en el mundo académico se alargaron mucho más tiempo. "Después de ADEM hice Económicas -ambas en la Universidad de Tarragona- y, cuando acabé, optó por ir a por el doctorado, que cursó entre esa universidad y la Universidad de Maastricht.

"No sabía qué estudiar en la universidad, no tenía una vocación clara. Al final acabé haciendo ADEM, Económicas y un doctorado en Economía"

Fue precisamente durante el doctorado, cuando empezó a trabajar en la Universidad de Tarragona como docente investigadora. Sin embargo, tras cinco años, fue consciente de que necesitaba "un ambiente más dinámico".

En ese momento se cruzó en su camino la oportunidad de trabajar para la Generalitat de Cataluña, concretamente en el Departamento de Promoción Económica, un hito en su trayectoria que se dilataría durante cinco años (2005 a 2010) que sería clave para su futuro profesional.

Primero, por el descubrimiento de un incipiente movimiento de la inversión de impacto en España en aquel momento, y segundo, porque en el doctorado fue donde conoció a Xavi Pont, cofundador de la Fundación Ship2B y de Ship2B Ventures, compañero de viaje en su trayectoria dentro de la economía de impacto hasta la actualidad.

"En la Generalitat se estaba justo impulsando en ese momento, 2008, dos proyectos que han marcado mi vida y mi trayectoria profesional posterior".

Emprendimiento social: el descubrimiento

El primero de ellos, el programa pionero de apoyo a emprendedores sociales en Cataluña, "pero extensible a toda España, porque en 2008 de emprendimiento social en España no había nada, se vinculaba entonces más a inserción laboral de personas con discapacidad, a situaciones vulnerables, con pocos recursos".

Fue así como Maite Fibla descubrió el concepto de emprendedor social, un hecho que cambió rotundamente su visión del mundo de la empresa. "Pensé ‘este es el camino’".

En este hecho fue determinante también ciertos aspectos que desde su época de universitaria "chirriaban" dentro de la concepción que la inversora tenía sobre la economía y el mundo de la empresa.

“Recuerdo mi primer año de carrera en Economía, tuve un profesor que definía la economía como "la ciencia que nos ayuda a decidir cómo vamos a utilizar los recursos que tenemos, y que son escasos, para resolver las necesidades que tenemos como sociedad".

Equipo de Ship2B Ventures con Maite Fibla en el centro de la imagen.

Equipo de Ship2B Ventures con Maite Fibla en el centro de la imagen.

Para mí, era eso realmente la economía y me producía un choque con el mundo actual donde "creamos empresas no para cubrir necesidades reales de la humanidad, sino para crear nuevas necesidades.

De alguna manera, esas reflexiones durante la carrera y sus primeros años de trayectoria profesional alrededor de la utilización de los recursos en las empresas le ocasionaba un 'chirrido' interno.

"Por eso cuando me encuentro con el emprendimiento social y de la empresa social durante mi etapa en la Generalitat es cuando todo empieza a encajar", argumenta con vehemencia.

"Es entonces, en 2008, hace casi 20 años, cuando empiezo a repensar la forma en que hacemos negocios y a repensar la economía. Eso no significa que estemos haciendo 100% mal todo, pero sí que había que pararse, pensar y darle una vuelta".

Llegó la hora de "trabajar por las personas"

Junto al proyecto de emprendimiento social se empezaba a lanzar otro proyecto en paralelo en la Generalitat que ponía el foco "en la responsabilidad sociocorporativa" de la entidad, "que eran, básicamente, temas de ESG. Antes de responsabilidad corporativa, ahora ESG", puntualiza.

Aquellos dos proyectos fueron críticos para que Maite visualizara que era el momento de "poner la economía y el sistema financiero a trabajar por las necesidades que tienen las personas".

"Necesitábamos crear una organización que pudiera sentar al sector público y privado en la misma mesa y hablar del impacto para impulsarlo en España"

En total, Fibla estuvo cuatro años en la Administración pública; dos en la Generalitat con el desarrollo de los proyectos mencionados, y dos más en una agencia de desarrollo económico intentando impulsar esta nueva forma de hacer negocios.

En 2013 Maite Fibla imprimió un punto y aparte en lo que había sido su trayectoria. Y es que, consciente de que la inversión de impacto necesitaba también de la esfera privada para despegar en España, impulsó junto a Xavi Pont lo que acabaría siendo la Fundación Ship2B, a la que también se sumaría Clara Navarro.

"Necesitábamos crear una organización que fuera independiente de la Administración pública y también de la esfera privada y que pudiera sentar a todas las partes en la misma mesa", sostiene.

"Ahí es cuando me cruzo con Xavi Pont y también con Clara Navarro, que en ese momento estaba trabajando en temas de emprendimiento social, y los tres a principios de 2013 creamos la Fundación Ship2B".

Primeros pasos de la Fundación Ship2B

El espíritu de aglutinar voces autorizadas del ámbito público-privado fue una máxima en el patronato de la fundación. "Contamos con personas referentes dentro del ámbito empresarial, de hecho nuestro primer presidente fue Josep Santacreu, consejero delegado de DKV; pero también estaba Genís Roca, gurú empresarial que nos aportaba una visión muy innovadora; Ignasi Ferrer, en ese momento director general del Grupo Pans & Company, y muchos otros".

También se dio cabida en aquel primer patronato al sistema financiero, "teníamos a Miquel Montes de Banc Sabadell, a Lluís Seguí de Miura Capital, a Ignasi Fonts de Inveready, etc".

Pero llegó 2014 y nuevos retos tocaron a la puerta. "Nos dimos cuenta que los emprendedores necesitaban financiación y que al sistema financiero, el venture capital y las redes de business angels, les costaba mucho entender qué es el social business, qué representaba una empresa de impacto".

Fue así como crearon la primera red de business angels de España y, justo en ese momento, Maite Fibla entró de lleno en el mundo de la inversión. Corría el año 2016.

Equipo de Ship2B Ventures en otra imagen de archivo.

Equipo de Ship2B Ventures en otra imagen de archivo.

Tras su primera etapa como inversora, en 2020 vio la luz Ship2B Ventures -junto a la Fundación Ship2B su otro hito profesional marcado en rojo en su trayectoria- con un fondo de 55 millones. Reconoce con orgullo que en la actualidad "tenemos una cartera de 54 compañías y gestionamos más de 60 millones, y estamos lanzando nuevos fondos, uno especializado en pediatría, etc".

Con este bagaje a sus espaldas, Fibla está convencida que su experiencia en la aceleración de startups tempranas en la Fundación Ship2B y el profundo conocimiento de la génesis y desarrollo del ecosistema de impacto en España son sus señas de identidad a la hora de definirse como inversora.

"Cuando estamos con los fundadores percibo esas miradas y pequeños gestos que son muy valiosos para saber ayudarles e interpretar qué necesitan"

Faltaría una más, una quizás poco tangible pero tan determinante como el resto: su inteligencia emocional y empatía para conectar con los fundadores.

"Suelen decirme que tengo una gran inteligencia emocional, porque veo cosas que otros no ven. Cuando estamos con equipos de cofundadores, percibo esas miradas y pequeños gestos que son muy valiosos. Soy capaz de filtrar este talento"

"Me gusta sentarme con los emprendedores, hablar con ellos, mirarles a los ojos, ver cómo transmiten". Es, de alguna manera, para detectar dónde pueden estar los problemas, sin que el emprendedor tenga que explicitarlo. "Ahí claramente sabes si tienes delante a un emprendedor que está de paso o es un emprendedor que se lo cree, e incluso se ve qué tipo de relación hay entre los socios".

Su mente "inquieta" e "inconformista" le lleva en este momento de la entrevista, casi cuando se cumple una hora ininterrumpida a lanzar el gancho para todo lo que está por venir.

Momento 'standby' para la reflexión

"Así que ahora estoy en un momento de parar y reflexionar, me gusta hacerlo a veces. Es necesario", nos esgrime.

Pero ¿hacia dónde se dirigen esas elucubraciones? Maite Fibla nos da las claves. Por una lado, hacia el siguiente paso de la inversión de impacto. "Cuando hablamos de economía de impacto, ya nos fijamos no sólo en el impacto, sino en qué profundidad estás teniendo con él, ¿estamos resolviendo realmente de raíz los problemas o sólo aportando soluciones superficiales?"

Y lanza una pregunta al aire: "¿Hacia dónde ir en los próximos 10 años? Porque los últimos 20 años el objetivo era demostrar que la inversión de impacto es rentable, que tenía sentido. Eso se ha logrado".

El segundo punto de sus reflexiones lo acapara el papel -o la ausencia de él, mejor dicho- de la mujer en el mundo de la inversión de impacto.

"Las mujeres siguen teniendo poco peso en este sector; más que en la economía tradicional, pero necesitamos un 50-50. No estamos creando una inversión de impacto realmente balanceada", se lamenta. "Y esto es un tema que siempre hemos trabajado desde Ship2B".

"Al final quien decide hacia dónde va la economía son los inversores, quien decide hacia dónde va el mundo del venture capital son los inversores, y ahí, las mujeres no están. Cuesta muchísimo", concluye.

Sus reflexiones nos dejan dos conclusiones: la primera, que el emprendimiento español tiene ante sí un reto mayúsculo de redefinir o reconfigurar el rumbo del impacto para afrontar en los próximos años los grandes retos que tenemos como sociedad. Y dos, que para esta ardua meta se necesitan muchas Maite Fibla.