Centro de datos de OpenAI en construcción.
El pasado mes de enero, coincidiendo con el regreso de Trump a la Casa Blanca para comenzar su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, los principales CEOs de Silicon Valley manifestaron su respaldo a la nueva administración republicana.
Uno de los eventos más representativos de este nuevo acercamiento entre el gobierno y Silicon Valley fue el anuncio de la iniciativa Stargate, en la que Sam Altman, CEO de OpenAI, presentó un fondo de 500.000 millones de dólares destinado a expandir la infraestructura de inteligencia artificial en todo el país.
Se trata del proyecto más ambicioso de la historia reciente en el ámbito tecnológico, pero ahora sus líderes se han visto forzados a reducir las previsiones que tenían para este año.
Un punto clave en la expansión de esta infraestructura son los centros de datos, que están encontrando una creciente oposición en los estados donde se están instalando. Los residentes se quejan del ruido constante de los ventiladores y del enorme consumo de agua que requieren los servidores de la IA para mantenerse a una temperatura adecuada.
Mientras tanto, los representantes políticos de los estados han logrado firmar acuerdos atractivos con las grandes firmas de Silicon Valley que están expandiendo sus operaciones en este sector, incluyendo xAI, de Elon Musk, y Meta, de Mark Zuckerberg.
Según el medio The Wall Street Journal, OpenAI ha confirmado que este año deberá conformarse con la construcción de un solo centro de datos, que probablemente se ubicará en Ohio.
Al parecer, el socio de OpenAI, la firma de inversión japonesa SoftBank, ha tenido desacuerdos con el equipo de ChatGPT a la hora de decidir la localización de estos centros.
En un inicio, la cifra comprometida para la primera fase de inversión en Stargate era de 100.000 millones de dólares. Los grandes actores tecnológicos de EEUU no quieren perder terreno frente a su principal rival, China, que avanza a grandes pasos en el desarrollo del aprendizaje automatizado.
La ambición es tal, que Trump no dudó en eliminar los límites a la extracción de petróleo, gas natural y minerales, deshaciendo algunas de las políticas climáticas establecidas por el anterior presidente, Joe Biden.
En un momento crítico, en el que la IA no es bien recibida por todos debido a la amenaza que representa para millones de empleos susceptibles de ser automatizados, la iniciativa Stargate se presenta como una solución, ya que prometió la generación de 100.000 puestos de trabajo.
“Esta iniciativa impulsará la creación de cientos de miles de empleos que esperamos se generen con Stargate en los próximos años”, comentaba OpenAI en un comunicado la semana pasada.
“Estimamos que la construcción, el desarrollo y la operación de los 4,5 GW adicionales de capacidad de centros de datos crearán más de 100.000 empleos en funciones de construcción y operación en EEUU. Esta estimación incluye empleos directos de tiempo completo necesarios para operar los centros de datos de Stargate, trabajos temporales de construcción y empleos indirectos, como los relacionados con la manufactura y los servicios locales”.
La historia de Stargate se acaba de iniciar, pero ya deja claro el complejo equilibrio entre ambición tecnológica, intereses políticos y realidades sociales. Si OpenAI logra cumplir con sus promesas sin ignorar los impactos directos de este megaproyecto, podría marcar el inicio de una nueva era industrial.