Este 2024 seguimos con grandes conflictos activos, sin ponernos realmente de acuerdo para evitar el colapso del planeta, con un 25% de población sin agua potable y en una carrera tecnológica sin precedentes entre países y empresas que definen los algoritmos que deciden por nosotros.

Por otro lado, estamos consiguiendo tener conocimiento y tecnología suficiente para producir agua potable, medicamentos, energía y alimentos para la humanidad entera preservando la regeneración del planeta.

¿Y porque no lo hacemos? De manera sencilla, llegaríamos a dos conclusiones, la primera es que cuanto más consumidores, mejor, aunque no como vecinos y la segunda es que desde que los humanos habitamos el planeta, avanzamos en tecnología, aunque no en la misma velocidad, en valores. El problema no es la tecnología, el problema es el liderazgo.

En este 2024 el desarrollo de la innovación tecnológica seguirá avanzando: inteligencia artificial, supercomputación, cuántica, neurotecnología, hidrógeno y edición genética por poner unos ejemplos pero este año será, además, el año de la aplicación de la regulación y los estándares a las aplicaciones de dichas tecnologías, especialmente, en inteligencia artificial (IA).

La demanda del New York Times contra OpenAI y Microsoft por utilizar sus artículos para entrenar sus algoritmos o publicar contenidos sin permiso, no es la primera ni será la única, pero si establecerá un precedente. Esto no es una disyuntiva entre lo humano o lo sintético, o la innovación o la humanidad, sino que pone en jaque al modelo de liderazgo estos son mis valores, pero si conviene, los cambiamos.

La falta de transparencia en los datos y las fuentes con que se entrenan las IAs así como los criterios éticos con que se diseñan los sistemas y los algoritmos y por tanto los posibles sesgos tanto en los datos como en los propios algoritmos y por tanto el riesgo de discriminación algorítmica y la falta de privacidad y seguridad de los datos serán de rabiosa actualidad por su impacto.

El desconocimiento sobre cuáles son las fuentes que alimentan estos algoritmos, han hecho que la autoría de una obra, su propiedad y la integridad de la información pasen a ser un gran reto y de ahí se derivan riesgos como la desinformación o la violación del copyright. Ni lo uno ni lo otro son nuevos, el problema ahora es la velocidad y el alcance. El liderazgo basado en el creo algo que puede destruir la humanidad, pero ayúdenme a no hacerlo mientras facturo, no es creíble.

La innovación es per se arriesgada porque hacer cosas que nadie ha hecho o buscar soluciones, a problemas no resueltos, requiere nuevas maneras de hacer y a menudo probar cosas sin conocer las consecuencias. Por eso la innovación necesita ambición para perseverar y libertad, aunque la libertad no es libertinaje y no es incompatible con valores. De momento, el problema no es la inteligencia artificial o la innovación en general, es la conducta humana

Cuando una innovación tiene el potencial de transformar el mundo en positivo pero a la vez de convertirse en una amenaza para la democracia y la confianza social mal utilizada, es cosa de todos. El liderazgo de cuanto más, mejor o cuanto más yo, mejor, no va. Esto no es libertad, es monopolio. En cualquier startup sabes que no puedes trabajar solo y es mejor tener el 5% de algo con valor que el 100% de una empresa sin futuro.  

Necesitamos lideres con mentes innovadoras para buscar soluciones, pero creíbles, es decir, sabios y honestos. En un mundo que valora el conocimiento y nuestra capacidad de innovación, es esencial aquellos líderes que se reconocen por la sabiduría y la humildad.

La humildad te permite tener la mente abierta, lo contrario te reduce a ti mismo y a tu poco conocimiento. La humildad siempre abrirá más puertas porque reconoce los logros de los demás y hacen que el mundo avance.

La humildad no te hace inferior a nadie, te hace consciente de que nadie es inferior a ti así que necesitamos líderes humildes que ambicionen un buen resultado para todos y que utilicen la innovación para solucionar nuestros problemas, no crear nuevos.

Mi propósito para este 2024 es insistir en un acuerdo de la humanidad para que la tecnología solo se utilice para el bien de las personas, esto cambiaría el mundo y sería INCREÍBLE, con INnovación ambiciosa para transformar el mundo con liderazgo CREÍBLE.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.