La transferencia del conocimiento desde las universidades españolas hacia la sociedad es un tema tan reclamado como insuficientemente resuelto, lastrado por la rigidez de nuestro sistema para facilitar ese proceso y por la falta de incentivos reales para incluso iniciarlo.

Nuestros ratios de transferencia están desequilibrados respecto al conocimiento que somos capaces de generar, y por tanto, de manera objetiva se pone de manifiesto que sigue habiendo mucho camino que recorrer al respecto. Si bien estamos en la décima posición en cuanto a producción científica, en cuanto a innovación estamos en la posición trigésima según el 'Global Innovation Index' de 2021, lo que nos debe obligar a poner en marcha herramientas capaces de corregir ese desequilibrio.

Es importante entender que la transferencia es una actividad fundamentalmente comercial y a largo plazo. Las universidades pueden ser el gran departamento de I+D de una gran empresa que es la sociedad, y en medio tiene que haber una actividad de comercialización. Eso quiere decir que la transferencia de conocimiento y tecnología se rige por parámetros similares a los de un proceso de venta. Es por tanto imprescindible conocer qué necesita el cliente, qué está demandando para poder así culminar el proceso con éxito. Ese cliente es la sociedad en general, y en particular son las empresas, la administración o el ciudadano de a pie, al fin y al cabo.

En cualquier caso, la universidad tiene que preservar su espacio para la investigación básica, sin presión por alcanzar obligatoriamente el mercado. Ese espacio forma parte también del equilibrio necesario. Los resultados de la investigación podrán tener su impacto o no en la sociedad, pero la clave está en identificar cuáles de ellos podrán recorrer ese camino para acompañarlos en el momento preciso de madurez hacia el mercado. Lo anterior solo se puede hacer teniendo la visión global y simultánea de qué demanda la sociedad y de qué es capaz de ofertar la universidad.

Como en muchos ámbitos profesionales, la colaboración entre disciplinas es esencial para llevar a cabo lo expuesto más arriba. Al igual que en una intervención quirúrgica compleja en la que es necesaria la colaboración de diferentes especialidades, la transferencia requiere muchas veces un abordaje investigador diverso que sea capaz de entender el proceso de venta en su conjunto.

De la misma manera, y al igual que en el mundo empresarial, realizar esa venta desde el mundo académico requiere perfiles de gestión y de apoyo especializados capaces de conducir los resultados del investigador hacia su comercialización final. Se trata de perfiles de marketing-comunicación, promoción de investigación, gestión de proyectos, valorización, propiedad industrial, desarrollo empresarial, emprendimiento, etc. que canalicen toda la actividad de transferencia desde una perspectiva multidisciplinar.

Para reconducir el éxito de transferencia en las universidades es imprescindible reforzar de forma eficaz los vínculos con la sociedad y, como ejemplo de ello, en la Universidad Carlos III de Madrid hemos puesto en marcha en los últimos años una iniciativa para reflexionar periódicamente sobre los retos emergentes de la sociedad.

Es una manera de poner en común la opinión de investigadores de ingenierías, de humanidades, de ciencias sociales o jurídicas para resolver aspectos que demanda la sociedad. Anualmente se analizan diez nuevos retos de la sociedad y del sector productivo, facilitando la interacción y conocimiento mutuo entre los investigadores y se identifican expertos de diferentes áreas de conocimiento, startups o empresas de nuestro ecosistema para reflexionar juntos y aportar respuestas a dichos retos.

El objetivo final no es otro que acercarnos cada vez más a los desafíos sociales y empresariales y que se perciba a la Universidad como un socio de confianza, cercano, que con un abordaje multidisciplinar ayude a la innovación de las empresas y entidades y a la construcción de una sociedad innovadora, que tal como expresa uno de nuestros retos de este año, “se centre en generar oportunidades y no nuevas desigualdades, una innovación al servicio de las personas”.

*** Carlos Blanco es vicegerente de Investigación y Transferencia UC3M (Parque Científico UC3M - Leganés Tecnológico).