Alejandro Esteve de Miguel

Alejandro Esteve de Miguel

La tribuna

CLM: adiós a los actos de fe sobre los contratos

21 febrero, 2022 03:03

Todas las empresas afrontan un presente lleno de cambios y adaptación a las nuevas tendencias, y aún más las grandes corporaciones, dada la complejidad de su estructura.

Nadie quiere quedarse atrás en un entorno cada vez más competitivo y los esfuerzos de las compañías en mejorar su oferta y sus operaciones productivas son ingentes. La modernización de los procesos es una necesidad para las empresas pero ¿qué hay de las operaciones legales?

Como abogado mercantilista, tuve la ocasión de comprobar cómo el rendimiento, la efectividad y la eficiencia son palabras que inundan la realidad actual de las compañías y el énfasis en estos conceptos tiene como resultado un producto o servicio, en muchas ocasiones, sobresaliente.

Sin embargo, resulta contradictorio que las empresas mejoren sus servicios, procesos y productos pero dejen de lado la mejora de las operaciones legales, porque de estas depende el avance de la mayoría de las decisiones estratégicas.

El departamento legal condiciona en gran medida la toma de decisiones de una compañía: los nuevos acuerdos con terceros, las decisiones estratégicas… todos dependen de los contratos del equipo jurídico y de su visto bueno. Y a este, muy habitualmente, le desborda el trabajo.

Por muchos esfuerzos que se hagan por conseguir la máquina más rápida, si luego se tardan semanas en colaborar y firmar un contrato, se crea un gran embudo que compromete el resultado final.

La tecnología está aquí para ayudar también en el departamento jurídico que, aunque resulte algo más reacio a los cambios, se ve claramente beneficiado por ella. Soluciones como el CLM (en inglés Contract Lifecycle Management) permiten automatizar, estandarizar y controlar los procesos de los contratos que manejan día a día los departamentos legales.

Así, se garantiza la seguridad del proceso documental, al mismo tiempo que se libera al departamento jurídico de tareas repetitivas y procesos de aprobación que se vuelven tediosos en el día a día.

No solo es una cuestión de rapidez en la ejecución de sus decisiones, sino de la propia salud de la compañía. Un abogado interno liberado de gran parte de su trabajo más mecánico y pesado aprecia más su trabajo, lo afronta con mayor entusiasmo: puede centrarse en aportar su verdadero valor y en velar activamente por la seguridad jurídica de la corporación.

Cabe añadir que, ante la falta de tiempo, en muchas ocasiones la revisión de los contratos se deja de lado o se obvia, sobre todo en aquellos considerados de menor importancia o que tratan asuntos de menor importe.

Realizar este acto de fe supone abrir una brecha de seguridad que expone a las compañías a riesgos muy graves, multas, sanciones, incluso pleitos millonarios que las pueden llevar a la quiebra.

La mejora de la tecnología elimina errores humanos y mitiga en gran manera las contingencias legales de las compañías, ya que los documentos se crean de forma automática sin generar ningún tipo de error y siguiendo siempre los parámetros marcados por asesoría jurídica.

En este sentido, la mejora activa de las legal operations supone una ventaja competitiva directa para las compañías, les permite adelantar por la derecha a la competencia.

Cada vez más empresas conocen el potencial de unas operaciones legales bien engrasadas y la inversión en tecnología aumenta, en compañías de sectores que van desde el farmacéutico, la banca, seguros o bienes de consumo, entre otros.

Algo que es independiente del tamaño de la empresa, tanto las grandes como las medianas y más pequeñas pueden adoptar esta tecnología para incrementar la eficiencia en sus procesos. El 2021 State of the Industry Report del Corporate Legal Operations Consortium (CLOC) afirma que, el año pasado, las compañías invirtieron 1,2 millones de dólares de media en soluciones legal tech.

Según el mismo informe, las prioridades para los departamentos legales, por otra parte, empiezan a ser claras: un 57% considera de alta prioridad automatizar los procesos legales, mientras que un 54% piensa que lo más urgente es implementar nuevas soluciones tecnológicas. Las elegidas, gestión contractual y control sobre los procesos. Entre los innovadores, las prioridades están orientadas al uso de nuevas tecnologías.

Según expertos como Alejandro Touriño, presidente de la Sección TIC del Colegio de Abogados de Madrid y socio director de Écija, y Eva Bruch, consultora en transformación digital y socia de Alterwork, la tecnología avanza hacia los despachos de abogados y la automatización documental será uno de los grandes pilares de la inversión en legal tech este 2022.

Las grandes corporaciones y sus departamentos legales deben dejarse sorprender. La innovación tecnológica no debe verse con miedo y escepticismo, sino como una gran oportunidad, ya que un pequeño cambio y aprendizaje del presente puede marcar los éxitos de la próxima década.

*** Alejandro Esteve de Miguel es CEO y cofundador de Bigle Legal.

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