La Real Fábrica de Tapices de Madrid todavía fabrica tapices. Los gestores públicos vendrán a hablar de la gestión pública de sus proyectos, no de política. Y a los premiados los elegirá un jurado independiente. A veces lo obvio, lo es. Y nos sorprende. Porque vivimos en una época fake.

El 2 de diciembre Disruptores e Innovadores (D+I) tejerá el Mapa de la Digitalización en España con los consejeros de Innovación de las comunidades autónomas y concejales de las principales ciudades. Y como colofón entregará los D+I Innovation Awards 2021.

Como llevamos más de una década en esto y hemos pasado por la etapa inicial en la que muchos creían que estábamos chalados; por la media, en la que nadie nos entendía; por la avanzada, en la que daba miedo lo que contábamos y por la actual, cuando todos quieren digitalizarse... Y, además, porque somos Disruptores, nos permitimos algunos lujos. Como el de exponer los proyectos de inteligencia artificial, robótica o impresión 3D en un entorno tan tradicional como una Fábrica de Tapices. Allí se cruzan todavía manualmente millones de hilos para tejer casi todas las grandes alfombras de centros oficiales que se pisan en España.

El 2 de diciembre, durante todo el día, se tejerá a mano, a voz, a ideas y a talento. En diversas mesas de análisis veremos cómo el mapa de España se está especializando en esta era digital. Serán sus máximos responsables, los consejeros autonómicos y concejales de innovación quienes nos lo cuenten, con el agradecido patrocinio y apoyo intelectual de destacados directivos de SAP, Amazon Web Services, Sothis, Qualcomm, Entelgy, Globant y Evobanco y con el gran apoyo de los ayuntamientos de Madrid, San Sebastián, Zaragoza

Ahora que se habla mucho de la España vaciada, de lo radial y lo periférico, en un mundo económica y socialmente global, es bueno poner el foco en lo local. Porque si la digitalización acorta algo, además de costes, es distancias. Porque va a combatir las principales causas del éxodo del talento a las grandes urbes: la oferta de trabajo y los servicios de salud, educación y ocio. La digitalización puede poner en el mapa con un trazo más grueso a muchas regiones y ciudades y sus gestores lo saben.

Esperamos de esos gestores públicos que acudan a la cita como lo que son, gestores. Dejando a un lado la política que les llevó al cargo. No deseamos un debate de posturas políticas. Sí una suma de ideas, proyectos y buenas reflexiones sobre cómo hacer realidad los cambios.

Y como colofón de la jornada se entregarán 10 premios, los D+I Innovation Awards 2021. La estatuilla se fabricará in situ durante la jornada, pero no a mano... ya se lo contaremos. Es triste tener que explicarlo, pero los premios los elige un jurado. Es triste porque ya no quedan casi premios en los que no haya trampa. Que no se compren. Y el jurado no será de postín, sino de prestigiosos profesionales que saben de verdad de digitalización y cuyos nombres y criterios de valoración ya se han hecho públicos, una vez han deliberado. 

Premiamos a los más disruptores en una hilatura fundada en 1721, hace justo 300 años. Después de que España perdiera la Guerra de Suceción y con ella los territorios de Flandes de donde procedían los tapices.

Hay que ser muy disruptor cuando proceda, pero conservar parte de las buenas esencias clásicas. La disrupción tiene que aprender a ser adaptativa si quiere consolidarse. Hay centenares de ejemplos que fracasaron por anticiparse a su tiempo en exceso.

En busca de la disrupción

Y entrando ya a cumplir con nuestro compromiso dominical, el resumen a lo mejor de la semana de D+I, les sirvo un primer plato que me ha encantado leer. La decisión de Llorente y Cuenca de apostar por la disrupción, de invertir en startups del sector de la comunicación y el marketing en el que trabajan.

Han creado un fondo de inversión, LLYC Venturing, para invertir 5 millones en 20 startups en un plazo de 4 años. Se enmarca en la estrategia que la compañía llama Deep Digital Business y que espera suponga la mitad de su facturación en 4 años.

El fondo de la compañía que lidera José Antonio Llorente busca startups enfocadas a software destinado al marketing digital, inteligencia artificial centrada en la comunicación y el marketing, firmas de blockchain que permitan transformar la comunicación, de IoT que mejoren la comunicación persona/máquina y empresas de realidad virtual que ayuden a mejorar experiencias inmersivas.

Y ahí, cuando LLYC se ponga a explorar, le surgirá el debate que se nos cruza muchas veces. ¿En qué merece la pena invertir y en qué, esperar o pagar un as a service? Porque curiosamente, el mismo día y al día siguiente de su anuncio, se publicaban en D+I dos piezas sobre los logros de MarIA. 

Cinco meses después de su lanzamiento, este proyecto de inteligencia artificial ya empieza a resumir y generar textos. En castellano y como si hubiesen sido escritos por humanos. El gran paso es que siguiendo lo que se hace ya en inglés, el supercomputador de redes neuronales entiende y escribe la lengua española

MarIA es un proyecto del que ya les hemos hablado otras veces, impulsado por el Barcelona Supercomputing Center e IBM. Lo más importante, y de ahí las dudas que puede suscitar para alguien que se esté planteando algo parecido, es que es un sistema abierto para que lo use cualquier desarrollador, empresa o entidad. 

La base en la que se apoya el supercomputador MareNostrum que lo sustenta es imbatible: Para crear el corpus de la red neuronal de la lengua española, la base de la que aprende el robot, se utilizaron 59 terabytes del archivo web de la Biblioteca Nacional. El supercomputador los procesó y eliminó todo lo que no era correcto, para lo que empleó casi siete millones de horas. El resultado, espectacular: 201.080.084 documentos limpios que ocupan 570 gigabytes de texto sin duplicidades.

Según Marta Villegas, directora de MarIA, "cuando esté listo este sistema podrá hacer, por ejemplo, un resumen del periódico o de textos complicados, funciones que ya son posibles en inglés pero que en castellano todavía quedan lejos”.

Y en un futuro no muy lejano predice que "todo el mundo podrá escribir en su idioma y la tecnología será la encargada de traducirlo a la lengua que cada persona desee, o bien realizará traducción simultánea en las videoconferencias, o también subtitulación automática de películas”.

Hace unos años conocí a una startup que lo hacía, desconozco si con tanto rigor. Seguro que con un corpus muchísimo menor. Pero la traducción simultánea la tenían tan avanzada que la Comisión Europea les contrató para reducir sus tareas de traducción a todos los idiomas de la Unión. La duda que surge a cualquier startup como ésta o a un inversor es: ¿Merece la pena invertir en algo que la competencia o la colaboración pública puede superarnos? O ¿y cómo sé que algo en lo que voy a apostar hoy no va a ser superado en unos meses y voy a quedar obsoleto a mitad de la inversión? Esa es y va a ser el gran riesgo digital, una eterna disquisición en los nuevos tiempos, para LLYC y para todos.

Recuperar rentabilidades

Esta semana compartí conversación con un representante del sector ganadero que veía en la tecnología una oportunidad para implantar las exigencias de bienestar animal y de mayor control de las granjas de todo tipo de animales. La ley les va a obligar a muchos controles y eso sólo puede solucionarse con facilidad y bajos costes con la sensórica y la inteligencia artificial. La ley va a digitalizarles a la fuerza.

La tecnología no sólo será la solución, sino que puede volver a poner en rendimiento explotaciones que ya no lo eran. El lunes, D+I les contaba el objetivo del proyecto Human Animal Interaction en las granjas porcinas para conocer el bienestar animal. Los cuidadores de los cerdos llevarán cámaras en sus cascos que grabarán la reacción de los animales ante el contacto con el humano. Sus reacciones a los colores que visten o lo que escuchan. 

Los datos se tratarán con deep learning para reforzar las actuales auditorias de bienestar animal que miden lo evidente hasta el momento. La iniciativa es de los propios productores. Se nota que es uno de los sectores a los que mejor ha ido la coyuntura en los últimos años.

Otro sector, pero que ha vivido vacas flacas, es el turismo. Ahí el enfoque de la digitalización está en atraer nuevos clientes. Para los interesados, les recomendamos que cliquen aquí para ver un buen puñado de proyectos que se han presentado esta semana en el Tourism Innovation Summit de Andalucía. Dos ideas han quedado claras: que la pandemia ha acelerado las iniciativas y que el sector sólo podrá afrontarlo co-creando con startups y tecnológicas.

En otro sector, el agroalimentario, se está creando un corredor en el Valle del Ebro que apuesta por los avances en los envases. Los nuevos materiales inteligentes sin duda ayudarán mucho. El viernes les contamos que Calahorra ha sido la localidad elegida para ubicar el Centro Nacional de Tecnologías del Envase. El futuro del plástico y los retos del medioambiente van a estar muy presentes en sus investigaciones.

En la industria, el martes D+I les contó cómo DFactory, la fabrica del futuro impulsada por el Consorcio Zona Franca de Barcelona, empieza a tomar forma. Se inaugurará a final de mes. En 100.000 metros cuadrados aspiran a acoger a los proyectos más vanguardistas y punteros de la industria europea. Manufactura avanzada (industria 4.0 y fotónica), impresión 3D, robótica, ciberseguridad y blockchain, Inteligencia Artificial (IA), sensórica (IoT) y ciberseguridad son los ámbitos en los que acoterá empresas.

Y para concluir por esta semana, dos áreas en las que quizás nunca nos imaginamos que habría avances tecnológicos.

Para la primera, cruzamos el charco. Shyft es la startup que lucha por simplificar las tortuosas mudanzas y la fragmentación del sector. La firma se ha presentado en Miami tras operar en 68 países. ¿Qué aportan? Gestionan todo el proceso de principio a fin: la elección de la empresa de mudanzas, el horario y términos de recogida, seguimiento del camión, entrega y posible comunicación entre cliente y consumidor.

Sin embargo no son ni empresa de mudanzas. Son una fintech. ¿Por qué? Porque cada vez crece más para estas startups la ola del “buy now, pay later” (compra ahora y paga después), que se extiende a muchos servicios. Mudarse es algo costoso, si alguien te lo pone fácil y te aplaza el pago... es capaz de tener 200.000 clientes y 48 empresas en su marketplace, como Shyft.

Y concluimos con el que a mi modesto criterio es sin duda el avance de la semana. Es del CSIC. Robots que son capaces de manipular la ropa para ayudar a vestirse, doblarla o hacer la cama. Lo relativamente fácil es que el robot manipule objetos rígidos. Basta con darle una coordenada con tres puntos para que lo manipule. 

Ya tienen prototipos de robots capaces de poner manteles en las mesas, plegar ropa o ayudar a personas con movilidad reducida a vestirse o comer. Están avanzando para hacer las camas y recoger ropa usada. Y también en que el robot dé de comer solo cuando observe que la persona tiene la boca abierta, o que si ésta muerde la cuchara, no tire con fuerza para sacarla de la boca porque le podría dañar

Este apasionante avance está en fase de investigación. ¿Seremos capaces en este país, que tiene como asignatura pendiente la transferencia del conocimiento, que alguna de nuestras empresas sea una de las pioneras en este campo en el mundo?... ¿Y por qué no?

** Rafa Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group.