En enero de este mismo año, publicaba una columna como la presente bajo el título de 'Baila, robot, baila'. En dicho texto, bastante comentado en redes sociales -y en no menores debates presenciales- analizaba el vídeo de turno de los robots bailongos de Boston Dynamics.

Era la expresión anecdótica de una tecnología extraordinaria sin duda alguna (no hay comparación posible en términos de agilidad y equilibrio para un robot cuadrúpedo), pero sin aplicaciones prácticas concretas.

De hecho, la principal crítica en aquella columna era la falta de rentabilidad de esta compañía: en 29 años de vida, Boston Dynamics nunca ha dado beneficios y el año pasado vendió menos de un millar de dispositivos en todo el planeta. Ni Google, primero, ni Softbank después supieron darle uso a esta tecnología. Ahora, bajo el paraguas de Hyundai, la firma busca aplicar estos robots de última generación en casos de uso inmediatos que le den sentido a tamaña innovación.

Hay que reconocerle a Boston Dynamics una buena decisión en estos últimos tiempos: abrir sus robots -en concreto el 'perro' Spot- a socios capaces de integrarlos en verticales específicos con la incorporación de otras tecnologías -sensorización, cámaras, inteligencia artificial...- de terceros. 

Imagen del robot Spot de Boston Dynamics y un sensor de sonido que se puede incorporar al dispositivo, en la sede madrileña de Plain Concepts. Foto: A. Iglesias Fraga.

Imagen del robot Spot de Boston Dynamics y un sensor de sonido que se puede incorporar al dispositivo, en la sede madrileña de Plain Concepts. Foto: A. Iglesias Fraga.

Uno de estos aliados es Plain Concepts. La empresa cuenta desde hace unos meses con un robot de Boston Dynamics sobre el que han ido probando diferentes sistemas (sensores de ruido, cámaras, sensores químicos...) con una hoja técnica que abarca desde los kits de Azure Percept a los algoritmos de la misma casa en la nube, pasando por una conexión 5G de Huawei. 

Pero dejemos la ficha de proveedores. Un día más tarde de la presentación a medios y clientes, tuve la ocasión de tener una visita privada a sus oficinas en el centro de Madrid. Por supuesto, lo primero que sorprenden son las extraordinarias capacidades de este robot: subiendo escaleras, esquivando obstáculos, identificando toda clase de objetos... 

Una vez superada la fase de impresión, toca hablar de esos casos de uso que tanto venimos demandando a Boston Dynamics. Tal y como explican desde Plain Concepts, ya han identificado aplicaciones prácticas como la creación y actualización de gemelos digitales (gracias a su movilidad y con cámaras 360º), vigilancia de escapes químicos (de nuevo, mediante rutas programadas que detecten esas incidencias y tomen decisiones en tiempo real), operación en entornos de riesgo (incendios, catástrofes, derrumbes...) o la inspección visual o térmica de cualquier infraestructura.

La verdad por delante: muchas de estas aplicaciones del personalizado Spot pueden conseguirse con despliegues tradicionales de internet de las cosas. Y, obviamente, el coste de uno de estos robots es difícil de amortizar respecto a sus alternativas actuales. Desde la consultora defienden, por el contrario, que la posibilidad de llevar este dispositivo a cualquier lugar es un verdadero diferencial, así como su capacidad operativa en terrenos desiguales o problemáticos. 

Ahora queda constatar si las empresas ven con el mismo interés que los tecnólogos este tipo de robots. Los expertos de Plain Concepts confiesan estar en negociaciones con compañías de distintos sectores, desde 'retail' hasta construcción o industria. Pero todavía queda pasar por las fases de prototipado y escalado, hasta consolidar estos dispositivos como una auténtica realidad en el día a día de cualquier negocio.

El tiempo marcará los designios de estos bailongos y, parece que ya útiles, robots.