David Fernández, consejero delegado de Teoxane Ibérica

David Fernández, consejero delegado de Teoxane Ibérica

Especial

La innovación es una obligación

28 julio, 2021 02:24

Innovación es una palabra muy de moda en los últimos tiempos. La innovación aparece ligada al desarrollo y al avance en términos generales de la sociedad y de la tecnología, puesto que el fin último de toda innovación es generar valor. Sin embargo, gran parte de esta innovación es percibida con escepticismo por parte de los clientes, que la consideran más una estrategia de marketing que una solución a alguno de sus problemas.

En el contexto híper competitivo de mercado en el que nos encontramos, la innovación por parte de las compañías es necesaria para el desarrollo de ventajas competitivas y la supervivencia de la empresa. Sin embargo, su ausencia se disfraza en muchas de ellas de artificios para poner un envoltorio nuevo a productos preexistentes o copiados sin disimulo.

Sin una innovación constante, real, las empresas corren el riesgo de quedar desfasadas en el mercado. Moda o no, lo cierto es que en la actualidad innovar es necesario para que las corporaciones continúen siendo competitivas.

Innovar es una obligación

El crecimiento del sector de la medicina estética es fruto de la pandemia mundial, la digitalización y la sobreexposición a las cámaras de redes sociales y plataformas de reunión en streaming, así como la macrotendencia de cuidado personal y el desarrollo de productos más seguros y reabsorbibles.

En estética, innovar y tener la vocación para ello es, además, asignatura obligatoria debido al empoderamiento del paciente, el aumento de las exigencias de recuperación inmediata a su actividad normal y la demanda de naturalidad por parte de los pacientes.

Por ello, sin innovación será mucho más complicado crecer para las empresas, puesto que lucharán con productos obsoletos y cada vez menos adaptados a las tendencias actuales. Los resultados tendrán una visión de la medicina estética como reparadora y no como acompañante en el proceso de envejecimiento.

Será mucho más difícil que los productos incorporen a su diseño todos los recientes descubrimientos que se están desarrollando en anatomía facial y que nos permiten entender el envejecimiento de una manera impensable hace sólo diez años. La sostenibilidad en los tratamientos, ya que la medicina estética acompaña al paciente durante un mayor porcentaje de su vida, es más complicada con productos antiguos que usan una mayor cantidad de químicos.

En el pasado reciente, innovación era una palabra que estaba ligada a innovación de producto, incluso hoy en día, gran parte del manejo de la innovación está referido a producto. Sin embargo, esto es un factor limitante, ya que las necesidades de las clínicas y pacientes no tienen que verse necesariamente cubiertas por nuevos productos, sino que también existen técnicas de abordaje, servicios y modelos de negocio que pueden cambiar radicalmente el mercado y la forma de concebir el mismo producto.

En la actualidad es evidente que, sin innovación, es difícil que una empresa sea capaz, en el largo plazo, de satisfacer las necesidades de los clientes y de los consumidores y, por tanto, sobrevivir.

Romper las "reglas"

La cruda realidad es que, en términos generales, la mayor parte de empresas están más preocupadas por la competencia y por las "reglas" del negocio que por innovar aportando soluciones para los doctores. Más bien, para la mayor parte de las firmas dentro del sector de la medicina estética lo que se puede hacer está limitado. Es decir, estas empresas miran lo que están haciendo sus competidoras y focalizan sus esfuerzos principalmente en copiar lo que hacen, sin entender la estrategia y el razonamiento detrás y, precisamente, destruyendo cualquier oportunidad de crear valor con esta innovación.

Romper las "reglas" implica muchas veces el innovar y crear nuevos modelos de negocio en los que la competencia no está presente y en los que es posible extraer más valor para todas las partes implicadas. Aportar valor a las clínicas que genere a su vez mayor valor a sus pacientes y, de esta manera, crecer todos juntos.

En la mayor parte de organizaciones romper las "reglas" significa muchas veces adentrarse en territorios inexplorados en los que muchos directivos no se sienten cómodos, ya que supone asumir riesgos.

Dichas "reglas" limitan la mayor parte de las veces la capacidad para innovar y para saldar nuestra deuda con los pacientes que usan nuestros productos y con los doctores que confían en ellos para utilizarlos a diario en sus clínicas. Es decir, el riesgo y el miedo limita innovar y crear valor real para aquellos a los que nos debemos: doctores y pacientes

El futuro de la innovación en medicina estética

Creo firmemente que la innovación en medicina estética es altamente apreciada por los doctores que trabajan en nuestro sector y por los pacientes que reciben los tratamientos. Pero una innovación real, responsable y seria. Una innovación que aporta valor real y no meros artificios de marketing.

El camino hacia la profesionalización de la industria en medicina estética, así como el empoderamiento del paciente, orienta nuestro futuro hacia un sector más sostenible, con productos que consigan los mismos resultados y duración con menos niveles de agentes reticulantes y químicos.

Además, nos lleva hacia un sector más riguroso, con ciencia que apoye el desarrollo de indicaciones basadas en ensayos clínicos y publicaciones que mejoren la seguridad para los pacientes y con productos específicamente diseñados para áreas anatómicas y cuyo desarrollo está basado en las características únicas del área facial.

Dirigir los esfuerzos de innovación hacia una medicina estética como acompañamiento al envejecimiento de los individuos ya no se trata de una opción, sino de una imperiosa necesidad social.

La medicina estética ya no repara ni retoca, eso lo hace la cirugía plástica. La medicina estética ayuda a sentirse mejor, te acompaña en tu proceso de envejecimiento, manteniendo tu expresión de manera natural. La medicina estética es una necesidad que cada vez toma mayor relevancia para ayudarnos a sentirnos más felices y seguros de nosotros mismos.

*** David Fernández es consejero delegado (CEO) de Teoxane Ibérica.

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