'Braveheart' (Mel Gibson)

'Braveheart' (Mel Gibson)

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Valentía

23 mayo, 2021 03:45

Dirigir en una empresa privada es una parte esencial para prosperar en la economía moderna. Hoy en día, con la confianza frágil que vemos en muchos entornos, la gran deuda de la que no consigue salir ningún gobierno y las empresas internacionales apretando los cinturones, ser valiente es crucial para asegurar y promover una recuperación.

Soy de las que piensa que haciendo las cosas de forma distinta y apuntando alto, se marca la diferencia. Y no creo que esté teniendo un momento William Wallace en la película Braveheart, pero acordándome de una serie de reuniones y conversaciones que he tenido en las últimas semanas, estoy si cabe, aún más convencida de que una parte importante del liderazgo contiene el elemento de la valentía.

En un diccionario, la palabra valentía significa “determinación para enfrentarse a situaciones arriesgadas o difíciles” y esta definición se puede aplicar perfectamente al entorno de trabajo en el que vivimos.

No creo que la valentía sea un nuevo requisito para los negocios, ni que haya sido una habilidad que no se haya necesitado en el pasado. Si buscamos ejemplos de éxito en los negocios en los últimos años encontramos la valentía como elemento clave en cada uno de ellos. Desde Steve Jobs, fundador de Apple, Elon Musk con una inventiva que no tiene límites, creador de Tesla Motors y Space X, o Howard Schultz, creador de mis queridos cafés Starbucks entre muchos otros.

Charles Luckman, arquitecto y hombre de negocios estadunidense decía que el éxito es un viejo trio compuesto de habilidad, oportunidad y valentía. La valentía es definitivamente clave para tener éxito en el negocio, pero un poco de suerte también.

Quizás, según muchos negocios avanzan en eso que llamamos digitalización, no se debe caer en el error de ser influenciados por herramientas que nos saquen de nuestra creatividad. Necesitamos crear ambientes de trabajo que estén abiertos al cambio y las mejoras continuas.

Ser valiente no es necesariamente fácil. Es arriesgado y no todo el mundo tiene el coraje para hablar de lo que realmente es importante y de lo que está convencido. También requiere desarrollo y preparación, para que, a la hora de comunicar esa nueva idea o propuesta, ésta no resulte una confrontación y, sin embargo, sea constructiva e inclusiva.

A través de la valentía nos llega la oportunidad de innovar, de pensar y hacer cosas de forma distinta. También nos da la oportunidad de crear valor y una nueva cultura de trabajo.

Ser valiente no implica tener que hacer un cambio drástico en la forma de trabajar, ser valientes puede simplemente cambiar la forma en la que interactuamos con otros, compartir nuestra visión, adoptar nuevos retos, ser los dueños de nuestros resultados y siempre pensar en cómo mejorar.

Ser valiente no llega de forma automática, pero si haciendo pequeños cambios en los que se puede trabajar de forma individual y colectiva. De esta manera, se puede incorporar la valentía dentro de la cultura de las organizaciones.

A mí me gusta decirle a mi equipo esas frases tan conocidas como la de “apunta a las estrellas y llegarás a la luna” o la de “seamos realistas y hagamos lo imposible”. Junto con una serie de acciones estoy convencida de que se pueden crear organizaciones con una mentalidad ambiciosa y dispuestas a ser valientes como, por ejemplo:

- Empleando tiempo en demostrar y compartir con la organización ejemplos de valentía para que el equipo y cada individuo esté siempre apuntando alto con el objetivo de mejorar sus resultados.

- Animando a que la valentía sea parte de un entorno seguro para que la gente piense, diga o haga las cosas de forma distinta. Creando entornos en los que se pueda retar el statu quo y apoyar al equipo a que lancen iniciativas, asumiendo que algunas obviamente fallarán.

- Asumiendo retos motivantes. Haciendo lo que está bien y no siempre lo que es más fácil... y, por último, siendo abiertos y honestos. Esa es una frase que siempre decía mi abuelo Nicolás: “en la vida hay que trabajar y ser honrados” y ¡qué razón tenía!

Ser valiente no es fácil: es arriesgado, es complicado y muchas veces nos hará caer. La valentía también la podemos entender como la manera en la que nos enfrentamos a la incertidumbre causada por nuestros propios miedos y dudas. Siempre que tenemos delante de nosotros dos alternativas y decides arriesgarte antes de detenerte, eso es de ser valiente.

Y volviendo a aquella escena de la película de Mel Gibson en su caballo con su falda escocesa, en medio de la campiña y delante de todos aquellos hombres en la película de Braveheart, de alguna forma u otra, yo os animo a pensar que todos nosotros podemos atrevernos a ser más valientes, hablar de forma más valiente y dirigir de forma más valiente.

*** Patricia Núñez Sanz es SMB and channel director Iberia de Lenovo

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