En España encontramos más de 2,9 millones de pymes. De ellas, el 39% son microempresas, el 5,4% se corresponden al tamaño pequeño y 25.644 son medianas compañías. Si lo ponemos sobre el plano general del tejido productivo, hablamos de que casi nueve de cada diez negocios entran en esta definición. Una singularidad de nuestro país que, como todo en la vida, trae aparejadas ventajas y desventajas por igual.

Entre las primeras, la velocidad y agilidad de respuesta ante las demandas cambiantes del mercado. En el polo negativo de la ecuación, una notable falta de recursos y un lastre llamado economía de escala que dificultan su competitividad ante los grandes conglomerados empresariales.

Por ello, que las pymes tomen la digitalización como un arma competitiva resulta tan obvio como evidente es su ausencia. 

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"Las pymes son las que conciben el futuro de la economía, pero necesitan apoyarse en varias palancas para conseguirlo, entre ellas, la tecnología", explica David González Seco, líder de Midmarket and Channels en SAP. "Operan en el mismo mercado que las grandes corporaciones y están expuestas a los mismos condicionantes y disrupciones que ellas. Sin embargo, no están tan diversificadas y son más hiperdependientes porque tienen menos recursos".

En resumidas cuentas, la pyme debe defenderse y operar en un contexto cada vez más difícil y dominado por la globalización. Y lo hace, hoy por hoy, sin digitalizar ni tan siquiera el corazón de su negocio, precisamente lo que cubren las soluciones ERP (Enterprise Resource Planning) como las que comercializa la propia SAP.

"Cerca del 80% de nuestros clientes en España son pymes, de menos de 200 millones de euros en facturación; la mayoría por debajo de los cien. Eso en cuanto a la mediana empresa, pero también trabajamos con mucha pequeña empresa que vertebra el territorio nacional y que tienen un doble reto, el global y el del abastecimiento y gestión del talento en sus ubicaciones", destaca el ejecutivo.

Nueva propuesta para este segmento

No se puede decir que el brazo comercial de esta multinacional alemana esté resultando en balde, puesto que SAP captó más de 220 clientes nuevos en 2022. Empero, la ambición de digitalizar al máximo número de pymes ha llevado a la compañía que dirige Christian Klein a crear una propuesta comprehensiva para acercarse a este segmento de actividad.

Grow with SAP, que así se llama el programa, incorpora "todos los elementos críticos para digitalizar la pyme, no sólo la capa tecnológica sino también la forma en que debe ser consumida", detalla González Seco. 

La materialización de estas palabras cobra cuerpo con el despliegue de un ERP en la nube pública, en modalidad SaaS. A este núcleo se le une el acceso a la Business Technology Platform de SAP ("que permite, con semántica de negocio, relacionarse con otras aplicaciones, con los reguladores y con su ecosistema") y el uso de motores avanzados de inteligencia artificial o desarrollo low-code/no-code para profesionales no técnicos.

Y como no sólo de tecnología va la cosa, la propuesta que lanza SAP incluye también las mejores prácticas y procesos estandarizados por sectores e industrias, así como una metodología propia de despliegue y gestión del ciclo de vida de la herramienta, una amplia oferta formativa y acceso a la comunidad de usuarios de la casa.

Con todo ello, SAP aspira a aterrizar con más fuerza en el siempre desafiante entorno de la pequeña y mediana empresa, tras conquistar a lo largo de las últimas décadas el corazón de la gran compañía. La simplicidad prometida, su versatilidad y un tiempo récord de adopción (cuatro semanas para una startup y entre 2-3 meses para el resto) son sus grandes activos ante sus rivales de gran calado.

¿Innovación constante o planificada?

El despliegue en la nube, en la ya mentada modalidad de software como servicio, supone eliminar la mayor parte de la complejidad en la implantación de una herramienta como el ERP, tan potente como intrincada. Y, a mayores, permite a la propia SAP actualizar las funcionalidades en base a un ritmo de "innovación continua"

Eso sí, a diferencia de algunos de sus rivales, los germanos no entienden esa constancia como una sucesión imparable de mejoras. La norteamericana Oracle, sin ir más lejos, se compromete públicamente a actualizar su ERP cada 90 días, pero para los vecinos europeos esto es un error.

"Nosotros actualizamos dos veces al año, en base a un calendario preestablecido y conocido por los clientes, partners y la comunidad. No creemos que empujar la innovación de manera constante sea el mejor camino, porque las empresas tienen unos procesos y tiempos determinados. Los ciclos de actualización requieren de un proceso entendible y que sea asumible por parte de las empresas", sentencia David González Seco a preguntas de D+I.