Bolsas hidrosolubles, solución antiCovid para hacer la colada nacida de una pelota de golf

Bolsas hidrosolubles, solución antiCovid para hacer la colada nacida de una pelota de golf

Investigación

Bolsas hidrosolubles, solución antiCovid para hacer la colada nacida de una pelota de golf

Desarrollado por una empresa valenciana, se usa en lavanderías sanitarias para controlar y evitar la propagación del virus, además de ser cien por cien biodegradable

10 noviembre, 2020 12:14

En su afán por crear un material plástico hidrosoluble y respetuoso con el medioambiente, Green Cycles fabricó una bola de golf cuya investigación posterior le ha permitido lanzar su solución antiCovid: la bolsa de lavandería soluble cien por cien en agua, biodegradable, compostable y no tóxica.

La empresa ubicada en Rafelbunyol (Valencia) es una de las pocas del mundo y la única en España y Portugal que fabrica film y bolsas que se disuelven completamente en agua a cualquier temperatura, como la "innovadora" bolsa que "controla y evita la propagación del virus" en lavanderías sanitarias.

Así lo sostiene a EFE su directora general, Elena Moreno, que explica que tras 16 años de investigación en esta línea y mediante distintas técnicas, han diseñado y patentado productos como tacos de cartucho para caza, carcasas pirotécnicas o bolsas para dosificación de detergentes.

El producto de Green Cycles, una vez cumplido su fin y bajo la acción combinada del agua y la temperatura, se disuelve por completo y, gracias a la presencia en el medio de microorganismos animales y vegetales, acaba por ser cien por cien biodegradable y se composta en mucho menos tiempo.

Según Moreno, gracias a la bioxidación, en determinadas condiciones de temperatura y humedad, "al final lo que tienes es todo agua, sales minerales y abono, con una calidad mayor y sin dejar ningún residuo, lo que hace que la tierra sea más fértil".

En 2019, la empresa vendió 150.000 unidades de bolsas hidrosolubles en España, pero con el estallido de la pandemia llevan suministradas desde el 9 de marzo más de 4,5 millones de unidades.

"Es una lástima que haya tenido que venir una pandemia para que nos hayamos visibilizado", lamenta Moreno, quien resalta que su solución no es temporal porque "el riesgo de contagio de un virus en una lavandería hospitalaria está siempre, no solo ahora". La ropa se mete en la bolsa, se cierra con el mismo material y se introduce en la lavadora: "Evitamos la propagación del virus y controlamos mejor el contagio por manipulación de textiles que hayan estado en contacto con personas infectadas".

"En pocos segundos, la bolsa se ha disuelto y al final del ciclo tienes la ropa limpia, desinfectada y ningún residuo", apunta y destaca: "Este tipo de productos en el que desaparece el material de un solo uso como esta innovadora bolsa es un producto estrella". "Hemos tenido que pasar por esta situación desastrosa, tremenda y dramática para darnos cuenta de que poner una barrera y evitar que la gente manipule dependiendo qué cosas es un beneficio y no un coste extrae", insiste.

Y todo empezó con pelotas de golf 

El primer producto que sacó la empresa valenciana con técnica de inyección fue una pelota de golf "y sirvió para aprender cómo se tenía que formular el material". "Pensé que la figura más sencilla era la esfera y que si le ponía los hoyitos era una bola de golf", explica; lo desarrollaron al advertir que en los cruceros "hay mucha gente que juega el golf y muchas veces la bola cae al mar", y que hay campos cerca de acantilados y las pelotas "acaban en el océano".

No se trata de una pelota de competición, porque estas son "muy sofisticadas, sino una bola maciza del mismo material" que vale como "pelota de prácticas", aclara Moreno, que subraya que con este material, "a la vez que practicas deporte, sabes que si la bola cae el mar, en pocos días se disuelve y lo que quedará es abono".

Reconoce que su uso limitado hace que comparado con un plástico tradicional cueste más, pero si se hace una visión global y circular "no solo no es más caro, sino que es más barato". Si se quiere dar una segunda vida al plástico tradicional "hay que gestionarlo, recogerlo, limpiarlo y volver a procesarlo, y con mala suerte, acaba en el océano" y con esos extracostes, el plástico de Green Cycles es más barato.

"Todo el mundo en los hospitales me dice que el producto le encanta y le encaja hasta que llegamos al tema del precio, porque todavía no tenemos esa visión periférica y global, sino que comparamos material con material", lamenta.

"La diferencia sustancial respecto a otros biodegradables compostables del mercado es que el nuestro se disuelve en agua y eso acelera los otros procesos. Mientras otros se pueden descomponer en entre dos y 10 años según el producto, cuando hicimos la prueba de certificación, en 35 días ya se había biodegradado", añade.