Uno de los bancos fabricados por Gravity Wave a partir de los residuos de tarjetas bancarias.

Uno de los bancos fabricados por Gravity Wave a partir de los residuos de tarjetas bancarias.

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Cómo reciclar las tarjetas del banco sin uso y convertirlas en mobiliario urbano a medida

El Banco Santander, la tecnológica G+D y la startup Gravity Wave se alían para dar una segunda vida las tarjetas dañadas y caducadas. 

18 junio, 2022 02:56

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En el último año han caducado más de dos millones de tarjetas bancarias procedentes de una sola entidad financiera de nuestro país. Estos son los cálculos que ha realizado el Banco Santander cuando ha evaluado los residuos que provoca su actividad y, en concreto, aquella relacionado con el uso de este activo que, hoy, sigue siendo uno de los principales medios de pago de sus clientes.

Unas tarjetas que, cuando ya no pueden utilizarse, acaban o bien olvidadas en un cajón o bien en un vertedero donde son destruidas generando basura. Y esto en el mejor de los casos.

Afortunadamente, hoy existen alternativas para darles una segunda vida útil: la reutilización de sus materiales para la fabricación de otros productos y contribuir así al modelo de economía circular.

Un proceso que no es fácil ya que las tarjetas bancarias contienen elementos electrónicos que hay que separar, tratar y recuperar. En el caso de la antena ésta va soldada al plástico y su separación no es posible con la maquinaria que actualmente utilizan en las plantas recicladoras.

Algunas soluciones consisten en la combustión del plástico para eliminar esa parte y recuperar la antena y el chip, pero no es una opción sostenible. Por ello, Santander junto con la tecnológica alemana Giesecke+Devrient (G+D), también presente en España, decidió explorar otras alternativas para aprovechar todos los residuos que generan esas tarjetas en desuso

Recuperar y reciclar

Para sacar adelante el proyecto había dos retos que salvar: la recuperación de las tarjetas y cómo reciclarlas para su posterior reutilización. La entidad financiera se encarga de la primera parte.

“Realizamos la recogida a través de los 4.800 cajeros que tenemos distribuidos por toda España”, explican fuentes de Santander. Lo harán apelando a la voluntad de sus clientes a través de una campaña de comunicación en la que darán cuenta de esta iniciativa cuando les entreguen una nueva tarjeta para reponer la caducada o dañada.

Por su parte, G+D se ha encargado de desarrollar el proceso posterior. “Una vez que Santander captura estas tarjetas a través de sus ATMs [cajeros], se envían a las instalaciones que tenemos en Torrejón de Ardoz, en Madrid. Allí, se separan según los distintos tipos de tarjetas para, después, tratar el residuo triturando el material y preparándolo para la fase productiva”, describe Ricardo Alonso, director de ventas de G+D para la región de España, Portugal e Israel, a D+I

Un material que, en ese segundo uso, la startup alicantina Gravity Wave utiliza para fabricar mobiliario urbano a medida, pudiendo elegir color y tamaño. “La materia prima ya tratada se mezcla, mediante un proceso de inyección, con otros materiales para obtener los primeros bancos realizados con tarjetas bancarias y residuos marinos”, explica a este medio Julen Rodríguez, codirector y cofundador de Gravity Wave.

Unos residuos marinos que incluyen redes de pesca recolectadas en el mar Mediterráneo. Una actividad de recuperación que esta empresa lleva a cabo con la colaboración de más de 4.000 pescadores distribuidos por todo el Mediterráneo, no sólo en España.

Su propósito es limpiar el mar de estos desechos y, además, revalorizarlos dándoles salida en forma de otros productos. En este caso, en el diseño de equipamiento para la vía pública. El Banco Santander donará el mobiliario fabricado con este proceso a diferentes instituciones públicas como el Ayuntamiento de Valencia.

G+D se encarga de coordinar las actividades y el proceso entre las distintas empresas colaboradoras en esta iniciativa. Según la compañía, la captación de 400.000 tarjetas equivale a dos toneladas de PVC reciclado con las que se podrían crear 130 bancos públicos. Calculan que en España hay 430 toneladas de plástico en circulación que provienen de las tarjetas bancarias.