Exterior de las nuevas ofi cinas de Norvento en Lugo.

Exterior de las nuevas ofi cinas de Norvento en Lugo.

Innovadores

El edificio 'desconectado' se independiza de la red eléctrica

Norvento ha desarrollado para sus nuevas ofi cinas un 'cerebro' inteligente que organiza y gestiona de forma autónoma las fuentes de energías alternativas

26 marzo, 2018 00:00

No conozco otro edificio europeo con tantos sistemas de energías renovables, como este”, aseguraba Miguel Arias Cañete, comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, en la inauguración de la sede corporativa de Norvento en Lugo, el pasado 19 de marzo. Es el único edificio español de oficinas alimentado solo por fuentes renovables (eólica, solar, fotovoltaica, biomasa y geotermia), y totalmente desconectado de las redes de energía eléctrica y de gas del país. El edificio sirve a 200 trabajadores, es el centro demostrador de Norvento, y clientes de varios países estudian adoptar la solución.   

Quienes visitábamos el Centro de innovación Norvento Enerxía (Clne) admiramos las instalaciones en forma de peine que penetra en la campiña. La composición de los ventanales corridos y los lucernarios, iluminan las mesas de trabajo para ahorrar energía, y evitan el reflejo del sol en los ordenadores. Las geometrías de las estancias alejan las impersonales oficinas, es un luminoso oasis de rústica piel. “¿Cómo habéis logrado poner un exterior de madera de eucalipto en un edificio ubicado en el lluvioso Lugo?”, inquiría el comisario al arquitecto Patxi Mangado, el padre del diseño.

Norvento ha empleado seis años de trabajo y 12 millones de euros de inversión en su edificio Clne. La clave del esfuerzo ha sido desarrollar el Sistema inteligente de gestión de la energía, que integra las microrredes eléctrica y térmica (para agua caliente sanitaria, aire acondicionado y calefacción), con el sistema de baterías para almacenar electricidad, y los tanques para guardar agua caliente y fría.

El sistema regula en tiempo real la electricidad y el calor/frio a la demanda de los trabajadores. Un segundo nivel con inteligencia artificial suma la información metereológica con la ocupación del edificio, entre otras, para acoplar los recursos a la demanda a cuatro días vista. Es el cerebro del sistema, y aprende de la experiencia.

“Siete investigadores (ingenieros eléctricos, electrónicos y de software) han trabajado durante tres años para hacer el Sistema de gestión. Ha sido un reto el aglutinar todas las fuentes alternativas de energía del edificio en nuestra propia red eléctrica de forma estable, para alimentar los equipos informáticos y el centro de proceso de datos de la oficina, muy sensibles a las distorsiones de potencia propias de redes eléctricas con gran presencia de energías alternativas, como es la nuestra”, asegura Manuel Pinilla, Director Comercial de Norvento, e ingeniero industrial.

Los sistemas de generación eólico y solar fotovoltaico producen la energía a diferentes frecuencias y potencias a las de la red eléctrica convencional. Ambas pasan por convertidores electrónicos que adaptan las frecuencias, pero no las distintas potencias a las que luce el sol o se mueve el viento. Las diferencias de potencia son absorbidas por la dinámica de una gran red eléctrica que, como la española, está dominada por las fuentes convencionales de generación (nuclear, carbón, gas e hidráulica), de suministro regular. El problema es que estas diferencias no son absorbidas por las redes con predominio de energías renovables.   

El notario de los edificios


El 60% de la energía del edificio de Norvento procede de las placas fotovoltaicas de sus instalaciones, un aerogenerador produce otro 35%, y el restante 5% es biomasa producida a partir del aceite de guisar de los hogares de los empleados. “Nuestro sistema inteligente controla en tiempo real los convertidores electrónicos de todas las fuentes de energía y de las baterías, y suministra la electricidad a la red de forma estable, absorbiendo los picos de potencia que pudieran introducir distorsiones. Gracias a él podemos estar desconectados”, puntualiza Manuel Pinilla.

Una microrred de climatización geotérmica sirve el agua caliente, el aire acondicionado y la calefacción. El edificio tiene siete pozos geotérmicos a 130 metros de profundidad con bombas que extraen calor de diez a quince grados de temperatura, y lo acumulan en un tanque de agua fría, o lo concentran a 80 grados en un tanque de agua caliente. Ambos alimentan el circuito radiante con rejillas del suelo y el sistema de ventilación, y recuperan un 20% de la energía al renovar el aire del edificio por las rejillas del techo. Del centro de proceso de datos (está a 22 grados) se recupera el 48% de la energía empleada.

Un problema. El precio de la energía del edificio supera al del mercado, la empresa promete igualarlo en 2023, y rebajarlo en 2030. Un resort mexicano de lujo con difícil salida a la red eléctrica estudia implantar el sistema. Este tipo de clientes, y los amantes de la sostenibilidad, son los clientes tipo del edificio desconectado.