Iván Navas, CEO de Doofinder en las oficinas de la compañía en Madrid.

Iván Navas, CEO de Doofinder en las oficinas de la compañía en Madrid. Julio Miravalls

Startups

Doofinder, una tecnológica española que vende un 80% fuera sin financiación externa

Ofrece un buscador interno para la tienda 'online' de pequeños negocios, para que puedan ofrecer las mismas funcionalidades que Amazon.

21 mayo, 2021 01:23

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A veces, los parámetros considerados incuestionables para el desarrollo de una startup se trastornan por completo y rompen los esquemas. Es el caso de Doofinder, compañía a la que ni siquiera toca ya definir como una startup con sus 10 años de existencia.

Factores que rompen los estándares: Doofinder es una compañía tecnológica íntegramente desarrollada en España que, sin embargo, vende su producto (software as a service) en todo el mundo –un 80% en Europa (España incluida) y un 20% más allá– desde su sede única en Madrid.

Más detalles: se declara número uno en Europa y número dos del mundo en su especialidad, si bien reconociendo que en su nicho hay una decena de competidores significativos en todo el planeta. Pero es un liderazgo poco frecuente en compañías hispanas.

Y lo más llamativo, jamás ha tenido ni ha buscado un céntimo de financiación externa. Todo su crecimiento ha sido con recursos propios, "autofinanciación", y reinversión de sus beneficios.

Iván Navas, CEO, cofundador y copropietario de la empresa, a medias con su socio Enrique Martínez Pagés, hasta ahora CTO, explica a D+I las peculiares características de Doofinder.

Básicamente, "es un buscador interno para que una tienda pequeña pueda funcionar online como Amazon", sintetiza.

Su buscador maneja el inventario, actualizado de manera automática, pero "con la posibilidad de hacerlo también manualmente" cuando conviene. Y gestiona el 'escaparate' de productos que se muestran al posible comprador, según sus consultas. Luego volvemos sobre eso.

De 'call center' a buscador

El origen de su historia, hace unos 12 años, fue la confluencia de dos perfiles muy diferentes: "Mi socio ya programaba páginas en los inicios de la web, en los años 95-96. Y yo soy vendedor. Trabajaba en atención al cliente para grandes multinacionales. Vendía proyectos de call center para 100 personas, 500 personas… Proyectos de millones de euros", relata Navas.

"Veía lo que pasaba en internet, desde fuera, y pensaba que se podía hacer algo. Pensaba en abaratar costes. Si una empresa gasta 300 millones en atención al cliente y soy capaz de reducir un 1% las llamadas, son tres millones de ahorro. Algo me decía que ahí había un posible negocio", rememora.

Por otra parte, su socio quería dejar el mundo de las páginas web. Martínez le dijo a Navas: "Yo sé programar y tú sabes vender, pues voy a hacer un producto y tú lo vendes". Y así empezó todo.

Se pusieron a trabajar en la idea de automatizar los call centers. Empezaron a desarrollar un producto que llamaron 'Help Z'. Navas empezó a visitar multinacionales de seguros y banca. "Pero no era un producto, era un proyecto".

"Nos dimos cuenta de que, dentro de esa web de ayuda, la funcionalidad a la que más horas habíamos dedicado y que funcionaba muy bien era el buscador. Y ambos teníamos la experiencia de buscar algo en un ecommerce y no encontrarlo…". Así que, concluye esta parte de la historia, se pusieron a buscarle una utilidad a su buscador.

Sondearon opciones en diversos sectores, incluyendo algún medio de comunicación, hasta que decidieron "enfocarlo a la necesidad real que tiene una tienda".

"No fuimos cabezones con la web de ayuda", dice Navas. "Coges lo mejor que haces y lo aprovechas. Y a lo mejor la primera idea que tenías no era tan genial como pensabas".

En diciembre de 2011 tuvieron su primer cliente. Entonces la empresa se convirtió en "Doofinder, que no era el nombre original sino la marca del producto". Enseguida, en febrero de 2012, llegaron el segundo y el tercero. Y "en 2014, el primer cliente francés, luego otro de Italia…".

Software como servicio

Su modelo de negocio se basó desde el primer momento en software como servicio (SaaS), con servidor desde la nube. "Hace 10 años hablabas de SaaS y la gente no sabía que lo que era", recuerda Navas. Era una idea recogida por Martínez durante un viaje de observación de tres meses en Estados Unidos. Luego se pasó un año programando, hasta convencerse plenamente de que el software funcionaba como él quería.

"Lo mejor de internet es que democratiza el acceso. ¿Quién podía tener un CRM? Cuatro empresas en España. Las multinacionales que podían invertir millones. Internet te permite, en eso fue Salesforce el pionero, que cualquier empresa del tamaño que sea pueda acceder a una tecnología impensable 20 años atrás".

El pago por servicio, aclara Navas, es mediante 'paquetes' o tramos de suscripción. El que más lo usa, más tiene que pagar. Puede utilizarse gratis para un número reducido de búsquedas. Una tarifa muy básica podría empezar en 29 euros al mes.

Al CEO de Doofinder le gusta subrayar algunos hitos que definen su historia. "El primer año tuvimos una facturación de 3.500 euros al mes y el segundo pasamos a 10.000. Ese salto nos permitió contratar a otra persona, para Francia. Vimos que era posible vender en otros países y ya contratamos a gente de Italia, algunos más para Francia y Alemania".

En aquellos tiempos, comprobado que "la contabilidad no es lo mismo que la tesorería", a Navas y Martínez les tocó hacer economías, retrasando el cobro de sus sueldos, para poder seguir reinvirtiendo y creciendo.

Otro hito que señala Navas fue cuando, al mes de contratar su segundo cliente, que fue K-Tuin (distribuidor de Apple), el director técnico le llamó para trasmitirle la felicitación de su director general por haber aumentado las ventas un 10%. "Le dije a mi socio: Enrique, tenemos la gallina de los huevos de oro".

Hoy en día su negocio cuenta con 5.500 clientes en más de 50 países, incluidos Estados Unidos, Japón, Irán… "Sí, Irán", insiste Navas. Su facturación en España "no es en ningún caso más del 20%" (la agrupa con el paquete europeo) y tiene un equipo multinacional de programadores, "todos con residencia en Madrid. El año pasado éramos 35 personas y ahora somos 80", subraya. Aunque la oficina, por la covid y el teletrabajo, ahora está medio vacía.

En Estados Unidos les dijeron que para vender allí no necesitaban trasladarse, se podía hacer desde Madrid. "Casi desde el minuto uno decidimos contratar gente de para vender fuera. A muchos colegas les cuesta, porque tienen el 50% de sus clientes en España. Pero en nuestro sector para mí es la clave del éxito de la escalabilidad, para poder pasar de facturar 6 millones a 10 en un año".

Esas son las cifras que maneja de sus últimos ejercicios, "planificando crecimientos del 100% anual". Y sin someterse "a rondas de inversión ni nada de eso". Admite que, con los factores de cálculo al uso, su empresa debería tener ahora una valoración en torno a los 100 millones.

"Nos llaman inversores y de vez en cuando tenemos que hablar con alguno. Alguna vez digo que podríamos pensar en la venta de la compañía…", dice bajando un poco la entonación. Pero de inmediato confiesa que su verdadero sueño es convertirla en un unicornio.

Más rápidos que Google

Y a todo esto, ¿qué es lo que hace de Doofinder un producto atractivo para un ecommerce"Es un buscador interno, un mini Google, que permite que cuando un usuario busca en producto lo encuentre, u otro muy similar. Y que la tecnología quede por debajo", especifica.

"Podemos ofrecer un resultado personalizado al usuario desde su primera sesión. Y sin haberse registrado", afirma Navas, subrayando el perfeccionismo de su socio, que no dio por bueno el algoritmo de búsqueda hasta que "bajaba un milisegundo los tiempos de Google".  

Sin entrar en demasiados detalles técnicos, explica que su tecnología se origina en el concepto de web semántica, de la que tanto se hablaba hace algunos años.

Es un modelo de categorización de los elementos que permite al sistema valorar el peso de determinadas palabras, en una búsqueda en lenguaje natural, y descartar las que no aportan información, contrastando los criterios de etiquetado de los productos en la tienda.

El sistema utiliza inteligencia artificial, en la actualidad aprovecha las librerías disponibles en Web Services, con funciones de lenguaje predictivo. Si las primeras letras que se escriben parecen llevar a una palabra relevante, el sistema la propone.

También sabe encontrar similitudes fonéticas, "porque si un usuario no sabe cómo se escribe Dostoyevski, pero pone algo parecido, el buscador puede ofrecerle sus libros".

Doofinder hace, en fin, ese tipo de aproximaciones a las que ya nos hemos acostumbrado con el buscador, que le permiten identificar si una consulta es, por ejemplo, de material deportivo, y si se prefiere algún tipo de color, aunque el color no forme parte del etiquetado.

La filosofía es "sustituir a un dependiente, en lo que hace en la tienda offline". Hay automatismos para responder a las búsquedas, tratando de acotar lo que el comprador quiere, aunque "al propietario le puede interesar mostrar un producto y también hay herramientas para subirlo o bajarlo".

Y, por supuesto, si el comprador está registrado en la tienda y se identifica, el sistema aprecia su historial para ajustar más lo que le ofrece, basándose en las preferencias conocidas sobre marcas, precios, tipos de producto, etc. 

No obstante, Navas señala que la mayoría de sus clientes hacen menos uso de lo que les gustaría de las opciones de personalización que permite el control de la aplicación, cuya "instalación es tan sencilla como poner un javascript. Copian y pegan una línea de código dentro de su página web y a partir de ahí funciona".

Por supuesto, para ser internacional, es sensible a idiomas. "Tenemos 15 idiomas, creo…", afirma, sin asegurar la cifra con rotundidad. Pero no tiene funciones de traducción. "Si entras en una página alemana, lo normal es que busques en alemán".

Las próximas novedades que pueda presentar Doofinder en su insólita ejecutoria son imprevisibles. La compañía acaba de fichar a Leandro Pascual, procedente del equipo del buscador de Amazon, para que ejerza la tarea de CTO. El socio Enrique Martínez ha decidido liberarse del día a día, para dedicarse a la creación y diseño de nuevos productos y tratar de imaginar el siguiente paso en el futuro.