El equipo de Kanteron Systems, con sede en Valencia.

El equipo de Kanteron Systems, con sede en Valencia.

Comunidad Valenciana

La plataforma de la española Kanteron integra todos los datos médicos del Covid-19 (y gusta a la OMS)

La empresa readapta su sistema de gestión de información médica para acelerar y mejorar el diagnóstico, detectar brotes o acertar con el tratamiento de cada paciente

5 mayo, 2020 07:00

Jorge Cortell era jugador profesional de basket, pero después de sus tres primeros partidos, se rompió las dos rodillas. “Fue la carrera más corta de la historia”, recuerda a INNOVADORES. Una desgracia que fue capaz de convertir en oportunidad. No podría volver a la cancha, sí a la Universidad. Ya había estudiado Empresariales, pero no le entusiasmaba. Optó por la Informática y se marchó a Oxford. Allí, tras meses de cirugías y rehabilitación, se especializó en imagen médica y creó su empresa, Kanteron Systems, en Valencia. Hoy, tras haber conquistado hospitales de medio mundo, la compañía ha adaptado su plataforma médica a la lucha contra el coronavirus.

Cuál fue su sorpresa al descubrir que el área de imagen médica de los hospitales es “la única que está completamente digitalizada desde hace dos décadas”. Ocurrió en Nueva York, donde viajó para abrir una filial. Conoció a una paciente oncológica que recibía tratamiento en dos de los principales centros de la ciudad. “Me dejaron asistir al comité tumoral, donde diversos especialistas valoran los diferentes aspectos de la enfermedad y ahí vi que todos discutían”.

¿El motivo? El desorden en la información. Nada, excepto las imágenes, estaba digitalizado. “Usaban desde hojas de cálculo a post-its, para mí era barbárico y primitivo”. Les pregunto por qué trabajaban así. La respuesta: “Porque no hay otra cosa”. “Entendí que hacía falta crearlo”. Cortell llamó a la oficina y paralizó todo el trabajo, incluidas las ventas.

El equipo se dedicó de lleno a desarrollar eso que no existía, una plataforma capaz de unificar los datos digitales de todas las áreas del hospital con el objetivo de mejorar el sistema de tratamiento. Su sistema “recopila toda la información del paciente, detecta las variantes, hace un análisis y ofrece una recomendación, que puede ser la medicación” y todo ello, de forma automática.

Desde entonces, su tecnología se ha implantado en cientos de centros de todo el mundo como 20 hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unido, el Colegio Americano de Radiología (ACR), el Texas Pain Institute, el Berli Jucker de Bangkok o Hospital 20 de Noviembre de México DF.

Y, de repente, llegó el Covid-19. “Aún no se sabe lo suficiente de la enfermedad, pero sí están claros algunos elementos importantes como que, para reducir la transmisión entre facultativos, cuanto menos trabajen al lado de pacientes, mejor”, indica. De aquí surgieron las primeras peticiones de sus clientes. Demandaban una telemedicina, donde los profesionales médicos pudiesen trabajar desde casa con toda la información que disponen en el hospital, incluidas las imágenes médicas.

Kanteron consiguió adaptar su plataforma para que radiólogos, patólogos o genetistas mantuviesen su actividad desde el hogar. También, por su puesto, habilitaron las vídeoconsultas. Así comenzó la empresa valenciana a adaptar su tecnología a la atención en una pandemia global.    

Pero hacía falta más. “Nos dimos cuenta de que los criterios para el diagnóstico iban evolucionando”, comenta Cortell. Al principio, el TAC parecía una prueba extraordinaria porque se ve una “opacidad” en los pulmones. “El problema es que dejas fuera a muchos casos”, dice. Y es que no todos los centros tienen un TAC o, si hay una avalancha, no se puede hacer esta prueba a todos; además, hay pacientes que por salud directamente es inviable. “Si el método de diagnóstico pasa por un procedimiento que no se puede aplicar a todos, vamos mal”, apunta el CEO.

La plataforma de Kanteron aúna los TAC, las pruebas de ultrasonidos y los rayos X para avanzar en ese diagnóstico. “El sistema puede incorporar muchas pruebas distintas y te permite usar la que quieras”. Si a todo esto, se añade el PCR, “aporta mayor fidelidad y menos falsos positivos”.

Además, cuanta más información está centralizada, se puede empezar a hacer estudios. “Mejora el seguimiento y es posible recibir notificaciones en tiempo real”. Cortell comenta que, actualmente, las estadísticas de los gobiernos tienen un promedio de una semana. “Desde que te pones enfermo, te diagnostican y se envía del gobierno regional al nacional, pasan unos siete días”, Con su plataforma, los datos son instantáneos.

La principal adaptación que ha hecho Kanteron está enfocada en el área de farmacogenómica. “Parece que hay un componente genómico en la enfermedad, no es solo respiratoria”, indica. Se refiere a esos dedos o labios morados que se producen en algunos pacientes. “Parece que hay algo circulatorio, cardiovascular, aunque es muy preliminar”. Algunas investigaciones apuntan a que el virus podría afectar a cómo los glóbulos rojos transportan la sangre. “Demuestra que hay un componente genómico más considerable”.

La comunidad global ahora estudia qué medicamentos funcionan con determinados pacientes según su ADN. “No hay suficientes pruebas clínicas para obtener la solución”. Sin embargo, Kanteron está incorporado a sus algoritmos todas las publicaciones científicas a nivel global. “Esperamos que en breve podamos ayudar a filtrar a la población, no solo por edad, sino por ADN”.

Cortell confía en el poder de la genómica en el tratamiento del coronavirus. Aparte de que la secuenciación genómica ha sufrido un abaratamiento brutal, está aumentando el número de laboratorios, profesionales y software capaz de calcular tantos datos. "Al final, terminaremos todos secuenciados". Ahí hay dos tipos de pruebas: las reducidas (PCR) y las completas (exoma o genoma). Aunque las segundas son más caras, "no hace falta que te vuelvas a secuenciar".

Pero el equipo de Kanteron quería saber si realmente su plataforma adaptada podía aportar un soporte a la lucha contra el coronavirus y a futuras pandemias (“esta no va a ser la última”). “Podríamos haber preguntado a la industria o a los clientes, pero preferimos ir a la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Contactaron con un par de expertos y les enseñaron el sistema: “Les pareció la bomba”.

Ahora, esta nueva versión de su tecnología ya está funcionando en todo Perú (con más de 200 hospitales y clínicas públicas) y hospitales de México, Colombia, Tailandia, Inglaterra y Estados Unidos.